El nuevo reclamo de la pasarela: modelos con la cabeza rapada
Diferenciarse sobre la pasarela no es fácil, pero una audaz generación de modelos ha encontrado el método: raparse. Y la osadía les ha salido rentable.
Cuando bajo los focos se difumina una imagen inusual, la industria de la moda fibrila. ¿Quiénes provocaron suspiros, murmullos y taquicardias en los últimos desfiles de primavera-verano 2016? Todos los asistentes coincidirán en que fueron Ruth Bell, Kris Gottschalk, Yana Dobrolyubova, las hermanas Venturini y Tamy Glauser.
Las hace excepcionales estar en las antípodas de Adriana Lima o Lara Stone y sus melenas leoninas. Ellas no se peinan, porque no pueden, ya que sus cráneos están rasurados. «Me ha costado mucho esfuerzo que me aceptaran así en trabajos para Ghesquière o el fotógrafo Steven Meisel», asegura Tamy Glauser, la maniquí que acaparó los flashes en las pasarelas de Louis Vuitton, Westwood o Rick Owens. Ella es un referente de esta corriente que inició a finales de los 80, como reivindicación feminista, Sinéad O’Connor y que siguieron en décadas posteriores las tops Eve Salvail o Agyness Deyn. «Cuando acudes a una prueba, sientes cómo las otras modelos te miran de reojo», explica Kris Gottschalk. «Lo más divertido es que ellas no te consideran competencia». Gran error. Gracias a su peinado, Gottschalk se ha erigido como musa de Givenchy. Al igual que Ruth Bell, quien hasta este año trabajaba con su gemela, ambas con lacias cabelleras. «Para desfilar para McQueen, su estilista me pidió que me afeitara la cabeza. Acepté». El resultado: un contrato para protagonizar la última campaña de Saint Laurent Paris y desfiles para Versace, Gucci o Etro.
NELLA NGINGO
Natural de Burundi, es considerada por la web de referencia models.com como la próxima top. Elle o Glamour la han retratado. Además, es la imagen de la firma cosmética Ellis Faas.
SASKIA DE BRAUW
La modelo, a quien models.com considera un icono, fue descubierta a los 15 años en su Holanda natal. Un año después, abandonó la moda para dedicarse al arte. En 2011 y con su pelo más que corto, regresó y ha firmado campañas para Chanel, Prada, Lanvin o Loewe.
TAMY GLAUSER
Tamy Glauser comenzó su carrera en 2013 desfilando para la línea masculina de Givenchy, desde entonces ha alternado las pasarelas de hombre y mujer. «Este ha sido el primer año que he visto a compañeras con este look. Ya no se nos considera raras, casi somos una tendencia», explica. Si se le pregunta por su aspecto andrógino, ella responde con seriedad. «Los códigos sobre el género varían según el país. Si me quieren llamar algo, que me llamen marimacho. Me parece más bonito», dice tajante.
STEFANIA FERRARIO
La australiana Stefania Ferrario explota su imagen de chica de calendario, incluso afeitada. Así reivindicó «el fin de los cánones de belleza». Dita Von Teese o Chantal Thomass la reclaman para sus catálogos de lencería.
«Es fantástico tener una gemela, sobre todo si un día necesitas un trasplante», dice Ruth Bell, quien en 2013 quedó finalista, con su hermana May, en el concurso Elite Models Look. Desde entonces, trabajaron juntas hasta que decidió romper con su similitud al afeitarse la cabeza, tijeras de Paul Hanlon mediante. Fue la modelo más aplaudida en la última pasarela de Milán. Arriba, Kris Gottschalk, la musa de Riccardo Tisci que también desfila para hombre y es imagen de la línea masculina de Theory.
Fue la primera india en participar en el concurso de Miss Universo (1965), pero también fue la primera maniquí en rasurarse el cráneo en los 70. Una estética con la que pilotó el Enterprise en Star Trek: The Motion Picture (Robert Wise, 1979).
Las pioneras. En plena era de las top models apareció ella, Eve Salvail. Su cabeza tatuada con un dragón sedujo a Jean Paul Gaultier, Moschino o Versace. Abajo, Alek Wek, la primera supermodelo negra sin rasgos caucásicos y que hoy es embajadora de buena voluntad de las Naciones Unidas. Agyness Deyn dejó la moda en 2012 para dedicarse a la interpretación. Hedi Slimane la convenció para que apareciera en su último desfile.
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