_
_
_
_
_

Bristol, la hija de Sarah Palin, carne de ‘reality show’

Descendiente de la que fuera gobernadora de Alaska, con solo 28 años, ya ha publicado sus memorias, ha participado en cuatro programas de telerrealidad y se ha peleado en directo con su exmarido.

Bristol-Palin

Hay un acontecimiento en la vida de Bristol Palin que su madre no olvidará fácilmente: su primer embarazo. Sarah Palin acababa de ser designada por el senador John McCain (fallecido el pasado agosto) como candidata republicana a la vicepresidencia de Estados Unidos en los comicios de 2008, los que acabaría ganando Barak Obama. Esta noticia fue un jarro de agua fría para una mujer de convicciones ultraconservadoras: se las tuvo que ingeniar para que dañara lo menos posible su imagen pública de cara a sus votantes potenciales. No le quedó otro remedio que anunciar, en la inauguración de la convención republicana, que la segunda de sus cinco hijos estaba esperando un niño. ¡Soltera! Eso sí, estaba comprometida al padre del pequeño, Levi Johnston, un aspirante a modelo, actor y político con el que acabó teniendo una relación de ida y vuelta, además de una agria batalla judicial por la custodia del bebé, que finalmente se quedó con la madre.

Sarah Palin, que fue Miss Alaska 1984 y periodista deportiva ocasional antes de dar el salto a la política, vivió con cierto estupor y aparente calma de cara a la galería cómo su hija se convertía en madre por primera vez a los 18 años, el 27 de diciembre de 2008, con el nacimiento de un niño, Tripp. Bristol empezaba entonces una controvertida batalla entre la tozudez de los hechos y la ideología que quería transmitir al defender la castidad como única manera de evitar los embarazos no deseados. Aunque no predicó con el ejemplo, ya que volvía a quedarse embarazada de nuevo sin estar casada y tras haber cancelado su boda con Dakota Meyer, un excombatiente de las guerras de Iraq y Afganistán.

Sarah Palin, la madre de Bristol, haciendo campaña por Trump (2016).
Sarah Palin, la madre de Bristol, haciendo campaña por Trump (2016).GETTY IMAGES

Bristol Palin y Dakota Meyer contrajeron matrimonio en junio de 2016, en una boda más discreta de lo que inicialmente habían previsto, unos meses después del nacimiento de su hija Sailor Grace, y ampliaron su familia con la llegada de otra niña, Atlee Bay, que cumplió un año el pasado mes de mayo. Pese a intentarlo y darse varias oportunidades, en febrero de 2018 anunciaban su separación y en agosto ya estaban divorciados. Las heridas que ha dejado abiertas su convivencia y las diferencias de criterio han quedado más que patentes en Teen Mom OG, un reality show de MTV que cuenta las tribulaciones de un grupo de mujeres jóvenes y cómo hacen frente a la maternidad, los desengaños amorosos y los desafíos del día a día.

En el último capítulo de la temporada, que se emitía hace un par de semanas, mantuvieron un encuentro muy tenso, por el que el exmilitar le pidió perdón a su exmujer a través de Instagram: “Me arrepiento profundamente de los comentarios del episodio de esta noche insinuando que Bristol no es una gran madre. Mirando hacia atrás y viendo mi conducta, no representa al hombre que estoy luchando por ser. Mirando hacia delante me he comprometido con Bristol para tener una mejor relación y hacer que prevalezcan los intereses de nuestros hijos sobre los míos”.

En efecto, Dakota se había mostrado muy duro con su exmujer: “Desde que te has ido, pregúntame cuántos ataques de ansiedad he tenido, cero. No quiero tener una amistad contigo. Solo una relación coparental. Escríbeme si tiene que ver con las niñas. Más allá de eso, no quiero estar cerca de ti”. Como en cualquier reality de estas características, los trapos sucios se lavan delante de la cámara, así que Bristol le respondió con crudeza: “Creo que tú ya tenías estos problemas desde antes de que nos casáramos y considero que debes trabajar sobre ello, Dakota, como yo hago conmigo misma”, dijo en alusión a los ataques de ansiedad periódicos que sufre y al estrés postraumático. Situaciones recurrentes que vive a consecuencia de los trágicos episodios que presenció en los conflictos bélicos en los que participó. Por cuya labor fue reconocido en 2011 con la Medalla de Honor, la máxima condecoración militar de Estados Unidos que generalmente se suele conceder a título póstumo. ¿La ironía? Se la entregó personalmente el gran enemigo político de su exsuegra, Barak Obama.

Para dejar constancia de las dificultades contra las que está luchando, el pasado 18 de diciembre, Dakota compartió (también en Instagram, claro) una fotografía de su última hospitalización. Por suerte para él la recuperación fue fulgurante: en pocas jornadas ya estaba de vuelta en el gimnasio, practicando esquí o saltando en paracaídas.

Tras su paso por Teen Mom OG, Bristol y Dakota, más allá de las diferencias personales, han aprovechado para matar al mensajero y criticar sin paños calientes al mencionado espacio de MTV porque no se sienten identificados con el retrato que se ha hecho de ellos. El militar lo ha calificado como “un trailer basura de The Real Housewives” (una popular franquicia de realities que sigue la vida de amas de casa de diferentes ciudades de Estados Unidos) y la hija de Sarah Palin les ha acusado de “inexactitudes y falsa narrativa”.

Un mal colofón para una experiencia televisiva más de una mujer que ya fue más que cuestionada cuando participó en 2010 en Dancing With The Stars. Se trata de un popular formato americano similar a ¡Mira quién baila!, en el que, pese a las bajas puntuaciones que le otorgaban los jurados, acabó llegando a la final y quedó en tercera posición. La polémica fue de tal magnitud que incluso Conrad Green, productor ejecutivo de la ABC, la cadena que lo emitió, tuvo que dar la cara y afirmó que se habían establecido todos los mecanismos de control necesarios para que el público no pudiera votar de manera fraudulenta. Bristol generó tanta animadversión entre un sector de la audiencia que incluso sufrió amenazas de muerte: en los estudios se recibió un sobre con sospechoso polvo blanco que hizo saltar las alarmas. Los análisis probaron que era inofensivo, pero el episodio hizo que se reforzaran las medidas de seguridad. Tras la experiencia (con la que ella quedó encantada), regresó al mismo formato dos años después, en una temporada especial en la que se reunió a participantes de ediciones anteriores. En esta ocasión, el público no fue tan condescendiente con ella y quedó eliminada en la cuarta semana.

Ese mismo año, Bristol Palin fue protagonista de su propio reality, Life’s a Tripp, 14 capítulos de solo 22 minutos de duración en los que mostraba su devenir como madre soltera. La audiencia fue tan baja que a partir del tercer capítulo lo relegaron a una franja menos competitiva entre críticas que consideraban que su vida no era nada interesante. No es algo que debieron de pensar los editores de sus memorias Not Afraid of Life (Sin miedo a la vida) que se publicaron en junio de 2011 y cuyas ventas fueron exiguas, según algunas fuentes, poco más de 10.000 ejemplares. En el libro, en cuya portada aparecía con su hijo Tripp, narraba episodios tan privados como la pérdida de su virginidad y el deterioro de la relación con el padre de su hijo. Según manifestaba, su pretensión no era otra que ayudar a jóvenes que podrían pasar por situaciones como la suya en incurrir en errores semejantes. “Muchas mujeres a lo largo de la historia han echado la vista atrás a sus relaciones y se han preguntado cómo pudieron querer a un hombre que las trató tan mal. Desde Hillary Clinton a Sandra Bullock, de Jackie Kennedy a Jennifer Aniston, de Elis Woods a la princesa Diana”, escribe la autora a la que Stephen Lowman, crítico de The Washington Post, contestaba de una manera muy elocuente: “Si Palin realmente se considera una de las mujeres más famosas que han sido agredidas y realmente quiere ayudar a las jóvenes a que no cometan errores similares, es triste que no pueda darle a su popularidad un uso más positivo”.

Mientras su hermano mayor Todd Palin (veterano de guerra como su exmarido) se enfrenta a sus problemas con la justicia -podría acabar en la cárcel por episodios violentos-, Bristol Palin sigue buscando salidas profesionales y ahora se promociona en Instagram como agente inmobiliaria: “Ya me siento agradecida a 2019 por poder ayudar a gente a comprar y vender casas. ¿Cuáles son tus planes inmobiliarios para este año? El mío es añadir a mi catálogo nuevas propiedades para invertir”.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_