Candela Peña: «Soy un homenaje a la mujer normal»
La actriz, que se ha puesto a las órdenes de Almodóvar, Medem, Coixet o Bollaín, entre otros, estrenará cinco películas en 2015. Y protagoniza aquí su primera sesión de moda
En el Mercado de la Cebada, lugar donde esta actriz hacía la compra cuando vivía en Madrid (y donde se realiza esta sesión), los dueños de los puestos la saludan: «¡Candela, cuánto tiempo!». Y ella, con todo el desparpajo con el que uno se la imagina, se contonea y les dice con guasa: «Mirad, vuelvo para hacerme fotos, como las artistas».
Tiene la risa de la gamberra de la clase y el buen fondo se le lee en los ojos. Sus carcajadas irrumpen en la conversación con la misma intensidad con la que da sentencias al hablar de temas que le importan. Y, pagando los cafés, cosa que no suelen hacer los entrevistados, afirma: «Es durísimo ser modelo».
Pero no es su primera portada.
De moda sí y aquí aparecen mis inseguridades como mujer. Si detecto que hay algún problema, en vez de pensar que el verde del abrigo no combina con la pared de atrás, me creo que es que lo estoy haciendo mal porque no tengo suficientes tablas.
Pero, por su profesión, estará acostumbrada a encarnar otras vidas.
No es lo mismo, porque nunca trabajo desde el yo, sino detrás de un personaje. Es jugar al escondite. Yo no estoy ahí. Te expones más en unas fotografías como éstas que en cualquier papel. Y más ahora que me veo con tres kilitos de más, sin los que me sentiría mejor delante del objetivo. Tengo amigas que hacen muchas portadas de moda y las he llamado para decirles: «Hoy voy a hacer una ejerciendo de guapa». Pero no voy a negar que a mi parte vanidosa la hace feliz.
Abrigo de Dolce & Gabbana, vestido de Adolfo Domínguez, pendientes, pulsera y sortija, todo de Grassy; guantes de Georges Morand y clutch de Charlotte Olympia.
Gorka Postigo
Ha dicho que le hubiera venido mejor ganar el premio Max Factor al rostro bonito del cine español que el Goya a la mejor intérprete.
Lo defiendo y lo pido. En otro país, una actriz con mi trayectoria tendría más espacio en la prensa femenina. Aquí no. Y no entiendo por qué si la mayoría de mujeres que la leen tienen un físico normal. No son todas Naomi Campbell. Yo soy un homenaje a la mujer normal y por eso pido más portadas.
¿Por qué cree que no le dan más espacio?
Entiendo que prima la estética, la imagen, y yo no doy la talla. Cuando era más jovencita sí me importaba, ahora mi pelea como fémina es otra. Mis primas de 16 años compran revistas y piensan que todo es así. Yo les digo que lo más importante no es tener un blog de moda, sino sacarse una licenciatura, intentar ser mejor persona y dejarte los huevos en tu profesión. Lo idóneo es conseguir un equilibrio entre el blog y el resto. Que vean una portada y quieran ser como la protagonista por lo que ella ha logrado en su profesión.
Ha tenido épocas de mucho parón, ¿obligado o elegido?
Eso es como hablar de que a veces tengo muchas parejas y luego me paso tres años sin follar [risas]. La vida es así. Cuando me dieron el último Goya, grité alto que quería trabajar. Una directora francesa, Alix Delaporte, me vio recogerlo y me dio un papelito en Le dernier coup de Marteau. Y luego me llamó la italiana Cristina Comencini, para rodar Latin Lover.
¿Y cómo se las ha apañado con los idiomas?
Llevaba un año estudiando italiano. Con el francés fue de pegote, ensayando con una colega. Llegué al set, me habían cambiado tres frases y casi me da algo. Ahí me di cuenta del coraje que echan mis compañeros cuando se van a rodar fuera.
Abrigo de Gucci, vestido de Hervé Léger, gafas de sol de Dior, collar, brazalete y sortija, todo de Cartier; medias de Calzedonia y zapatos de Christian Louboutin.
Gorka Postigo
Usted lleva mucho drama encima en sus últimos filmes.
El día 30 estreno Las ovejas no pierden el tren y la he hecho porque me hacía ilusión volver a la comedia. Una vez leí en un periódico: «La redondita y graciosa Candela Peña…». Pensé: «Ni lo uno ni lo otro». Y empecé a encanijarme, a coger las películas más oscuras y duras. Y me zampé lo más heavy.
A menudo defiende que vive en el mundo real. ¿Qué es para usted el mundo real?
Ir a comprar a la oferta del Día, al 3×2 de Carrefour. Comprarle género a Rafi, el de la pollería, porque lo tiene jodido. Que Angelines, la pescatera, me diga si quiero unas cabezas de pescado para hacerme una sopita. En ese mundo vivo yo. No en el de las firmas de lujo, que no las reconocería si no leyera revistas.
¿Cuál es el papel del actor en la sociedad?
Siempre nos he visto como los bufones de la corte, pero ya no hacemos gracia ni a los reyes. Ahora somos lo peor. Molestamos, y la gente tiene una opinión que atenta contra nosotros. Cuando le digo a Román, mi hijo, que tiene 3 años, que mamá se va a trabajar y él me pregunta en qué, le respondo que cuento cuentos a mayores. Mira, no tengo ninguna pretensión. Si en un avión uno se pone malo, llama a un médico. Si un actor no rueda, no es nadie. Es alguien que debería estar viviendo en el mundo real.
Hábleme del próximo filme de El tiempo de los monstruos de Félix Sabroso.
Es un encargo que viene de otra dimensión. Se ha hecho para Dunia Ayaso y estoy con las personas que más quiero en el mundo. Unos actores increíbles. Y si la gente tiene dos dedos de frente esta película debería ocupar un lugar importante dentro de la cinematografía española. Es el mejor guión que he leído en mi vida y ojalá viaje por el mundo.
¿Y ya la ha visto?
Es la primera, en la que actúo, que veo en mi vida y digo que me encanta. También es porque es muy coral y no me da tiempo a criticarme.
¿No ve películas en las que has participado?
Solo una vez y luego nunca más. Antes muerta. ¿Sabes la cantidad de pelis y libros que hay que leer como para estar viéndome a mi misma? Prefiero ver a Bette Davis.
Usted es una máquina de dar titulares: «No tengo un duro»; «No quiero que me den más premios».
Es que después del último Goya, ¿quién iba a querer uno más? Si por todo lo que dije estuve abriendo los telediarios unos días… ¡Y sigo sin un duro! En las pelis que he hecho este año, menos en El tiempo de los monstruos, he cobrado un tercio de lo que me pagaban antes o nada. Las crisis no se dan solo por la situación económica, sino porque aceptamos trabajar en unas condiciones que no deberíamos. Pero es que si no estás tú, está otro.
¿También pasa en el cine?
Justo esta semana me han ofrecido un papel y antes de contestar ya habían llamado a otra actriz diciéndole que a mí no me apetecía. ¡Pero si me estaba leyendo el guión! La cosa ahora va volando.
Chaqueta de Emporio Armani, pantalón de Boss, sombrero de Benoit Missolin, collar y sortijas de Chocrón, bolso de Loewe y clutch y stilettos, de Christian Louboutin.
Gorka Postigo
Pero habrá alguien que gane dinero en el cine español.
Los actores no. En televisión igual se ingresa algo más. Yo antes no quería hacer series, iba de intensa haciéndome la Isabelle Huppert por la vida. Ahora quiero pasármelo bien actuando, que es lo que me gusta. Y no parar mucho en casa que, a veces, la vida real no me gusta mucho [dice riéndose].
Para las mujeres sí es una industria más competitiva, ¿no?
Yo siempre he tenido los papeles de la amiga de la guapa. Nunca me he considerado, por mi inseguridad, una chica capaz de competir con otra, porque siempre he sentido que perdería. Uno no tiene que intentar ponerse en el lugar del otro sino dar lo mejor de sí mismo.
¿Actúa mucho en su vida diaria?
Soy muy mala actriz en la vida. Si no escucho acción o se abre un telón, soy pésima.
Pero si no ha hecho teatro.
Lo digo de cara al futuro, porque no pienso decir que no a nada: un telón o un anuncio de Fairy. Pero del 8 al 10 de enero estaré en el Teatro del Barrio porque la loca de Sol Picó, que es una excelente bailarina y coreógrafa, me llamó para bailar. Actúo con ella, La Shica, dos bailarinas y dos músicos en La piel del huevo te lo da. Y estoy aterrada porque… ¡hay público!
¿Y cuál ha sido el punto de inflexión por el que ha decidido abrirse al teatro o la televisión?
Me descalabró la muerte [de su padre] y a la semana, la vida [el nacimiento de su hijo]. Lo he visto todo de cerca y ya no tengo miedo a nada. Le prometí a Isabel Coixet que trabajaría en lo que fuera y yo cumplo lo que digo. Me dije que no podía estar en mi casa esperando a que llegara un papelón rechazando el resto, porque igual alguno bueno se me escapaba.
Capa de Sportmax, sombrero de Laurence Bossion, guantes de Georges Morand, anillo de Boucheron y bolso de Loewe.
Gorka Postigo
¿Ve como sí seleccionaba?
He dicho muchas más veces no que sí. Pero hasta a muchachos y rollos de la vida. Y me arrepiento [risas].
¿Qué le da cumplir años?
Hay momentos que me miro en el espejo y me da bajona. Pero que me quiten lo bailao. ¡Pero, oye, que tengo 40! Aunque luego llega una maquilladora y me dice: «Tienes muchas pestañas aún». ¿Aún? [dice con una gran carcajada].
¿La siguen llamando Pilar, su nombre real?
Para mi madre soy Pili; para mi hijo, Candela.
Tiene risa de traviesa, ¿lo ha sido?
No tengo mal fondo ni gato dentro, y en algunos momentos de mi vida me hubiera gustado tenerlo. La verdad es que soy transparente.
¿Cuándo ha sido la última vez que ha dicho «esto no lo hago más»?
A decir verdad, tropiezo constantemente con la misma china. Es más, creo que la llevo siempre en el zapato.
¿La han llamado alguna vez para ser imagen de alguna marca?
De un champú de Murcia [risas].
¿Quién es un icono de estilo para usted?
Irene Gutiérrez Caba, Gena Rowlands y John Cassavetes, por su tipo de vida, de pareja y de hacer cine. Como estilo de película elijo Secretary. Porque creo que el amor es lo que mueve el mundo y en esa peli te cuentan que, por raro que la gente te diga que eres, si tú encuentras a quien te entiende, todo irá bien.
¿Cree que las mujeres que están en el poder tienen una responsabilidad con su género?
Me da igual que Soraya Sáenz de Santamaría sea mujer o no. Me interesa más la que limpia en el aeropuerto y tiene hijos. Estoy con las jubiladas que con sus 400 euros de pensión alimentan a su familia y a las de sus hijos porque la cosa está jodida. No estoy con las que están en el poder. Mira lo que hay al lado de Esperanza Aguirre.
¿Crees que tiene un compromiso con la mujer?
No, con el monedero de los madrileños.
¿Se considera feminista?
Soy solidaria con mi género, porque lo tenemos más complicado. No está el mundo inventado para ser mujer trabajadora, estar buena, leerte el último libro, embarazarte cuando encaje con el trabajo y quedarte bien después del parto. Cuadrar todos esos números es complicado para la vida de una chica. Y los chicos no se tienen que plantear nada de esto. Hay una montaña enorme que está delante. Ellos van con zapatillas y tú con unos Louboutin y una mochila que pesa un montón.
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