La hierba Enmei: el secreto para una piel joven se escondía en un templo budista de Japón

Los laboratorios cosméticos no descansan para crear productos cada vez más avanzados para detener los signos de edad. Una tarea en la que trabajan científicos muy distintos. Por un lado, están los químicos, esos alquimistas rodeados de probetas y microscopios que mezclan ingredientes naturales con moléculas de síntesis creadas en laboratorio. Todo con tal de crear cremas o serums que frenen el envejecimiento y nos hagan parecer siempre jóvenes. Por otro lado, los botánicos. Mitad expertos cosmetólogos, mitad exploradores con alma de Indiana Jones. Solo que lo suyo no es buscar tesoros escondidos ni antigüedades. Su objetivo: recorrer mundo hasta localizar plantas que mejoren el aspecto de nuestra piel. En ocasiones, acceden a lugares remotos hasta alcanzar una flor o una raíz. Otras veces, recopilan hierbas tradicionales, usadas en la medicina desde tiempos ancestrales, pero olvidadas por la cosmética contemporánea.

En esta línea está la recuperación de la hierba Enmei, una planta endémica del Monte Koya, epicentro del budismo shingon en Japón. Sus propiedades curativas se conocen desde la noche de los tiempos, aunque su fama llegaría algún tiempo después. Allá por el siglo IX el fundador del templo budista de Shingon, Kobo Daishi, solía ofrecer un té de Enmei herb a los peregrinos recién llegados. Uno de ellos, moribundo a su llegada, se recuperó milagrosamente al poco de beberlo. El hecho quedó dentro de la intimidad del templo y allí permaneció dormido durante siglos hasta que los botánicos de Shiseido decidieron partir en busca de esa hierba que hiciera la leyenda realidad, y no pararon hasta que la encontraron. Constataron con métodos científicos algo que los monjes ya sabían: esta hierba ‘espabila’ a las células. En términos científicos, estimula la expresión de tres genes esenciales: potencia la regeneración celular, activa la función cronobiológica de la piel y aumenta su poder multidefensa ante la oxidación. En pocas palabras: prolonga la longevidad celular de la piel.

En pleno siglo XXI ya no hace falta peregrinar al Monte Koya, ni saludar al buen monje budista para gozar de los beneficios de este elixir de juventud. Shiseido incorporaba esta hierba Enmei el pasado año a su línea de productos antiedad más premium Future Solution LX. Si hasta ese momento ya contaban con la avanzada tecnología Skingenecell 1P, su activo antiedad más potente patentado y ganador de un premio IFSCC (considerado como el Nobel de la cosmética), ahora se reformula para incluir la legendaria hierba. El nuevo activo resultante, el SkingencellEnmei aventajaba una vez más a Shiseido en su lucha contra los signos del paso del tiempo, consiguiendo frenar el envejecimiento y prolongar la longevidad celular de la piel.

En 2018 el SkingencellEnmei se convierte en el ingrediente estrella del nuevo Intensive Firming Contour Serum de Shiseido, formulado con la más avanzada tecnología reafirmante y regeneradora, es el primer producto específico de firmeza de la gama Future Solution LX. ¿Por qué un efecto tensor? Porque si ciertas arrugas pueden aportar carisma a un rostro maduro, un óvalo desdibujado transmite cansancio, tristeza y más edad de la que refleja el carnet de identidad. De ahí que la firmeza sea uno de los grandes caballos de batalla de los cosméticos para detener los signos de la edad. Su acción regeneradora, además, contribuye a afinar las líneas de expresión y mejora la hidratación. Como consecuencia, el óvalo facial se reesculpe y la piel recupera la luminosidad perdida por el agotamiento prematuro de las células de la piel. Los efectos son especialmente visibles en aquellas zonas más sensibles. Día tras día, la piel recupera su firmeza y realza su juventud. Pero como sucediera con aquel peregrino, todo el rostro se beneficia de los beneficios de este poderoso elixir de firmeza.