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De humilde maquilladora autodidacta a Dama del Imperio Británico: la espectacular historia de superación de Pat McGrath

Íntima de Edward Enninful, director de la edición británica de ‘Vogue’, fue descubierta por casualidad y no ha dejado de sumar hitos en su dilatada carrera. Los repasamos.

Pat McGrath se ha codeado con la élite de la industria, de Karl Lagerfeld a Linda Evangelista.
Pat McGrath se ha codeado con la élite de la industria, de Karl Lagerfeld a Linda Evangelista.ana regina / getty / cordon press / dr
Javier Caballero

El pasado 30 de diciembre, la Reina Isabel II de Inglaterra publicaba su listado anual de condecoraciones para este 2021. Entre los afortunados, aparecía por primera vez el nombre de una maquilladora entre quienes pasarían a formar parte del honor de ser nombrados Caballero (para ellos) y Dama (para ellas) del Imperio Británico por parte de la monarca: Pat McGrath. Se trata del nombramiento más alto al que puede aspirar una profesional de su oficio, y el segundo en importancia de todos los que se conceden. Por encima, solo se sitúa el de Compañera de Honor, reservado a las categorías de artes, ciencias, medicina o política.

La make-up artist no es ajena a este listado. En 2014 fue incluida como Miembro de la Orden del Imperio Británico por sus servicios en las industrias de la moda y la belleza, un título unos puestos más abajo jerárquicamente del que ostenta en la actualidad. «Fue toda una sorpresa», confesó en ese momento en una entrevista con Vogue. «Todo el mundo me llamó o escribió». De camino al palacio de Buckingham en mayo de ese año, se tomó su primer selfie.

En esta ocasión, ha echado mano a Instagram para mostrar su agradecimiento. «Quiero dar las gracias a toda la gente maravillosa que ha pasado por mi vida -mi madre Jean McGrath, mi familia, mis amigos, mis compañeros de trabajo y vosotros, mis amantes de la belleza- que forman parte de este premio», se lee en su publicación. «Ni en mis sueños más locos imaginé que un día Su Majestad la reina Isabel II me incluiría entre los increíbles destinatarios de este honor, tanto hoy como en el pasado». Concluye dedicándolo a todos los maquilladores del mundo, a los que anima a no dejar de luchar por sus sueños.

Este hito se suma a otros de la, según Anna Wintour, maquilladora más influyente de nuestros tiempos. Pat McGrath nació en 1970 en Londres, hija de una madre soltera (Jean) y primera generación de inmigrantes jamaicanos. Se crio en Northampton, una población situada al norte de la capital inglesa, entre Birmingham y Cambridge. Su madre, de clase trabajadora y testigo de Jehová, fue su primer referente en el universo del maquillaje. «Estaba obsesionada. Se ponía frente al televisor y nos retaba a adivinar qué se había puesto en los ojos. No se apartaba hasta que no se lo decía», recordó en una entrevista con The Guardian. Junto a su progenitora, se dedicaban a analizar el maquillaje de las estrellas del Hollywood clásico para identificar las inspiraciones de las pasarelas de la temporada.

Si bien fue de su madre, desde los siete años, de quien aprendió los trucos que le encaminarían a su profesión, fue la casualidad la que quiso determinar su trayectoria. Fan acérrima del grupo Spandau Ballet, se encontraba de adolescente esperando a que apareciesen en las instalaciones de la radio pública BBC, donde iban a ser entrevistados, cuando llamó la atención de la periodista Janice Long. En su cara, McGrath había utilizado un pintalabios fuerte para sus ojos, sus mejillas y sus labios. La presentadora le pidió que lo repitiese en ella. «Ni siquiera sabía que fuese un trabajo. Me dijo que sí lo era, así que esa noche volví a casa sabiendo a qué me iba a dedicar», desveló al diario británico.

Pronto cambió Northampton por Londres, cuya escena nocturna de la década de los ochenta le inspiró para su estilo, en el que predominan los brillos. El grupo musical Soul II Soul confió en sus manos, abriendo las puertas a su carrera. Poco después le llamaron de las revistas Face y i-D para que colaborase con ellas. En la última conoció a Edward Enninful, actual director (y el primero hombre y negro) de la edición británica de Vogue. Entabló amistad con el entonces director de moda más joven, con solo 18 años, que le nombró poco después directora de belleza. Sus estilos dieron pie a las atrevidas portadas de i-D, que se mantiene como una de las cabeceras más modernas existentes. Ahí su carrera empezó a despegar, y pudo dejar el trabajo de recepcionista con el que se mantenía a flote.

En 1999, Giorgio Armani contó con ella para crear una línea de maquillaje, y los dos años siguientes se alzó con el premio Pantene a la maquilladora del año. Desde entonces, todas las grandes firmas le han llamado a filas para aportar color en sus desfiles. Definió los looks arriesgados del Dior de John Galliano, poniendo de moda el iluminador y el glitter en un momento, comienzos de este siglo, en el que ni las series como Euphoria ni las redes empujaban las tendencias más coloristas. Prada, Givenchy, Versace y Louis Vuitton se enumeran entre las casas de moda que piden sus servicios. Ha llegado a cubrir 80 pasarelas en un año. Viaja con decenas de maletas y de maquilladores de una capital de la moda a otra. «He llegado a cargar con 87 maletas repletas», contó a The Guardian. Las cabeceras de moda más importantes del mundo han colaborado con ella para sus portadas, de Vogue a Harper’s Bazaar, pasando por W.

El glitter se convirtió en una de sus señas de identidad, inspirada por la escena ochentera de Londres. En la imagen, uno de los ‘looks’ que creó para el desfile de Alta Costura primavera-verano 2004 de Dior.
El glitter se convirtió en una de sus señas de identidad, inspirada por la escena ochentera de Londres. En la imagen, uno de los ‘looks’ que creó para el desfile de Alta Costura primavera-verano 2004 de Dior.getty

En 2015, un año después de ser condecorada Miembro de la Orden del Imperio Británico, lanzó su propia firma de maquillaje, Pat McGrath Labs (de venta en Sephora en España). Una de sus principales misiones: que las mujeres de color no se las tuviesen que ingeniar, como ella y su madre, para encontrar el tono de base adecuado para su piel. Mezclaban diferentes tonalidades hasta encontrar uno que se adecuase. Ahora lo sigue haciendo, pero más por sus manías que por necesidad del mercado. «Llevo un maquillaje muy natural, pero se compone de cinco bases para alcanzar esa piel perfecta. Mi labial puede formarse de tres diferentes mezclados». En 2019, se estimaba que el valor de la compañía de la estilista superaba los mil millones de euros. Y eso que durante 15 años los ejecutivos de los grandes grupos de belleza se negaron a darle una oportunidad. «Me decían: ‘Nadie te conoce, nadie quiere en realidad lo que haces para la pasarela en la vida real’. Luego me uní a las redes sociales y escuché de miles de personas me sí querían eso».

Pat McGrath acepta el premio Isabella Blow durante la gala de los Fashion Awards 2017.
Pat McGrath acepta el premio Isabella Blow durante la gala de los Fashion Awards 2017.getty

En 2017, su amigo Enninful le nombró directora editorial de belleza de Vogue en Reino Unido, y se alzó con el premio Isabella Blow para creadores de moda de los Fashion Awards. Un año después, la revista Time la incluía entre las 100 personas más influyentes del mundo. 2020 lo ha terminado con la noticia de su condecoración como Dama del Imperio Británico. Y no se lo conceden solo por sus méritos en su profesión, como cuando le incluyeron como Miembro de la Orden del Imperio Británico en 2014. También por sus servicios por la diversidad. «El abanico de colores ha formado parte de mi inspiración y mi trabajo, y celebro la individualidad, en especial con mi marca Pat McGrath Labs. Por eso me siento especialmente honrada de que se me premie también por la diversidad», dijo a Vogue con motivo del galardón. «Creo que a través de la creatividad y la resiliencia se alcanzan múltiples posibilidades, y hoy se demuestra completamente cierto con este premio».

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