_
_
_
_

Encima de maltratada, apaleada

Las críticas a Janay Palmer por seguir con el jugador de la NFL que la agredió brutalmente demuestran la doble víctimización que sufren las afectadas por violencia de género

cover
Getty

"Él, un hijo de puta y su mujer que lo perdonó y lo defiende, una tonta perdida".

"Y después de eso, ¿se casa con él? Él es un sinvergüenza, ella es tonta de remate".

"Y luego se casa con él, qué piensa, ¿que va a cambiar cuando estén casados? Nadie la juzga a ella, se juzga solita".

Estos son algunos de los comentarios y reacciones que se pudieron leer ayer en la página de Facebook y en la noticia que El País publicó a propósito de la expulsión de la NFL de Ray Rice, el jugador que agredió a su pareja el pasado mes de febrero y que ha sido desterrado del fútbol americano después de que TMZ filtrase un vídeo en el que se comprueba la brutal agresión que propinó a la que por aquel entonces era su novia (y ahora esposa), Janay Palmer. La joven, que pidió en su día perdón por "su papel la noche del incidente", ha criticado duramente la expulsión de su marido y ha salido en defensa de éste y de "su amor verdadero" en su cuenta de Instagram. "Quitarle algo al hombre que amo, por lo que se ha esforzado al máximo toda su vida, sólo para ganar audiencia, es terrible. ¡Se trata de nuestra vida! ¿Por qué no lo entienden? Si sus intenciones son lastimarnos, avergonzarnos, hacernos sentir solos, quitarnos toda la felicidad, entonces lo han logrado en muchos niveles. Por ahora continuaremos creciendo y mostrándole al mundo lo que es el amor verdadero", apuntaba en la red social.

Sus declaraciones y actitud de apoyo total frente a su marido y agresor han provocado un alud de críticas en las redes sociales, incapaces de comprender por qué una mujer llega a casarse con un hombre capaz de escupir sobre su cara, golpearla brutalmente y arrastrar por el suelo sin miramientos (Ray y Janay se casaron en marzo, semanas después de que un vídeo parcial de la agresión del ascensor se filtrase. En junio celebraron una ceremonia privada, donde la hija de ambos, Rayven –en honor al equipo de Ray, los Ravens–, baila el Happy de Pharrell en lo que parece una fiesta idílica). La incredulidad de la opinión pública, no obstante, puede caer en un nuevo caso de agresión. Comentarios como "es tonta de remate" o "si sigue con él, es culpa suya" reflejan cómo la sociedad sigue tendiendo a generar una doble victimización sobre aquellos que padecen violencia doméstica. Por un lado, existe la agresión de su pareja. Por otro, ve como su entorno social culpabiliza y menosprecia la decisión de convivir y mantener la relación con un maltratador.

La víctima no es culpable

"Desde fuera todo parece muy fácil y de solución instantánea, pero las mujeres necesitan una recuperación integral para salir de este tipo de relaciones. El proceso que pasa una víctima de violencia de género dura una media de 10 años. Hasta que ha pasado esa fecha, la agredida no se plantea salir de la situación que vive", explica la directora de Violencia de Género y Asistencia a Víctimas de la Junta de Andalucía, Encarnación Aguilar. La complejidad emocional de este tipo de relaciones afectivas acentúa la dificultad de su tratamiento y el "¿por qué diablos sigues con él?" no es el mejor acercamiento. "Probablemente nos enfrentamos a otras situaciones de maltrato verbal, violencia sexual y psicológica y una fuerte dependencia emocional que debe trabajarse sin caer en la doble victimización", apunta Aguilar, que también dirige el congreso anual para el estudio de la violencia contra las mujeres.

El estudio Permanencia de la víctima en una relación de maltrato, a cargo de los catedráticos en psicología clínica Pedro J. Amor y Enrique Echeburúa, ya destaca "la importancia de respetar las decisiones de las víctimas con objeto de prevenir la victimización secundaria" y apunta a dos factores psicosociales que son auténticas barreras para el abandono de la relación: la dependencia económica del agresor (Rice ganaba más de 35 millones de dólares anuales en los Ravens, cuando pidió la mano de Palmer, le regaló un anillo de compromiso dentro de un Acura a estrenar) y la presencia de hijos pequeños a cargo de la víctima (antes de que terminase la universidad, Palmer se quedó embarazada y no pudo acabar sus estudios hasta después de dar a luz).

Por qué seguí, un hashtag para concienciar

A raíz de la filtración del vídeo de la brutal agresión de Rice, en Twitter ha despegado con fuerza el hashtag #WhyIStayed (por qué seguí), donde más de 92.000 mujeres (y algunos hombres) han compartido en 140 carácteres sus historias personales de abuso y maltrato y han ahondado en la paradoja de continuar en una relación con violencia doméstica. La conversación virtual la inició Beverly Gooden, una escritora que ha narrado en una cadena de tweets por qué tardó tanto en salir de una relación tóxica y por qué los que cargan contra Janay Palmer están equivocados:

I stayed because I was halfway across the country, isolated from my friends and family. And there was no one to help me. #WhyIStayed

I had to plan my escape for months before I even had a place to go and money for the bus to get there. #WhyIStayed


La historia de Gooden ha abierto la puerta a un crudo debate sobre el arduo proceso de abandonar a un maltratador. "No puedo hablar por Janay Rice, solo puedo hablar por mí", explicaba ayer  en una entrevista a Mic, "pero cuando vi que la gente se preguntaba en Twitter ¿Por qué se casó con él? o ¿Por qué no lo dejó? sentí vergüenza, la misma vergüenza que sentí cuando viví mi matrimonio violento. Una especie de culpa que me mantenía en una coraza plagada de silencios. Así que hoy, por una razón que no puedo explicar, he dicho basta. Sabía que tenía una respuesta para aquellos que se preguntan por qué las víctimas de violencia se quedan". Vaya si lo ha conseguido. Miles de personas han contado su historia para que aquellos que culpabilizan a la víctima reflexionen antes de menospreciar y proferir insultos. No todo es tan fácil y simple como parece.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_