Only Fans: el polémico negocio millonario de vender desnudos por Internet que se está ‘gentrificando’ con famosas
Las trabajadoras sexuales reivindican su disconformidad ante el intrusismo deshonesto de ‘celebrities’ e ‘influencers’ que están ganando millones con sus fotos.
“Estoy pensando en abrirme un Only Fans”, “¿Qué es esto del Only Fans que se está haciendo todo el mundo?”, “A muy malas, ábrete un Only Fans, uno de mi curro lo ha hecho y está haciendo mucha pasta”, “¿Only Fans es lo de vender bragas?”.
Algunas de estas frases son auténticos clásicos pospandémicos y evidencias de que, últimamente, andamos un poco perdidos por la vida. La plataforma Only Fans, que acumula 60 millones de usuarios y 750.000 creadores de contenido, se ha convertido en un verdadero acontecimiento virtual, pero también en un sueldo para trabajadoras sexuales, bailarines, cantantes, músicos, comediantes, modelos y un amplio espectro de profesiones sancionadas por el virus. Pero ¿es un lugar hostil o una manera plausible de ganarse la vida?
Es cierto que la pandemia ha catapultado la descarga de aplicaciones que no hubiéramos imaginado almacenar en nuestros dispositivos. Nos hemos agarrado a cualquier distracción, nos hemos visto amenizando el tiempo tratando de desarrollar cualidades absurdas, o algo insensatas para un boomer. El confinamiento ha propiciado el uso torpe de plataformas pensadas para jóvenes y creadores de contenido (recordatorio para millenials: nadie nos pide estar en Tik Tok, nadie nos está esperando allí). Sin embargo, el entretenimiento también se ha entremezclado con la necesidad, en más ocasiones de las que nos hubiera gustado. Algunas aplicaciones se han convertido en una vía eficiente para llegar a fin de mes, ante la crisis condenatoria que se vaticinaba desde marzo. Only Fans se lleva el premio. La plataforma se ha instalado como una sólida alternativa para trabajadoras sexuales durante esta crisis. Tras la denegación de fondos de apoyo de la mayoría de los gobiernos para las profesionales del sexo, que las ha excluido de cualquier rescate económico, y la imposibilidad de efectuar encuentros físicos, Only Fans podría considerarse un salvavidas. Pero ¿qué es?
De qué va esto
Anneke Necro, directora de cine porno y xperformer, lo resume así: “Only Fans es una plataforma que permite colgar contenido audiovisual. La utilizan creadores de todo tipo para alojar su material exclusivo, y los fans pueden verlo a cambio de pagar una suscripción. Su apariencia es parecida a una red social”. Sin embargo, está popularmente relacionada con las trabajadoras sexuales porque permite colgar contenido explícito. “Muchas compañeras del ámbito (escorts, webcams, etc.) lo usan, desde hace tiempo, para vender su material (desde fotos, hasta escenas, mensajes íntimos y vídeos caseros)”. Anneke se abrió la cuenta hace un par de años para mostrar todo aquello que le censuran las redes sociales. Además, parece una buena opción para todas las trabajadoras autónomas que esquivan pasar por el aro de la industria. Only Fans resulta una forma relativamente fácil de llegar al público sin tener que asumir costes muy elevados, ni trabajar para productoras que resultan poco rentables.
No obstante, la plataforma ha explosionado sus descargas y ha reflotado en un boom pandémico que se ha extendido por el mundo y por las pantallas ardientes de la gente. Muchos se aventuran a catalogarla como el gran negocio de la nueva normalidad. Daniela Blume (comunicadora y locutora en Daniela en la Nube, en Radio Primavera Sound) ha sido una de las que se ha abierto una cuenta durante el confinamiento (en Sálvame Deluxe explicó que ha llegado a ganar 20.000 euros en un día). “Llevaban tiempo escribiéndome de todas partes y animándome a que me hiciera de la plataforma. Me informé y me pareció increíble.” Reconoce sentirse muy agradecida y privilegiada porque sus ganancias le permiten tener más tiempo y dinero para invertir en otros proyectos. “Siento que Only Fans y mis suscriptores generan un todo y son mi pareja virtual.” De la plataforma, destaca la posibilidad de ser dueña de su propio contenido: “Boss bitch más que nunca.”
Only Fans es una opción para pagarse el alquiler. ¿La lluvia de descargas se debe, solamente, al “empoderamiento”, a una mayor apertura mental entre las nuevas generaciones, o a una desestigmatización del trabajo sexual? En absoluto, Anneke lo tiene claro: “El éxito tiene que ver con la extrema precarización laboral a la que estamos sometidos desde hace años, que lleva a muchas personas cegadas por las opiniones de influencers y celebrities privilegiadas a creer que vender nudes por internet es una forma fácil y rápida de ganar dinero”.
Consecuencias de la ‘gentrificación’
¿Y qué pintan aquí las influencers y las celebrities? Hace unos días las redes se incendiaban porque Bella Thorne se había abierto un perfil en Only Fans. Ella misma lo anunciaba entre exclamaciones: I’m excited to talk about the politics behind female body shaming & sex!!!. La actriz, de 22 años, que acumula 23.8 millones de seguidores en Instagram, consiguió más de 50k de usuarios y 2.000.000 de dólares en una semana, gracias a una foto que podías conseguir por 200$ y en la que, supuestamente, aparecía desnuda.
Pero no hubo nude, fue un engaño. Blume, que se suscribió a su cuenta, lo describe como verdaderamente decepcionante. “Parecía una broma, subía fotos en bikini.” La polémica desencadenada por el precio abusivo de un contenido que resultó no ser lo que prometía ha derivado en una probable regularización de los precios de los contenidos subidos a la plataforma, que ahora podrán costar 100 dólares como máximo. Este cambio de política, según la empresa, tiene en cuenta la seguridad de los usuarios y creadores de contenido, pero contrariamente ha provocado la ira y el desacuerdo de muchas trabajadoras sexuales. “Suena peculiar que una plataforma que ha demostrado ser totalmente incompetente a la hora de solucionar problemas y que no da ninguna seguridad a las creadoras de contenido decida regular los precios. Desmerece totalmente nuestro trabajo y es un insulto hacia nosotras”, dice Anneke.
La BBC recogía hace unos días algunos casos de profesionales del sexo que lamentaban sentirse estafadas por Only Fans. Stephania Michelle, una cosplayer profesional de Los Ángeles, cuestionaba la intrusión de Bella Thorne a la plataforma. “Nunca podrá conocer los desafíos a los que nos enfrentamos día a día”. La mayoría de ellas aseguran que perderán gran parte de sus ingresos si se aplican las limitaciones, pero lo que más les preocupa es que se desmerezca y se abarate el valor de su contenido. Daniela recuerda la importancia de la credibilidad en su trabajo: “Cada persona puede compartir lo que quiera en su perfil, mientras haya suscriptores que lo vayan a pagar, pero considero que tienes que ser honesta con lo que esperan de ti. Si se ha establecido un intercambio, hay una relación que se debe honrar”. Como Anneke, muchas consideran que Only Fans se ha convertido en un lugar hostil y están considerando mudarse a otros espacios más interesantes y seguros.
“Jugar a hacerse la puta”
Pero Bella Thorne no ha sido la única que ha querido tontear con la plataforma. Cardi B, Tana Mongeau o Swae Lee también lo han intentado, y hasta la reina del abejorro, aunque sibilinamente. Beyoncé mencionó las dos palabras mágicas en su remix Savage (junto a Megan Thee Stallion) y en menos de 24 horas consiguió que el espacio registrara un 15% más de tráfico. La rentabilidad para Only Fans es incuestionable, ¿pero ayuda a las trabajadoras del sexo?
Anneke desmonta la suposición de que las celebrities puedan desestigmatizar una profesión cargada de políticas prohibicionistas. “Me molesta que personas ajenas al trabajo sexual jueguen a hacerse la puta. No es un juego, es un trabajo y para muchas personas es su única fuente de ingresos […]. Si las influencers tuvieran consciencia de clase podría ser beneficioso que hablaran de nuestras problemáticas, que nos hicieran de altavoz de nuestras reivindicaciones, como ha hecho la artista FKA Twigs. Pero lo han utilizado a través de un discurso clasista y no nos han ayudado en nada, al contrario, han creado polémica exponiéndonos a las críticas y persecuciones del movimiento abolicionista.” Aunque Daniela Blume sí que tiene fe en la capacidad constructiva de las influencers, coincide con Anneke sobre la importancia de generar conciencia alrededor del trabajo sexual virtual (es así como lo llama). “Entender que es trabajo es el primer paso para reivindicar los derechos de todas y acabar con los prejuicios hacia la prostitución”.
Sobre el deseo ingenuo de las jóvenes que tienen prisa, Anneke recuerda que debemos vigilar y no convertirlo en comportamientos anecdóticos: “Hay que tener en cuenta que muchas artistas están utilizando la estética y la cultura del trabajo sexual despolitizándola y despojándola de todas sus reivindicaciones. Entonces, las chicas jóvenes quieren vestir como se supone que viste una stripper o una puta, pero no tienen ni idea de cuáles son nuestras reivindicaciones políticas”.
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