Carmex, el bálsamo labial que se convirtió en el más vendido sin ninguna campaña de marketing

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Junto con la del contorno de los ojos, la piel de los labios es una de las más delicadas del rostro. Esta zona sufre las consecuencias de los cambios de temperatura, especialmente ahora, inmersos como estamos en plena primavera. Si además nos obsesionamos con las pieles superficiales de los labios y las mordemos, las arrancamos o las humedecemos, solo contribuiremos a incrementar el daño. En este escenario los problemas se pueden esquivar con un bálsamo labial que hidrate, repare y evite que salgan heridas. Y si hay uno que arrasa en el mercado es el de la marca Carmex, que lleva más de un billón de tarros vendidos. Según la compañía, cada minuto en el mundo se venden 130 productos de esta firma de origen norteamericano que al día fabrica 100.000 tarros, 200.000 tubos y 200.000 sticks. Su presencia internacional es fuerte: el producto se vende en 32 países y por su eficacia es el bálsamo labial más recomendado por los farmacéuticos en Estados Unidos desde 1999, según se desprende de la encuesta anual de la revista Pharmacy Times.

En España, este cosmético ocupa el número uno en ventas en Amazon. “Produce una sensación de frescor que calma inmediatamente. Además, te lo aplicas dos o tres veces al día, sobre todo por la noche, y en 24-48 horas tienes los labios nuevos”, explica un usuario de la web de Amazon. “Protege y repara muy bien”, argumenta otro sobre este producto que puede adquirirse por 2,85 euros en la plataforma de venta online.

Su historia comenzó con una crisis económica. Corrían los años 30 y Alfred Woelbing emprendía un negocio en la cocina de su casa, donde elaboraba la fórmula de un bálsamo labial que envasaba en pequeños tarros de vidrio que después vendía a los farmacéuticos de su ciudad. “Mi abuelo trabajaba en Freemonds (Estados Unidos), en unos grandes almacenes de Milwaukee. Llevaba una buena vida, pero vino una crisis fuerte y perdió su trabajo. Para aliviar sus labios secos y agrietados, empezó a hacer el producto que hoy llamamos Carmex”, dice Paul Woelbing, presidente de la compañía y nieto del fundador en la web de la marca. El color amarillo del envase hizo mucho y se convirtió en un rasgo característico y su eficacia rápidamente se expandió con el boca a boca. “La única acción de marketing que ha hecho la compañía fue a finales de los años 80. Mi padre compró una matrícula para su coche en la que ponía Carmex”, asegura el descendiente del inventor. “Compramos los mejores ingredientes posibles para obtener una fórmula compleja. Cuando abres un tarro, contiene ese aroma característico que desprenden el mentol y el alcanfor”.

El bálsamo se lanzó en 1937 y ya lleva más de ocho décadas produciéndose. ¿Su secreto? La eficiencia de la combinación de ingredientes de su fórmula. Así lo corrobora María José Cejas Delgado, experta en dermocosmética y titular de Farmacia Europa de Puente Genil: “Es uno de los labiales más vendidos. Contiene cera alba y manteca de cacao, que nutren y reparan e profundidad; mentol, que reduce los gérmenes y alivia el dolor; alcanfor, que es analgésico y antiséptico; fenol, que elimina bacterias, exfolia y anestesia; lanolina que suaviza, lubrica y protege; además de ácido salicílico, vitamina E, manteca de karité y vaselina, que es una barrera hidratante que ayuda a proteger los labios”.

Este bálsamo se ha convertido en una opción recurrente para muchas personas, celebrities incluidas, como Cara Delevigne, el deportista Tom Brady o Elsa Pataky han reconocido su enganche a este bálsamo labial. “Me lo pongo como contorno de ojos, cuando tengo muy secos codos, talones, rodillas y hasta para nutrir las puntas del pelo. En los labios, me lo aplico constantemente, confesó la actriz española a la revista Woman.