¿Cuánto tarda una tendencia en pasarse de moda?
A pesar de que vivimos tiempos de novedades constantes y fugaces, hay estilos que perduran durante más tiempo. Es la regla de los cinco años.
Si echamos un vistazo a lo que estará de moda este verano podemos concluir que los estampados de flores pequeñitas, los colores pastel, las mangas abullonadas, las faldas lápiz por debajo de la rodilla o los pendientes gigantes monopolizarán las tiendas los próximos meses. Una lista de tendencias que bien podría resumir lo que ya estuvo de moda el año pasado y, probablemente, lo que estará el que viene. Puede que las redes sociales produzcan la sensación de que las modas cambian más rápido que nunca, que aquello que se volvía viral anteayer resulta obsoleto hoy. Pero la realidad es que existen tendencias que regresan cíclicamente y otras que permanecen inmóviles durante años. Según los expertos, cinco para ser exactos.
¿Cuánto tarda una tendencia en pasarse de moda?
Es necesario distinguir entre dos tipos para responder a esta pregunta: las de ciclo corto y las de largo. Microtendencias pasajeras y macrotendencias que duran cinco años. La diseñadora y artista multidisciplinar Ana Locking lo resume así: «Aquellas que se consumen rápidamente son las que están más asociadas al fast fashion, a empresas que reducen todo su mercado a la velocidad de la oferta en relación a la demanda. Los analistas les asesoran sobre aquello que el público está deseoso de consumir en ese preciso momento y ellas lo producen rápidamente (en 8-10 días). Por otro lado, están las tendencias que tienen un poder de permanencia mayor y que están relacionadas con la identidad de una marca».
Si analizamos las propuestas de pasarela de las últimas temporadas nos damos cuenta de que las faldas midi están de moda desde la primavera-verano de 2014 y su largura no se ha movido ni un centímetro cuatro años después. También podríamos decir lo mismo de las mangas especiales (ya sean abullonadas, extralargas o las que dejan los hombros al descubierto) o de los pendientes grandes. Si bien esta temporada se han convertido en una plaga en toda clase de marcas, el éxito de los maxipendientes viene cociéndose desde hace tiempo. «Tenemos la moda de alta velocidad con un tiempo de respuesta corto, pero también está aquella que se quema lentamente y cambia poco, influenciada por el estilo de vida del consumidor en lugar de los dictados de la industria», explicaba a The Guardian la experta en tendencias Chrissy Hilton-Gee.
Entonces, ¿por qué tenemos la sensación de que las tendencias duran menos que nunca?
Desde que las propuestas de las grandes firmas llegan antes a Instagram que a las tiendas, parece que ciertas modas nos cansan mucho más rápido que antes. Las cestas de mimbre, por ejemplo, fueron la gran tendencia del verano pasado pero acabaron saturando antes de que llegara a su fin. Sin embargo, este año regresan en todas las versiones posibles al universo de las firmas low cost. ¿Tendrán éxito en ventas? «A veces la saturación de un producto sólo nos resulta tal a los que trabajamos en moda, debido al consumo incesante de imágenes a través de revistas y redes sociales, pero no sucede de igual manera con el consumidor que no está tan pendiente de todo lo que sucede en la pista principal del sistema de la moda», apunta Locking a S Moda. Por eso mientras que las publicaciones especializadas ya están averiguando cuál será el bolso sustituto de estas cestas, el comprador de a pie aún tiene ganas de llevarlas. «A veces el público no está preparado para consumir las tendencias cuando las ofertan los diseñadores. Bien porque no las ha digerido o porque no las puede adaptar a su estilo de vida o a su armario. En esos casos las grandes cadenas insisten más temporadas para convertir ese producto que decidieron sacar de la pasarela de alguna firma de lujo en un éxito de ventas», reflexiona la diseñadora.
Paradójicamente, las tendencias mueren cuando todo el mundo las lleva y se convierten en mainstream. En ese momento los que las generan dejarán de llevarlas para empezar a atreverse con algo nuevo. Sin embargo, prendas como las gabardinas, las zapatillas de deporte o los vestidos midi se mantienen en auge a lo largo del tiempo porque forman parte de un estilo personal y una forma de vida más allá de ser best seller pasajeros. «Las tendencias prácticas, como los bolsos bandolera o llevar botines todo el año, tienden también a mantenerse en auge más tiempo. Sin embargo, las que son complicadas e incómodas, como los tacones superaltos o los pantalones demasiado largos que arrastran bajo la lluvia, tienden a desaparecer más rápido», explica Natalie Kingham, directora de compras de Matches Fashion.
¿Por qué no nos cansamos de las rayas marineras verano tras verano?
A pesar de que la rotación de productos y tendencias cada vez es más fuerte, existen estampados como las rayas marineras y estilos como el étnico o safari que vuelven sin descanso cada temporada. ¿Por qué nunca nos hartamos de ellas? ¿Por qué nos chocaría pasar un verano entero sin una sola camiseta de rayas? «Creo que esas tendencias ya se han ganado el mérito de ser ‘estilos de vida’. Están ligadas a una sensación, a un recuerdo, y son nostálgicas», reflexiona Ana Locking. «Ponerse un jersey marinero nos acerca a un estímulo vacacional de relajación evocando un horizonte de arena y mar. Lo mismo sucede con la experiencia de la sahariana en cuanto a esa plenitud de libertad y de aventura del continente africano o a las flores ligadas al deseo por lo rústico de la campiña», añade. Este tipo de tendencias siempre funcionan porque se ligan a un momento del año, un determinado mercado y ciertos estilos de vida. Son atemporales.
¿Es posible tener estilo personal en tiempos de Instagram?
Tenemos más opciones que nunca para vestir y, sin embargo, vestimos más uniformados que nunca. Las prendas de bajo coste llegan a convertirse en plaga en las calles (que se lo pregunten a la chaqueta amarilla de Zara) y muchos influencers, que en principio se hicieron notables por su adaptación particular de las modas, acaban llevando en masa las mismas marcas, los mismos productos e idénticos looks. Algo fácilmente comprobable echando un vistazo al feed de Instagram o a las imágenes de street style de las semanas de la moda. Este año todas tienen el bolso de red de Staud o las zapatillas feas de padre de Balenciaga. Pero el estilo personal cotiza en alza y aquellas que sean capaces de desmarcarse de la masa son las que lograran sobrevivir. «A ciertos influencers se les reconoce por un estilo determinado, y no por estar solamente interesados en cobrar miles de euros por sacar tal o cual producto que se les ofrezca, sino por generar una coherencia y credibilidad. Sus intereses están cada vez más arraigados en hacer que su estilo parezca siempre deseable y personal», explica Locking.
Las tendencias pasajeras tienen poco peso a la hora de construir esa ansiada seña de identidad. Eso unido a la sostenibilidad y al deseo de «sentirnos orgullosos de los que compramos» provoca que las modas de largo recorrido, al menos cinco años, tengan cada vez más sentido. Ya no se habla de dos temporadas (primavera-verano y otoño-invierno) sino de tendencias globales que perduran durante un tiempo. Un lustro es suficiente para amortizar una prenda y no tener que deshacerse de ella a los pocos meses porque haya quedado obsoleta. Es la forma de poder invertir ‘más en menos’ pero de calidad. Puede que vivamos en medio de una vorágine de novedades, pero parece que la clave está en tener una visión mucho más personal de la moda que dure, por lo menos, cinco años.
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