Blogueras sin final feliz
Solo un tercio de las blogueras viven de sus bitácoras. Hablamos con una representante de estrellas de la red para comprender lo difícil que es llegar a ganar dinero fotografiando tu vida.
Todo aquel que fantasee con abrir un blog y mandar a freír espárragos a su jefe debería leer el testimonio de Jo Fraser. Esta australiana de 24 años describe en el Huffington Post cómo dejó su trabajo en una oficina para viajar y contar sus aventuras en su web Dirty Paws. Lo hizo convencida de que le lloverían ofertas, pero el creciente número de seguidores que admiraban sus fotos en lugares paradisíacos no repercutió en sus ingresos. Jo Fraser veía, estresada, como los fondos de cuenta corriente iban disminuyendo. Aguantó hasta que no tuvo más remedio que llamar a sus padres y pedirles dinero para coger un tren desde el aeropuerto. «La próxima vez que leáis una de esas historias, recordad que no a todo el mundo le sale bien. La mayoría volveremos a casa, encenderemos el ordenador y empezaremos a mandar currículums otra vez. No hay nada malo en ello», escribe en su artículo.
Jo Fraser se creyó a pies juntillas esas imágenes que ella llama de «chicas con los brazos extendidos frente a paisajes». La fachada es ideal pero existe otra cara del blogging, de la que se habla bien poco. Hay blogs que desaparecen porque las cabeceras que los absorbieron prescinden de ellos (ocurrió en la web de Elle España), que dejan ser relevantes y languidecen en algún lugar de la web o que carecen de gancho online porque el único mérito de su autor es que es famoso. No todas las actrices con web tienen tanta influencia como Paula Echevarría.
Aunque solo un tercio de los blogueros vivan de ello, se ha generalizado la idea de que un diario online es poco menos que la gallina de los huevos de oro. Según informaciones en medios, una bloguera de moda en España puede llegar a ganar 450 euros por un tuit y hasta 25.000 por figurar en una presentación o evento. Danielle Bernstein de We Wore What desveló que las marcas pagan de 450 a 90.000 euros por recomendar sus productos en Instagram, dependiendo del número de seguidores. Y a nadie le pasó desapercibido que el año pasado, Chiarra Ferragni ganó seis millones de euros con The Blonde Salad. Con esas cifras, no es de extrañar que muchos se lo planteen como carrera profesional. No obstante, la realidad es que abrir un blog no te convierte automáticamente en bloguero y ni mucho menos te garantiza un sueldo.
“Para algunos es como comprar un décimo y esperar a que te toque la lotería. Hay mucho desconocimiento del trabajo que conlleva», argumenta Beatriz Portela, fundadora de la agencia de representación de bloggers Okiko. “Nosotros recibimos con frecuencia emails de personas que afirman querer abrir un blog para ganar dinero. Se ha transmitido una idea errónea, que ser blogger es una bicoca, que haces lo que quieres y encima te pagan. Realmente un blogger hace lo que le gusta y le pagan por ello, que no es exactamente lo mismo”.
El blog es una herramienta promocional que hay que usar con cuidado. Las bitácoras de éxito transmiten una marca personal definida y han encontrado el equilibrio entre contenido y las entradas esponsorizadas. Los seguidores se empachan con un exceso publicidad, algo que puede ser letal para su reputación. Consecuentemente las marcas más prestigiosas dejarán de ofrecer contratos lucrativos. Sólo hay que comprobar la procedencia de las fuentes de ingresos. Leandra Medine, The Man Repeller, reveló a The Business of Fashion que su escaparate genera sólo el 10 por ciento del total de sus ingresos. Las colaboraciones con firmas suponen un 60% del total de las ganancias. La veterana Susanna Lau, de Susie Bubble, declaró al mismo medio que la mayoría de sus ganancias proceden de proyectos para marcas. La publicidad de su web le reporta un 25%, los artículos para otros medios un 10% y el resto viene de colaboraciones especiales. Motivos de peso para elegir bien con quién te asocias. “Si se practica el todo vale y el criterio de hacer caja, se pierde influencia seguro”, opina la fundadora de Okiko Talents. “Hay que saber decir no, tener claro que acciones te ayudan a construir tu marca y cuales van a provocar el efecto contrario».
Los lectores han visto mucho, se las saben todas y valoran las voces originales que no cuentan los billetes con cada post. Vivimos un momento de saturación de la blogosfera, y quizás la receta del éxito pase por dejar de considerar al blog como un negocio. Volver a la casilla de salida. “Un blog supone tener algo interesante que contar, estar en búsqueda permanente, y dedicarle tiempo”, declara Beatriz Portela. «No obstante conozco casos en los que la suerte no se ha puesto de su lado. También hay que estar en el lugar y momento adecuados».
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