Este jabón que usaba tu abuela es el mejor remedio para limpiar las brochas
Es natural, respetuoso con el medio ambiente y ‘low-cost’ y, además de ser muy eficaz con las manchas de la ropa, las expertas aseguran que es el mejor limpiador para mantener en buena forma los utensilios de maquillaje.
En 1924 el propio Príncipe de Asturias –en ese momento, Alfonso de Borbón– acudió de visita a la fábrica de la compañía Lizariturry y Rezola, en San Sebastián. ¿La razón? Allí se creaba el jabón Lagarto. Lo habían creado en 1915, pero no fue hasta ese año cuando llegó su éxito comercial gracias al clásico cartel diseñado por un polifacético artista gráfico llamado Pedro Antequera. La imagen se convirtió en uno de los emblemas de la publicidad en España, y la icónica pastilla de jabón pasó a ser eterna.
Más de 100 años de fama y resistencia en el mercado avalan no solo su eficacia, sino sobre todo su mayor punto fuerte: la versatilidad y los múltiples usos que ofrece, desde el lavado de prendas delicadas hasta el cuidado de la piel y, según revela últimamente Instagram, el lavado de las brochas de maquillaje.
Como buen remedio «de abuela» que es, el jabón Lagarto todavía se guardaba este as en la manga. Además de quitar las manchas más rebeldes en la ropa, se ha posicionado como el perfecto aliado para una tarea que, aunque primordial, muchas veces vamos dejando de hacer por pereza: limpiar las brochas de maquillaje. Haciéndolo conseguirás que estos utensilios te duren más tiempo, que tu piel esté más limpia y sana, que el resultado del maquillaje sea mejor y que tus productos no se contaminen cada vez que pasas el pincel por ellos.
Y sí, a juzgar por la popularidad de esta acción en Instagram y otros blogs y perfiles especializados en belleza, el jabón Lagarto es una de las mejores opciones para hacerlo. ¿Cómo?
1. Humedece la brocha en horizontal (para que no entre el agua en su interior)
2. Pásala varias veces por la pastilla de jabón Lagarto y sobre la palma de tu mano hasta que la espuma salga sin restos de maquillaje.
3. Aclara bocabajo y seca a toquecitos sobre una toalla.
4. Déjala terminar de secarse apoyada sobre una superficie horizontal.
La pastilla de jabón es tendencia
De un tiempo a esta parte, los productos que utilizaban nuestras abuelas en lo que a cosmética y belleza se refiere han resurgido como el Ave Fénix: del bálsamo labial de Suavina o la vaselina de Gal a la crema súper reparadora Neusc-P Rosa, pasando por la lata azul de Nivea o los polvos Terracotta de Guerlain.
Pero sobre esas formulaciones naturales que hemos recuperado por efectivas y también low-cost, prima una cuestión de responsabilidad y ética medioambiental que ha crecido en los últimos años. Más allá del aspecto estético de las pastillas de jabón sólido que se han puesto de moda y se han colado sin remedio en nuestras fotos de Instagram, usar cosméticos en barra –con el consiguiente ahorro de todos sus envases de plástico– es mucho más sostenible y se suma como una de las principales medidas para un consumo más responsable. “Las ventas de champú sólido de los últimos trece años han supuesto el ahorro de 110 millones de botellas de plástico, o lo que es lo mismo, 3.000 toneladas que no se han tenido que fabricar”, confirman desde Lush, una de las firmas pioneras en lograr este efecto gracias a su famoso champú sólido creado en 1987.
Así que no es casualidad que la icónica barra de cuarto de kilo de jabón Lagarto continúe en el catálogo de Euroquímica y haya repuntado, como apuntaba Antonio Picado: “El pack de tres piezas de 250 gramos sigue siendo nuestro best-seller”.
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