Una Beyoncé a lo Michael Jackson eclipsa a Coldplay en la Super Bowl
Coldplay, escoltados por Beyoncé y Bruno Mars, ofrecieron un show vital y colorista. Lady Gaga, muy emocionada, abrió el evento interpretando el himno.
Tras un consumo estimado de 1200 millones de litros de cerveza en apenas cuatro horas, la Super Bowl 50 ha finalizado. El evento deportivo más relevante del año al otro lado del Atlántico, y con más de 160 millones de espectadores en todo el mundo, terminó con la victoria de los Denver Broncos sobre Carolina Panthers en un partido igualado hasta el último cuarto y en el que brilló el linebacker de Denver y MVP del partido, Von Miller. Hasta aquí, nuestro análisis deportivo. Ahora, hablemos del show.
“Cree en el amor”. Este es el eslogan que conformaban las miles de cartulinas del mosaico que cerró el descanso de la Super Bowl 50. Aunque nos quedamos sin el tiburón viral que acompañó a Katy Perry el año pasado, los británicos Coldplay, cabezas de cartel en este microfestival de estrellas, han intentado hacernos olvidar tamaña genialidad con una actuación colorista y positiva, en la que interpretaron varios de sus éxitos revienta-estadios. Un show menos épico que el de la anterior edición y condicionado por el horario de la costa oeste americana, día despejado y el sol aún brillando con fuerza, pero rentabilizado para homenajear el aniversario de la competición. Con Lady Gaga encargada del himno, y Bruno Mars y Beyoncé como teloneros, los británicos fueron eclipsados por la fuerza de esta última, que repitió el éxito de su show en 2013.
Lady Gaga, más patriota que nunca
Ella fue la encargada de inaugurar la fiesta en el Levi´s Stadium de Santa Clara (San Francisco) con el protocolario himno estadounidense. Acompañada únicamente por un pianista, la neoyorkina interpretó el Star-Splanged Banner con un estilismo compuesto por un traje pantalón rojo brillante y plataformas que imitaban las barras y estrellas de la bandera norteamericana (al estilo ‘Bowie’), completando un look temático diseñado a medida por el director creativo de Gucci, Alessandro Michele. Destacaron en su propuesta la sombra de ojos rojo metalizado y un peinado digno del túnel del viento. Dejando a un lado sus apariciones más provocadoras, una Lady Gaga emocionada y ceremonial, interpretó el himno por primera vez recogiendo así el testigo de Idina Menzel (la intérprete de Elsa en Frozen). Su actuación fue recibida con entusiasmo por los espectadores que ya la sitúan como favorita para ser la protagonista del espectáculo del descanso en 2017. Gaga completa así un comienzo de año estelar, tras el Globo de Oro cosechado por su interpretación en la serie American Horror Story y que culminará en los próximos Óscar, gracias a su candidadura a mejor canción original.
Coldplay, menos protagonistas de lo esperado
A las dos y media de la madrugada (hora peninsular) daba comienzo el esperado espectáculo del descanso de la Super Bowl, una producción de 10 millones de dólares para apenas 20 minutos de duración. Coldplay, anunciados como la banda principal del show, fueron los primeros en aparecer. Acompañados por el ya típico público coreografiado sobre el césped, durante cinco minutos tocaron un medley de grandes éxitos como Viva la Vida, Paradise y Adventure of a lifetime, single de su séptimo trabajo A head full of dreams. Los de Chris Martin apostaron por lo seguro, con un espectáculo luminoso y divertido, siguiendo el estilo de los conciertos de su tour y que por momentos recordaba a la inauguración de un Mundial de fútbol. Estuvieron acompañados por la Youth Orchestra de Los Angeles, dirigida por el nuevo enfant terrible de la música clásica, Gustavo Dudamel, en cuya vida está inspirada la serie (triunfadora también en los Globos) Mozart in the jungle. Con todo, extraña la escasa participación de Coldplay en la totalidad del evento, recayendo el mayor protagonismo en la pareja formada por Beyoncé y Bruno Mars, y que los británicos apenas recuperaron en su posterior aparición.
El funk sigue estando de moda
Los 70.000 espectadores (multiafortunados o multimillonarios) que consiguieron hacerse con una entrada para el partido pudieron disfrutar del hit Uptown Funk que, dos años después de su lanzamiento, sigue funcionando la mar de bien. Así lo demostró Bruno Mars, anfitrión del evento en 2014, acompañado por su inseparable séquito musical The Hooligans, que se vistieron para la ocasión de cuero negro y ejecutaron una perfecta coreografía. El productor de la canción, Mark Ronson, se puso esta vez detrás de la mesa de mezclas para ofrecer un nueva mezcla dance de su éxito, al que se uniría una Beyoncé que robó cada plano en el que estuvo presente.
Queen Bey homenajea al Rey del Pop
En una edición tan señalada como la número 50, no podía faltar el tributo a anteriores espectáculos que ya forman parte de la memoria colectiva de los espectadores. Chris Martin tocaba en su piano acordes de canciones como Beautiful Day y Purple Rain, mientras los videomarcadores mostraban imágenes de algunos shows para el recuerdo, como los de Bruce Springsteen o Beyoncé. Precisamente fue la ex de Destiny´s Child la última en aparecer en el día de ayer, estrenando el primer adelanto de su nuevo trabajo, Formation. Gracias a su poderosa puesta en escena (y pese a los momentos de playback en su intervención), la cantante volvió a demostrar por qué la llaman Queen Bey (que en inglés suena igual que abeja reina). Además, en un día de homenajes, se dio el gusto de ofrecer el suyo propio, enfundada en un body de Dsquared2, con cadenas doradas y de inspiración militar, que recuerda al que llevara Michael Jackson en su concierto de 1993. Tras un cara a cara entre los grupos de bailarines liderados por Beyoncé (el de la cantante hizo toda una declaración política con estilismos inspirados en los de las Panteras Negras) y Bruno Mars, ambos se unieron a Martin para cerrar el espectáculo con el tema Up&Up de los británicos.
La importancia del espectáculo
“Para ser honestos, nada es más importante para una banda. Aunque hayas tocado o estado en cualquier parte del mundo con tu música”, confesó el grupo británico en la presentación del espectáculo ante la prensa el pasado jueves. Un foco ansiado por cualquier estrella internacional, cuya presencia supone una inyección mediática incomparable. Según la consultora Nielsen, las ventas del álbum de Katy Perry el año pasado aumentaron un 211%, y las de Bruno Mars un 352%. Para ir calentando motores, Coldplay y Beyoncé hicieron pública su nueva colaboración la semana pasada, Hymn for the weekend, cuyo vídeo levantó también una avalancha de críticas hacia los intérpretes por “apropiarse y estereotipar la cultura india”, según recogió la CNN. La artista tejana tampoco ha querido dejar pasar su presencia en el concierto para anunciar, en un spot emitido durante el partido cuyo coste ronda los 5 millones de dólares, el inicio de su nueva gira: The Formation World Tour. Si el espectáculo es parecido al ofrecido en San Francisco, apostamos que las entradas volarán más rápido que las de la Super Bowl.
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