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El desconocido papel de Gabrielle Chanel como mecenas del arte

La serie de vídeos Inside Chanel analiza los lazos y relaciones que la creadora mantuvo con los entornos artísticos, cinematográficos y literarios. En su primer episodio se ahonda en cómo la diseñadora francesa cultivó amistad y apoyó a muchos de los artistas más relevantes de principios del pasado siglo, de Jean Cocteau a Serguéi Diáguilev.

“La originalidad de Chanel es opuesta a la mía”, dijo Dalí. “Yo siempre he exhibido mis pensamientos sin vergüenza, mientras que ella ni los disimula ni presume de ellos, pero los viste… Tiene el cuerpo y el alma mejor vestidos de la tierra”. Como dice el primer capítulo de la serie de vídeos que la maison publica sobre el icono, Inside Chanel, “si Gabrielle Chanel fuera una estrella, sería el corazón de una constelación de los artistas que revolucionaron el siglo XXI”. La firma avanza el primer episodio de una que ahondará en varias facetas de la creadora: aquí profundiza en su relación con el arte, pero también se analizará sus lazos con el cine, la literatura y poesía, danza y música.

Coco y el arte

Cuando Paul Morand visitó el apartamento de Gabrielle Chanel, en la célebre Rue Cambon, fue en Nochevieja, “creo que de 1921”, dice el escritor en El aire de Chanel, lo más cercano a una autobiografía que nos legó Coco. Acabada la Segunda Guerra Mundial, el novelista y la diseñadora coincidieron en 1946 en Saint-Moritz, en Suiza. El mundo que ambos habían conocido ya no existía y Chanel desgranó ante él, fumando incansablemente, todos sus recuerdos.

Una época de fiestas, brillo y creatividad desmedida, la de los Felices años veinte en París, que Morand remomora en su libro: “‘Todos estáis invitados donde Coco’, nos dijo Misia”. La que fuera amiga más fiel de Chanel, la pianista Misia Sert, atrajo aquella velada a muchos de los nombres que se convertirían en familia espiritual de la creadora y que marcarían la creación cultural durante varias décadas. “Aquella noche Misia trajo a los que después se convertirían en sus futuros compañeros de vida: Philippe Berthelot, Satie, Lifar, Auric, Segonzac, Lipchitz, Braque, Luc-Albert Moreau, Radiguet, Sert, Élise Jouhandeau, Picasso, Cocteau, Cendrars. ¿Quién habría sentido esa noche que estábamos cenando con el ángel exterminador del estilo del siglo XIX?”.

Gabrielle Chanel se rodeo de todos ellos y les apoyó incondicionalmente: en ocasiones como mecenas financiera, en otras abriéndoles todas las puertas de aquel París efervescente. Con Serguéi Diáguilev, por ejemplo, se convirtió en colaboradora artística y sustento económico para algunas de sus producciones. Con Salvador Dalí trabajó en la escenografía del ballet Baccahanale... Unas alianzas de doble sentido que enriquecieron las creaciones de la couturier y las dotaron de mayor contenido.

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