Charlize Theron: «Adoro ser la dueña de mi negocio»

Es habitual, al entrevistar por teléfono a cualquier intérprete de más o menos renombre, tener que pagar el peaje a representantes y publicistas que se suman a la conversación por diversas líneas, controlando que nada se salga de la ruta previamente pactada. Por eso sorprende gratamente recibir una llamada un jueves a la hora de la cena y escuchar al otro lado una voz ronca diciendo sencillamente: “Hola, soy Charlize, ¿qué tal?”. Charlize es Charlize Theron (Benoni, Sudáfrica, 46 años), ganadora del Oscar por Monster (2003), actriz y productora, una de las mujeres más respetadas de la industria cinematográfica internacional.

Con 15 años fue testigo de cómo su madre, víctima de malos tratos, mató a tiros a su padre en defensa propia. Con 16 pasó un año en Milán trabajando como modelo. Con 17, tras una lesión de rodilla, tuvo que olvidarse de su sueño de ser bailarina y con 20 probaba suerte en Hollywood. Antes de cumplir los 30 ya presumía de una estantería repleta de premios y producía casi todas las películas en las que participaba, anticipando un movimiento que hoy empieza a ser habitual en la meca del cine, el de mujeres tomando el control para aportar su punto de vista. “Desde hace por lo menos una década casi todos los papeles que interpreto son en cintas que también produzco”, reconoce, “cuando solo actúas te presentas allí y haces lo que te toca; sabes que cada uno está haciendo su parte. Pero cuando produces eres responsable de todo, es un ambiente muy distinto”. Ella disfruta de todas las facetas: “Adoro mi trabajo y adoro mi independencia. Adoro ser la dueña de mi negocio. No hay un aspecto que prefiera sobre los demás porque me gusta hacer que cada ámbito sea especial. Encontrar el equilibrio y conseguir que todo encaje”.

Foto: TOM MUNRO PARA BREITLING

En su caso las piezas se han acoplado con aparente facilidad: “Me siento tremendamente feliz por cómo se ha desarrollado mi vida. He podido dedicarme a lo que me apasiona. Si volviera a empezar no me importaría repetir todo otra vez”. Valora los reconocimientos, pero son solo un accesorio, dice, su pasión son las historias: “No creo que nadie haga películas porque quiera ganar un premio. Los galardones están muy bien, pero al final lo que buscas es contar algo. Para mí el proceso creativo siempre ha empezado pensando qué historia quiero compartir, en qué quiero involucrarme o sobre qué temas no puedo parar de pensar”. En su currículo se entremezclan superproducciones como Mad Max: Furia en la carretera (2015) o Fast & Furious 9 (2021), con cintas independientes como Young Adult (2011) o Tully (2018). También la producción de aclamados títulos como la serie de Netflix Mindhunter. “Me siento muy a gusto con cualquiera. Me gusta la versatilidad y no hacer lo mismo una y otra vez. El tamaño del presupuesto de una película es secundario; lo importante es cuál es la historia y si se trata de algo de lo que me apetezca formar parte”. ¿Su papel favorito? “El de madre”.

Se acerca a la cincuentena, una cifra que hasta hace unos años para las actrices equivalía a hacerse invisibles. Sin embargo, hoy el papel de la mujer en este sector, como en tantos otros, está en plena metamorfosis. “Creo que existe una concienciación entre las grandes corporaciones y las grandes productoras para tomar la iniciativa y ser parte de la solución. Es una nueva conciencia que nunca había estado tan presente. Yo soy optimista. No creo que los grandes cambios se den de un día para otro, pero ahora se percibe otro clima”.

El mimo que aplica en su carrera lo emplea al elegir para qué causas ser altavoz. Es embajadora de Naciones Unidas desde 2009 (su trabajo con la organización se centra en la prevención del VIH y en la eliminación de la violencia contra la mujer), tiene su propia ONG y suele posicionarse defendiendo los derechos de las personas LGTBIQ+. Su imagen la cede en contadas ocasiones y sus colaboraciones con marcas son relaciones a largo plazo: con Dior lleva más de 17 años y con Breitling, desde 2018. De los relojes de la casa suiza dice: “Me gusta su dualidad, que puedes llevarlos con vaqueros o con vestido de gala”. El tictac no le preocupa: “El tiempo es algo de lo que siempre vamos a querer más, pero tenemos lo que tenemos. Al final es ese viejo mantra de ‘exprime cada día porque puede ser el último’, pues eso hago”. Y con la misma soltura con la que apareció al otro lado del teléfono da por concluida la entrevista: “Perdona, pero tengo que colgar. Muchas gracias, adiós”. Nada que añadir, es Charlize, ella manda.