Cómo un Versace y el muslo derecho de Angelina Jolie revolucionaron la alfombra roja para siempre
Durante la promoción de ‘Maléfica: Maestra del mal’, la actriz ha vuelto a recordar su polémica aparición en los Oscar de 2012 enseñando pierna con una abertura infinita. Analizamos cómo ha evolucionado su estilo desde entonces.
Aún no es tan famoso como el de Jennifer Lopez, pero el Versace negro que Angelina Jolie lució en los Oscar de 2012 ya forma parte de la historia de las alfombras rojas, los memes de Internet y la moda. La actriz, que acudió como entregadora de la estatuilla al mejor guion adaptado, se plantó en el Dolby Theatre con un vestido palabra de honor de color negro que dejaba al descubierto su pierna derecha. Una silueta que ella se encargó de remarcar con exageradas poses que permitían ver su extremidad por completo y que rápidamente despertaron la creatividad de las redes sociales. Además de inspirar la cuenta de Twitter @angiesrightleg, que a día de hoy ya no está disponible pero llegó a congregar decenas de miles de seguidores o de impulsar la creación de varios Tumblr (memorable Angelina Jolieing, una recopilación de imitadores de todo pelaje), el vestido de Jolie sigue siendo recordado casi ocho años después de su estelar aparición. ‘Marcarse un Angelina Jolie’ es una expresión por derecho propio dentro del argot de la moda y describe a cualquiera que, como ella, saque a pasear la pierna entera a través de la abertura de un vestido. No fue la primera en llevar un diseño así, pero sí en convertirlo en escándalo y meme andante por su particular forma de lucirlo.
El recuerdo de aquel Atelier Versace sigue hoy tan vigente que durante la promoción de Maléfica: Maestra del mal, que se estrena en las salas de nuestro país este 18 de octubre, volvieron a preguntarle por él. «Tenía una opción de vestido más complicada y otra más cómoda, que fue precisamente el que llevé. . Y a veces eso trasciende», explicó la actriz. Vaya si trascendió. Aunque el vestido ganó por goleada los titulares de la noche y se convirtió en un hito estilístico siempre referenciable en el currículo de apariciones de la actriz, lo cierto es que ya había enseñado pierna a golpe de raja en muchas ocasiones anteriores. Desde sus primeras apariciones en la alfombra roja, Jolie se había declarado fan de este tipo de siluetas y había apostado con especial decisión por ellas los tres años anteriores a aquella noche de Oscar: de la promoción de filmes como The Tourist o Salt a sus apariciones en Cannes o los Globos de Oro.
Aquel Atelier Versace se convirtió, sin embargo, en su vestido más recordado e icónico (incluso inspiró el Jolie legbombing, que no era otra cosa que hacer montajes fotográficos con la pierna de Angelina y cualquier foto imaginable). Uno que marcó una etapa estilística intermedia entre la sofisticación de la que hace gala en la actualidad (durante la promoción de Maléfica, por ejemplo, ha lucido delicados diseños de alta costura de firmas como Givenchy, Ralph & Russo o la propia Versace, tres de sus firmas fetiche) y sus años de pantalones de cuero, cejas ultradepiladas, tatuajes bien visibles y colgantes con la sangre de su pareja por aquel entonces, Billy Bob Thornton. Los colores neutros con predilección por el negro –en 2017 acaparó titulares porque nunca antes se había vestido de fucsia– siguen siendo sus favoritos, pero las connotaciones góticas-rockeras de los looks que llevó en los 2000 han ido dejando paso a diseños de cóctel con encaje, vestidos fluidos o empoderadores trajes.
La polifacética Jolie, que también ha probado suerte como directora (Invencible) y es embajadora de la ONU, ha acuñado un estilo propio alejado de las tendencias y opuesto a todo lo que huela a romántico o naíf. Ni estampados florales (ni casi de ningún tipo) ni metros de tul o accesorios innecesarios. Ella es fiel a una forma de entender la elegancia y la moda en peligro de extinción: escotes palabra de honor y siluetas ajustadas como sinónimo de sensualidad, melena larga al viento o, en su defecto, recogida en un elaborado moño, defensa del minimalismo sin por ello renunciar al cuero o la pedrería más lúdica, negro como comodín todoterreno (además de perfecta encarnación de muchos de sus personajes: de Lara Croft a Maléfica) y, de vez en cuando, concesiones a la viralidad como la famosa raja de su falda.
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