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El gesto común que deberías dejar de hacer para no echar a perder tu máscara de pestañas

Por culpa de estos movimientos se espesa antes el producto y se forman grumos. Existen alternativas que no lo estropean.

El aire y las bacterias pueden acortar la vida útil de la máscara de pestañas.
El aire y las bacterias pueden acortar la vida útil de la máscara de pestañas.getty
Javier Caballero

Son muchas las ocasiones en las que, al ir a echar mano de la máscara de pestañas, el cepillo que incorpora sale del bote con grumos. Los motivos pueden ser variados. Habría que fijarse si no ha pasado la fecha de caducidad. Esta aparece indicada mediante esas palabras o con un reloj de arena. Si no se ha sobrepasado, se debe buscar el periodo tras apertura o PAO en sus siglas en inglés. Este se refleja con un pictograma de un bote abierto, un número y una M. Indica la duración del producto, en meses, en buen estado desde su apertura.

En ocasiones, la máscara cumple ambos requisitos para mantenerse en sus mejores condiciones. Entonces, ¿qué ha sucedido? Un gesto muy habitual entre las usuarias puede ser el responsable. Porque ¿cuántas veces no se extrae e introduce de nuevo el cepillo para regular la cantidad de producto? «Meter y sacar el goupillon de la máscara no se debe hacer. Lo único que consigues es bombear más aire y hacer que el producto se seque al contacto con éste», confirma Raquel Álvarez, maquilladora de la agencia X Artist Management. Diana Suárez, directora técnica de Revitalash, firma que formula sus cosméticos para fortalecer las pestañas, añade: «Dependiendo de los activos que posea una máscara, si entra aire, se facilita que se oxiden».

El efecto del aire no se queda ahí. Como explica Suárez, «puede incluir bacterias que corrompan el producto, pudiendo afectar a la salud de nuestras pestañas». No estamos poniendo en un hilo solo la vida útil de la máscara, también el estado de la protección natural de nuestros ojos.

Otra forma de graduar el producto por parte de la consumidora pasa por retirar el exceso del cepillo en la entrada del tubo. Estos restos no vuelven abajo, sino que se quedan ahí, en contacto más directo con el aire. «Se va a secar y quizás entre en algún momento y se mezcle con la fórmula que está en buenas condiciones», advierte Álvarez. Además, la estilista admite que pueden ser otro cúmulo de bacterias, por lo que el resultado «no es bueno para lucir unas pestañas sanas y bonitas».

Soluciones profesionales

En principio, el bote de las máscaras de pestañas ya está pensado para sacar la cantidad adecuada. «Están diseñadas con un sistema de dosificación de producto. La salida del tubo y el cepillo trabajan en conjunto para crear la dosis exacta», afirma Raquel González, directora de educación de Perricone MD.

Sin embargo, es posible que la usuaria desee un efecto más potente y no le valga con la porción predeterminada por el fabricante. El truco para impregnar con más producto nos lo da Raquel Álvarez. «Debemos rodear las paredes del tubo con el goupillon en movimientos circulares».

En caso de querer reducir, la recomendación es clara. «Para retirar el exceso utilizo un tissue», dice Álvarez. Se pierde parte del producto, pero aunque no lo parezca sucede lo mismo dejándolo en la entrada del tubo y, además, arriesgamos su vida útil.

Si, pese a poner los mayores cuidados, se ha secado la máscara y no ha caducado ni excedido el periodo tras apertura, el mercado ofrece alternativas para recuperarla. No valen apaños caseros como añadir aceite de oliva, lágrimas hidratantes oftálmicas o calentarla al baño maría. «Solo recomiendo reavivarlas con silicona líquida o algún producto específico, como Duraline de la marca Inglot, que básicamente contiene ese ingrediente», concluye la maquilladora.

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