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De espía de guerra a ilustrador de moda: la increíble vida de Brian Stonehouse

Una muestra en Londres recoge varios de los bocetos de este artista consagrado a ‘Vogue’ que sobrevivió a cuatro campos de concentración nazis.

A la izq: Full Red Skirt, with Flowers, and White Blouse (c. 1960). A la dcha: Black and White Checked Jacket (c. 1958).
A la izq: Full Red Skirt, with Flowers, and White Blouse (c. 1960). A la dcha: Black and White Checked Jacket (c. 1958).Cortesía de Abbot and Holder

En un viaje en tren atestado de soldados alemanes, el joven estudiante de arte francés Michael Chapius trataba de cruzar la Francia ocupada por los nazis en 1941. Observando su calzado, que contrastaba con el resto de su atuendo marcadamente francés, una anciana se le acercó durante el trayecto y le comentó: “antes de la guerra, mi hermano tenía unos zapatos ingleses tan bonitos como los tuyos”. Con afectada indiferencia, él le contestó “es extraordinario”.

Afortunadamente, ninguno de los soldados a bordo escuchó la conversación ni reparó en la apreciación, porque le podía haber costado la vida. Michael Chapius, obviamente, no era su verdadero nombre. Tampoco lo era Celestin, su nombre en clave. Se trataba en realidad del Brian Stonehouse (1918-1998), un ilustrador inglés con una biografía digna de hacerse un hueco en Hollywood: antes de consagrar su talento artístico a Vogue, ejerció como espía para el Servicio de Operaciones Especiales (SOE), la organización británica creada con el objetivo de sabotear las operaciones nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

De izq. a dcha: ‘A Black and Red Priming Coat of black wool alpaca reversible to red velveteen’; ‘A Checked and Belted Jacket’ (c. 1955)
De izq. a dcha: ‘A Black and Red Priming Coat of black wool alpaca reversible to red velveteen’; ‘A Checked and Belted Jacket’ (c. 1955)Cortesía de Abbot and Holder

Unos dibujos que le salvaron la vida

Desde sus comienzos en la escuela de arte de Ipswich (Reino Unido) a mediados de los años 30 ya se había interesado por el retrato y por la ilustración de moda, pero pronto tuvo que cambiar sus primeros trabajos para Vogue por la guerra. Su fluido francés le sirvió en 1940 para trabajar como intérprete en los inicios de su reclutamiento, pero un año más tarde le entrenaron para ser operador de radio de la SOE. Un trabajo para el que, por cierto, sobrevivir más allá de las seis semanas resultaba casi un milagro.

Su llegada a Francia en plena guerra también fue una de las más accidentadas. Su paracaídas se había abierto en el valle del Loira, con la mala suerte de que su radio se enganchó entre las ramas de un árbol. Pasó los siguientes cinco días tratando de bajarla, y para cuando pudo hacerlo, descubrió que no funcionaba bien. Desde mediados de julio hasta finales de octubre estuvo retransmitiendo mensajes desde diferentes lugares, pero fue descubierto en una transmisión demasiado larga y terminó capturado. Tenía 26 años.

A la izq: ‘Gold Necklace and Green Top’ (c. 1955); a la dcha: ‘Modelling a Paris dress by Lanvin-Castillo’ (1953).
A la izq: ‘Gold Necklace and Green Top’ (c. 1955); a la dcha: ‘Modelling a Paris dress by Lanvin-Castillo’ (1953).Cortesía de Abbot and Holder

Fue torturado repetidamente durante dos años y medio por la Gestapo y marcado con el ‘NN’ (‘Nacht und Nebel’, traducido como ‘Noche y Niebla’), un decreto emitido personalmente por Hitler que ordenaba a que prisioneros de guerra como Stonehouse trabajasen hasta la muerte antes de borrar su identificación para que sus familias nunca pudiesen averiguar qué había sido de ellos. Condenado a muerte, sobrevivió a la prisión de Fresne y a cuatro campos de concentración alemanes en Saarbrücken, Mauthausen, Struthof-Natzeiler y desde septiembre de 1944 a abril de 1945, en Dachau, gracias a su pericia y habilidad para retratar a las mujeres de los oficiales y comandantes de su campo ataviados en sus abrigos de piel. En 2005 se desenterraron varios de estos bocetos a lápiz y pastel que se donaron dos años más tarde al Museo Imperial de la Guerra, en Londres.

Vera Atkins, una de las principales espías británicas durante el conflicto, recordaba a Stonehouse a su liberación del campo de Dachau por parte de los norteamericanos “con las mejillas hundidas, la cabeza rapada y los ojos marrones oscuros muy brillantes”, llevando unas “botas americanas, chaquetas amplias” y una especie de fular “azul de seda con lunares blancos” al cuello.

Tras la guerra, Brian Stonehouse ejerció un importante papel, no solo como testigo en los juicios por los crímenes de guerra. Sus dibujos también ayudaron a averiguar qué había sido de cuatro mujeres oficiales que habían sido capturadas por los nazis un año antes. Gracias a su memoria visual, se cerró la investigación y se notificó a las familias de sus muertes, ya que los bocetos del ilustrador coincidían a la perfección con las fotografías.

De los retratos de la guerra a los trazos de moda para Vogue

Durante este periodo conoció al comandante de la Armada norteamericana y socialité Harry Haller, que vio un encanto especial en su talento artístico y su celebridad como superviviente de la guerra. Haller utilizó sus contactos para ayudarle a establecerse como un retratista de sociedad. La llegada de Stonehouse a Estados Unidos fue de lo más oportuna: coincidió con un gran interés por la moda tras los años de la guerra, y la ilustración seguía siendo una parte esencial de las revistas del sector.

La editora por aquel entonces del Vogue norteamericano, Jessica Daves, se fijó en sus estilosos retratos de celebrities como Tallulah Bankhead, y fue contratado por esta cabecera en 1952, el primer ilustrador en plantilla desde 1939. En esta época coincidió con otros artistas quizá más reconocidos, como René Bouché o Carl Erickson. Con ellos compartía un estilo similar, de trazo rápido y vívido color, más cercano casi al boceto, que daba más protagonismo al look que a la propia modelo.

La tarea de Stonehouse consistió en dibujar maniquíes vistiendo los últimos diseños de los sofisticados looks de alta costura, que en aquel momento convivían con los dibujos del emergente mundo del pret-à-porter. Pronto se familiarizó con la publicidad y el marketing. Su habilidad para entender la moda como un producto le permitió colaborar estrechamente con el departamento de Saks Fifth Avenue o Elizabeth Arden, que compaginó con el trabajo para otras cabeceras como Harper’s Bazaar.

Fue una época dorada para la ilustración de moda, ya que se creía que los dibujos mostraban la ropa mucho mejor que la fotografía. Sin embargo, todo cambió con la llegada de Diana Vreeland a Vogue. La preferencia por la foto de la inmortal directora hizo que Stonehouse volviese a su tierra natal para pintar más retratos, paisajes y naturalezas muertas. Entre sus clientes tenía a la Familia Real, y no era raro ver a la reina Madre posando para él en Clarence House. Su cuadro sobre ella domina el bar del Special Forces Club, un club privado integrado por miembros de la SOE, entre otros. Brian Stonehouse murió el 2 de diciembre de 1998, en Londres.

La exposición ‘Brian Stonehouse M.B.E’ estará en las salas de Abbott and Holder (Londres) hasta el 22 de diciembre de 2017.

‘A Picture Hat, and Malacca Cane’ (c. 1955)
‘A Picture Hat, and Malacca Cane’ (c. 1955)Cortesía de Abbot and Holder

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