Todo lo que debes tener en cuenta para acertar con tu desodorante
Distinguir entre antitranspirante y desodorante nos ayudará a elegir no solo un mejor formato, sino también el mejor horario para aplicarlo
A la hora de elegir una crema de noche o un buen maquillaje, somos especialmente exigentes con sus efectos sobre nuestro cuerpo. Sin embargo, hay un producto que ponemos cada día sobre nuestra piel y sobre el que quizás no nos paramos tanto a pensar: el desodorante.
Pese a ser un producto de un uso tan común, todavía no tenemos clara la diferencia entre los desodorantes y los antitranspirantes, cuál es el mejor momento del día para usarlo, o si realmente el desodorante puede ser perjudicial para nuestra salud. En este sentido, hay estudios que aclaran que no parece haber base científica, al menos del momento, para vincular el uso del desodorante —en concreto sobre componentes como las sales de aluminio— con la aparición de cáncer.
Teniendo esto en cuenta, ¿cuál diríamos que es el desodorante ideal? Según Cristina Villegas Fernández, jefa de servicio de Dermatología Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, no existe un desodorante para todo el mundo, y al igual que para utilizar una crema o una base de maquillaje hay que conocer las características de nuestra piel , también deberíamos tenerlas en cuenta a la hora de elegir nuestro tipo de desodorante. “Cada uno de nosotros conoce bien sus características personales: olor corporal, nivel de sudoración, tipo de piel, etc., así como nuestros hábitos: si somos deportistas, sedentarios…”. Todas estas variables nos harán necesitar un desodorante diferente según nuestras necesidades. La buena noticia es que hay una amplia gama sobre la que elegir, si sabemos qué es lo que debemos que tener en cuenta.
Una gran variedad
La primera idea que hay que tener en cuenta es que por mucho que los denominemos por igual, no es lo mismo un desodorante que un antitranspirante. Sobre los primeros, Cristina Villegas explica que son aquellos que “suelen llevar alcohol y algún tipo de aroma especial”, de forma que “neutralizan el olor desagradable de la axila, al entrar en contacto el alcohol que contienen con las bacterias que lo causan, por ello, su efecto dura solamente lo que dura el perfume”. Desde un punto de vista más clínico, Villegas apunta a que la función de este tipo de productos no es sino “enmascarar el mal olor originado por la descomposición bacteriana sobre el sudor, que en realidad no tiene ningún olor”.
Por otra parte, los antitranspirantes tienen un mecanismo muy diferente, que es la de “bloquear total o parcialmente la aparición de sudor en la axila”. Es por ello que en estos productos el elemento más utilizado son las sales de aluminio. De esta forma, “su tiempo de acción es más prolongado, generalmente hasta las 24 horas”, lo que supone diferencias en su aplicación.
Sobre cuál de los dos es más adecuado, la dermatóloga apunta a que “el desodorante ideal sería una combinación de desodorante y antitranspirante, que cumpla ambas funciones, sin alterar el equilibrio de la piel, sin originar irritación y permitiendo además una hidratación adecuada. No sería necesario que llevara perfume, pues podemos complementarlo con el personal, y si lo lleva, debe ser suave y testado para no originar alergias de contacto”.
Teniendo todo esto claro, el problema está al llegar a la farmacia o al supermercado y enfrentarse con una gran variedad sobre la que elegir. Para acertar en cada caso, es necesario saber las ventajas y desventajas de cada formato, sobre las que la dermatóloga destaca:
- En
- spray o aerosol
- : Su uso es muy cómodo y en el mercado podemos encontrarlo con multitud de fragancias y aromas distintos.
- En
- roll-on
- : Es uno de los formatos de más fácil aplicación y que más sensación de frescor produce tras su aplicación, estando recomendado para las pieles sensibles.
- En
- barra
- : Un formato muy cómodo para llevar de viaje o para usar en nuestro día a día, que conserva muy bien la fragancia y con una aplicación muy sencilla. Es adecuado para la mayoría de las pieles, especialmente las secas gracias a su poder de hidratación.
- En
- crema
- : Es el formato menos extendido en la actualidad, debido a que su aplicación es algo más laboriosa que la de los otros formatos. Puede utilizarse en áreas más extensas y en zonas concretas con problemas de hipersudoración, como la cara, la nuca, el torso, etc.
Otras claves a tener en cuenta
La siguiente pregunta es saber si siempre deberíamos usar siempre el mismo desodorante, o si quizás podamos usar uno más neutro a diario y otro más específico para esas fechas claves, como una reunión de trabajo importante en la que nos vamos a poner especialmente nerviosas, o una boda de verano en la que estrenamos ropa nueva.
Sobre esta cuestión, Cristina Villegas reflexiona que “podemos utilizar el mismo desodorante a diario”, pero “en determinadas ocasiones (deporte , bailes prolongados …) podríamos utilizar alguno de mayor intensidad, pero siempre adaptado a nuestro tipo de piel y características personales”.
Respecto a cómo saber si nuestro desodorante es correcto para un uso diario, lo importante es que no nos cause ningún síntoma no deseado. En este sentido, “si aparece enrojecimiento, prurito, sensación de quemazón o ardor, así como la aparición de lesiones eccematosas en la zona de aplicación del desodorante, debemos interrumpir su aplicación y consultar con nuestro dermatólogo”, expone la experta. Estos síntomas no tienen por qué aparecer directamente después de su aplicación, todo dependerá de nuestro tipo de piel. Así, “los efectos descritos pueden aparecer de forma inmediata, (en pieles sensibles o reactivas por irritación de la piel) o bien aparecer 48 o 72 horas después de la aplicación (eccema alérgico de contacto, en general por los perfumes utilizados)”.
Otra cuestión es que nuestra piel no sufra, pero el desodorante no parezca tener un efecto suficiente, sea cual sea el que probemos. Sobre estos casos la dermatóloga aclara que “existen tratamientos dermatológicos específicos para pacientes que tienen un verdadero problema de hipersudoración, y para los que los anteriores tratamientos son insuficientes, como la iontoforesis, la toxina botulínica inyectada en la zona problemática, o incluso determinados medicamentos orales que reducen la sudoración corporal”.
Aprender a usarlo correctamente
Una vez que hemos elegido el desodorante adecuado, el siguiente reto es aprender a usarlo, y es que muchas veces el problema no está en el producto, sino en el uso que hacemos del mismo. Algo que está relacionado precisamente por la confusión entre desodorante y antitranspirante, ya que no deberían aplicarse de la misma manera.
A este respecto, se hizo especialmente popular en redes un artículo publicado por el periodista Chris Plante en The Verge en el que explicaba por qué estamos usando mal nuestro antitranspirante. Y es que el problema parece estar en aplicarlo a primera hora de la mañana, en vez de por la noche. Teniendo en cuenta que la aplicación de un antitranspirante es de 24 horas, y que ducharnos no debería acabar con el efecto, el periodista exponía que “el problema con la aplicación en la mañana es que su cuerpo tiene más probabilidades de sudar antes de que el antitranspirante haya tenido tiempo para, por ejemplo, obstruir los correspondientes conductos, por lo que acabamos sudando durante el resto del día”. De hecho, la Sociedad Internacional contra la Hiperhidrosis (una enfermedad marcada por un exceso de sudoración crónica) se manifestaba al respecto, concluyendo que la forma correcta para usar un antritranspirante es “aplicarlo antes de acostarse sobre la piel totalmente seca, para evitar hidratación”, es decir, que tampoco habría que usarlo cuando aún estamos húmedos tras la ducha. De esta forma, sería el desodorante, el que sí que podríamos aplicarnos a primera hora de la mañana, para disfrutar de un olor más fresco.
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