Cinco preguntas que debes plantear antes de tomar la decisión de irte a vivir con tu pareja en plena pandemia
No es lo mismo plantearse irse a vivir juntos que confinarse, por eso ahora que hay tiempo, es necesario hablarlo y plantear todas las opciones
El primer confinamiento nos pilló a todos de improviso. Por eso muchas parejas que no vivían juntas se vieron abocadas a tomar una decisión trascendental, sin apenas pensárselo: mudarse a vivir juntos o pasar un tiempo separados.
Desde entonces hemos oído historias de todo tipo. Parejas que salieron reforzadas y otras que salieron más bien horrorizadas. Porque no, no es lo mismo irte a vivir juntos, cada uno con sus rutinas, que pasar un tiempo confinados juntos.
Ahora que la incertidumbre de un nuevo confinamiento vuela sobre nuestras cabezas, hay muchas parejas que están teniendo tiempo para poner la pregunta sobre la mesa. Si se da el caso, ¿nos vamos a vivir juntos? Una pregunta que se planean no solo parejas que podrían haberse planteado vivir juntos igualmente, sino también muchas que quizás no habrían dado ese paso en otras circunstancias.
“El hecho de decidir irse a vivir con alguien implica una base más firme, un proyecto de tiempo en un principio no limitado. El confinamiento de manera conjunta es una manera de no estar solo/a en un momento determinado. Algo que tiene que ver más con los instintos que con la estabilidad”, reflexiona la psicoterapeuta Ruth González.
Entonces, ¿debemos plantearnos las mismas cuestiones para confinarnos que para vivir juntos? ¿Qué preguntas debemos hacernos antes de tomar la decisión?
¿Cuánto tiempo solemos pasar juntos?
Hay parejas que necesitan verse todos los días y hay parejas que, por trabajo, vida familiar o social, se ven más bien cuando pueden (o quieren). Irse a vivir juntos no tiene por qué implicar estar pegados 24/7, porque cada uno puede hacer sus planes y suele tener su vida laboral, pero confinarse en una misma casa supone una relación mucho más intensa. “Hay que tener en cuenta que los ritmos y la forma de vivir no será igual que en una situación normal”, reflexiona la sexóloga María Torre, de Ars Eróticas. Por ello, recuerda que hay que valorar que “estamos expuestos a pasar más tiempo en casa, sobre todo el tiempo de ocio y fines de semana”. Además, dada la época de frío, hay que tener en cuenta que “al poder hacer menos planes exteriores, nuestro tiempo libre lo pasaremos la mayor parte en casa”. Una delicia para muchos, pero un agobio para otros.
¿En tu casa o en la mía?
Cuando nos planteamos vivir juntos, quizás decidamos buscar un hogar, alquilado o comprado, para empezar una nueva aventura. Confinarnos juntos suele ser una decisión algo más precipitada y suele tomarse cuando al menos uno de los miembros de la pareja tiene casa propia en la que poder confinarse juntos. O la tienen los dos. Y ahí llega el dilema. ¿En tu casa o en la mía? “Es importante ser práctico”, apunta Ruth González. Al fin y al cabo, no sabemos si será o no algo a largo plazo, por lo que no es el momento de hacer muchas renuncias, sino de hacernos la situación de confinamiento más llevadera. “Es decir, que se tengan en cuenta criterios de distancia si es necesario salir a trabajar, o ayudar a algún familiar que dependa de nosotros/as, el tamaño y las características del piso (espacios para poder tener intimidad de cara a poder trabajar online si fuera necesario), espacios abiertos (terraza, patio, etc.) la zona en la que está ubicada la casa y las preferencias personales (estar a las afueras, en el centro, etc.)”.
¿Cómo fue tu primer confinamiento?
Otra cuestión a plantearnos a la hora de vivir juntos es cuáles son nuestras rutinas y si estas encajan. En una situación normal podríamos plantearnos ir juntos al gimnasio, en un confinamiento tendremos que saber qué tal va a llevar el otro nuestras sesiones de yoga online o nuestra obsesión por la cocina. Y es que la parte positiva es que ya hemos pasado por un confinamiento previo y sabemos cómo podríamos enfrentarlo y si nuestras actividades van a tener o no algo en común. En este sentido, el psicólogo Jesús Matos insiste en que “una buena clave para facilitar la adaptación es intentar cambiar lo menos posible nuestras actividades individuales. Por ejemplo, que podamos seguir haciendo cada uno nuestro ocio personal como tocar la guitarra o pintar. Para ello es importante que acondicionéis y pactéis cual va a ser el espacio de cada uno”. Mejor ser sinceros y dejar las cosas claras desde el principio, que discutir después innecesariamente.
¿Me voy ligero de equipaje?
Vivir juntos implica hacer una mudanza en toda regla. Confinarse juntos, quizás no tanto. Es decir, hay quien se lo plantea como una prueba de fuego para ver si después es posible una convivencia a más largo plazo. Pero también habrá quien se lo plantee solo como algo temporal. ¿Es mejor llevarse solo equipaje para unos días? ¿Y si tenemos mascotas, formarán parte de esa convivencia puntual? “Si inicialmente es algo temporal, llévate solo lo que vayas a necesitar y así evitarás que la otra persona se sienta agobiada por tantas cosas de repente. Si es una mudanza en toda regla, habla con tu pareja sobre lo que vais a llevar cada uno, para no veros en la situación de elegir qué tostador se queda y cuál ha de irse al trastero”, propone María Torre. En cuanto a las mascotas la sexóloga insiste en que va a ser necesario abordar este tema sí o sí. “Incluso si la convivencia va a ser puntual, los animales deberían formar parte de ella ya que forman parte de tu vida o su vida”. Aunque esto suponga sobrellevar no solo las manías de la pareja, sino también las del nuevo inquilino peludo.
Y si no sale bien, ¿qué hacemos?
Que una convivencia en confinamiento resulte estresante es una de las posibilidades a barajar. Esto no siempre tiene por qué traducirse con romper la relación si la cosa no ha salido bien. Es una situación muy excepcional y no siempre tiene por qué ser representativa. Por ello es importante que planteemos todas la posibles situaciones y tengamos un plan B. “Es importante que cada uno os sintáis libres de poder cambiar de idea. En la convivencia habrá un tiempo que será para explorar cómo os sentís. Puede que os deis cuenta de que os habéis precipitado al tomar la decisión y que necesitáis vivir separados”, reflexiona Jesús Matos. Por eso, tendremos que pensar si podemos volver a nuestra casa si la cosa se pone tensa, o si nos veremos obligados a permanecer juntos (por ejemplo, si nuestra casa está en una ciudad diferente). Aunque lo más importante es saber qué haremos con la relación en cada uno de los supuestos. “Eso no quiere decir que tengáis que romper, sólo supone entender que todavía necesitáis desarrollaros individualmente o vivir antes otras cosas en pareja”, insiste el psicólogo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.