Posturas, tratamientos y maquillaje para cuidarte (también) en la oficina
Pasamos más de siete horas en el lugar de trabajo, por lo que se hace indispensable un neceser adecuado a las circunstancias y asumir hábitos posturales que mantengan la tersura de la piel.
La higiene postural no solo afecta a las articulaciones y a los músculos, sino que influye en nuestro aspecto. «Una postura incorrecta al estar sentados frente al ordenador puede favorecer la aparición de arrugas», asegura la experta en estética Carmen Navarro. Según el último informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los españoles dedicamos 1.691 horas al trabajo en 2017, repartidas en 211 días laborales, es decir, casi ocho horas diarias. «Al sentarte, debes imaginar que una cuerda tira de ti hacia el techo, manteniendo la espalda recta», recomienda Navarro. «Y hay que evitar mirar hacia abajo cuando usamos el móvil; la flacidez en el cuello aumenta», añade Paz Torralba, directora de The Beauty Concept. Existen también ejercicios fáciles de practicar sin desplazarnos. «Para mantener la papada a raya, podemos estirar la barbilla hacia arriba y adelante mientras empujamos las clavículas hacia abajo, o colocar el puño debajo del mentón y apretar la lengua contra el paladar superior, de 20 a 40 segundos en tres repeticiones», explica Laia Puig, directora de formación y cosmética de LPG.
Un estudio publicado por la Revista Española de Cardiología, además, relaciona estar seis horas inmóvil con el aumento de índice de masa corporal y del perímetro de cintura. Para Vanesa Pérez, responsable del Área Técnica Fitness de los gimnasios Forus, resulta fundamental «salir a caminar cinco minutos por cada hora de trabajo, con el gasto calórico y el beneficio cardiovascular que conllevan».
Los aliados, a mano
La alimentación es también primordial. «En nuestra mesa no puede faltar una pieza de fruta», afirma Adrian King, entrenador personal de David Lloyd Aravaca, que aconseja planear las comidas de la semana para evitar la tentación de los productos procesados.
Hay que combatir otros agentes nocivos en la oficina. Navarro apunta a los choques térmicos. «La piel necesita entre 15 y 20 minutos para adecuarse a los cambios bruscos de temperatura. Si no se respetan, puede desarrollar rosácea, dermatitis, sequedad…». Para eliminar sus efectos, Leticia Carrera, directora de Felicidad Carrera, sugiere tener cerca un sérum hidratante para la cara y un gloss labial. Sandra Burgos, directora de formación de Clinique, apuesta por las cremas con ácido hialurónico y glicerina entre sus componentes para atajar la sequedad en manos, codos y puntas del cabello. En cuanto al pelo, Navarro se decanta por disponer en todo momento de «un espray de raíz con efecto push up que contenga colágeno para fortalecer la fibra capilar, y un champú seco que renueve el peinado y aporte brillo».
El estrés, cómo no, es otro de los enemigos que acecha. Según un estudio del laboratorio Cinfa en España, el 39,6% de las personas que lo padecen lo atribuyen a la apretada agenda laboral. Los expertos coinciden en las brumas faciales para disminuir las consecuencias de sus estragos más inmediatos (tez apagada y reseca) y el aroma de los cosméticos como ayuda para reducir la ansiedad.
¿Y el maquillaje? «Debe ser rápido de realizar y fácil de mantener en la oficina», opina el make up artist Vicent Guijarro, que considera indispensables un corrector de larga duración, una máscara de pestañas y un bálsamo labial que hidrate y dé un toque de color. Gema Eguiluz, estilista del salón In-Viso de Madrid, se inclina por una base muy fluida, colorete, raya para el ojo o una sombra ligera y la máscara. «Si se quiere que luzca perfecto el mayor número de horas, importa mucho la preparación y la hidratación previa», comenta Guijarro. «También su aplicación, usar la yema de los dedos o una esponja específica y depositarlo a toquecitos prolongará su adherencia». Aun así, su textura puede resentirse. Para mantenerla, los dos estilistas coinciden: hay que disponer de una cobertura en polvo. «No importa si es suelta o compacta, traslúcida o bronceadora», apuntilla Eguiluz. «Si los productos empiezan a sufrir cambios en nuestra piel, quiere decir que se están secando», explica Guijarro. «Antes de corregir, pulverizar una bruma hidratante en el rostro devolverá la vida al maquillaje y después del retoque, parecerá recién hecho».
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