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El renacer del ‘voguing’: vuelven las batallas de baile a Nueva York

Tres décadas después de que Madonna popularizase el fenómeno, las comunidades de baile se multiplican como una herramienta contra la marginalidad.

VOGUING COVER
Marcus Ohlsson. Cortesía de 'The Gesture Film Project'.

“Strike a pose”. Han pasado más de treinta años desde que Madonna popularizase con Vogue un movimiento que llevaba años calando hondo en la comunidad LGBT afroamericana de Nueva York: el 'voguing'. Un fenómeno nacido en el underground de la ciudad a finales de los 60, en fiestas privadas en las que los transexuales y gays de la ciudad encontraban su espacio de expresión para poder travestirse, bailar y protagonizar 'performances' de lo más variadas.

Con el pasar de los años, y en plena década de los 80, la cultura de los 'ballrooms' haría furor en la ciudad. El vestuario se exageró y cuidó al máximo, las batallas de baile temáticas no agresivas con movimientos y poses exageradas se convirtieron en indispensables, las leyendas se erigieron y la reina del pop exportaría al mundo entero el fenómeno gracias a un cuidado videoclip en blanco y negro.

Después de que el documental Paris is Burning (1991) expusiese el clímax del movimiento, la escena, pese a seguir activa, pasó desapercibida ante el gran público. Hasta ahora. El 'voguing' ha vuelto a captar la atención mediática gracias a iniciativas de carácter social y a nuevos proyectos que han devuelto el brío del pasado al movimiento. En julio, el MoMa PS1 recuperó en sus sesiones veraniegas a los ballrooms –con el apoyo de Proenza Schouler y la organización Faces NY– y la fundación para la investigación del Sida AmFar hizo lo propio hace unos días en la 'Love Hangover Ball'. Una gala plagada de celebrities –entre los asistentes Zac Posen, Isaac Mizrahi o Anja Rubik– que jalearon sin descanso a las estrellas del movimiento.

Tras 30 años de supervivencia, el movimiento sigue vivo en la ciudad gracias al trabajo de organizaciones de apoyo al movimiento LGBT.

Marcus Ohlsson. Cortesía de ‘The Gesture Film Project’.

El documental ‘Gesture’ rastreará cómo el ‘voguing’ ha evolucionado hacia un movimiento social para ayudar a jóvenes en riesgo.

Marcus Ohlsson. Cortesía de ‘The Gesture Film Project’.

Todo una evolución que será captada en Gesture, un documental (todavía sin fecha de estreno) que mostrará cómo el 'voguing' ha virado hacia un movimiento social de ayuda a jóvenes en riesgo, especialmente en la subcultura de la escena “Kiki” de Harlem. “Somos una cultura nacida a través del mainstream de las comunidades de los 'House Ballrooms', pero ayudando a jóvenes latinos y afroamericanos de entre 14 y 25 años, que en su mayoría no cuentan con el apoyo de otras instituciones como sus familias, la iglesia, la escuela o el Gobierno”, explica Twiggy Pucci Garçon, bailarín y fundador de la 'Kiki Haus of Pucci'. Tanto él como la artista visual Sara Jordenö son los responsables de firmar el documental y de organizar eventos y competiciones de baile, en las que las "familias Kiki" compiten unas contra otras. "Las prendas están diseñadas especialmente para la ocasión. En la escena contamos con maquilladores, artistas, estilistas, diseñadores de moda y bailarines", explica Jordanö.

"No creo que estemos viviendo una segunda ola del 'voguing'. Aunque el movimiento nunca se frenó,  quizá ahora los medios están volviendo a ser conscientes de la escena de los 'House Ballrooms'. Somos más que eso, somos una comunidad cultural que trata de avanzar continuamente y no sólo somos entretenimiento estético", apunta Twiggy Pucci Garçon, y añade que la escena Kiki es "un hogar en el que muchos jóvenes encuentran el amor que nunca encontraron con sus familias biológicas y un espacio para que otros puedan expresarse artísticamente con espíritu deportivo".

La escena cuenta con sus propios estilistas, maquilladores y diseñadores. Todo se diseña específicamente para cada evento.

Lucas Millard. Cortesía de ‘The Gesture Film Project’.

AmFar, la fundación americana para la investigación del Sida, organizó hace unas semanas su particular ‘Vogue-ing Ball’.

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