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Básicos de lujo

La firma japonesa Uniqlo se expande a ritmo vertiginoso. Su concepto basado en esenciales de calidad a precios competitivos revoluciona el mercado y pone en jaque a las grandes cadenas de ropa europeas.

Uniclo Nueva York

Cientos de personas hacían cola en las inmediaciones de la Ópera de París cuando apenas había amanecido y no precisamente con la idea de comprar entradas para el ballet. Los seguidores de la marca nipona Uniqlo –palabra un tanto difícil de pronunciar y que se corresponde con los términos Unique Clothing– acampaban desde primera hora para llevarse a casa los tan preciados básicos por los que la firma es actualmente reconocida en todo el mundo. Era octubre de 2009 y Uniqlo inauguraba su tercera tienda en París. Hoy, el furor continúa: ayer sin ir más lejos abrieron su octavo buque insignia en Seúl. Pero, ¿cuáles son las claves del éxito de una marca que puede afirmar –con la que está cayendo– que en menos de 10 años tendrá 4.000 locales en todo el planeta y unos ingresos de alrededor de 35 millones de euros?

Moda plural y global. «No importa quién seas o dónde vivas, Uniqlo diseña prendas que trascienden cualquier categoría o grupo social». Con esta significativa y embaucadora consigna comienza la carta de presentación que la firma asiática reparte a la entrada de sus inmensas tiendas, dentro de un folleto repleto de información. Fundada en 1984, pertenece al grupo Fast Retailing, en el que también se encuentran la francesa Comptoir des Cotonniers o la filial Theory. La transparencia y naturalidad con la que hablan sobre sí mismos se ve reflejada en sus locales, fáciles de recorrer y donde el orden es la máxima imperante. Muchos han llegado a definirlo como el «gran supermercado de los básicos de lujo», y razón no les falta. De la gabardina a la camisa blanca, de los abrigos cruzados a los chinos y los jeans; desde las demandadísimas piezas de cachemir a la lencería… Todas y cada una de las prendas están colocadas en escrupuloso equilibrio cromático, en una paleta de colores interminable.

A la envidiable calidad de su producto, fabricado en su mayoría en China, se une un precio competitivo: un jersey de cachemir puede costar 69,90 euros y una camisa de algodón, 29,90 euros. Y esa conjunción ha elevado a Uniqlo a la categoría de fenómeno. El pasado mes de octubre abrieron sus puertas dos mastodónticas sedes de la firma en Nueva York. La primera, de 89.000 metros cuadrados, en la Quinta Avenida, y la otra, de 64.000, entre la Quinta y la Sexta Avenida, reunieron a miles de fans que comenzaron a hacer cola a la una de la madrugada.

Innovación y colaboraciones. Las creaciones de Uniqlo, como ellos defienden, son 100% funcionales y van más allá de las tendencias que dictan las pasarelas. El equipo creativo es básicamente japonés, con Naoki Takizawa a la cabeza, antiguo director creativo de Issey Miyake de 1993 a 2006. Desde la sede nipona «se busca inspiración procedente directamente del cliente», como afirman para S Moda. El servicio de atención al consumidor recibe 70.000 llamadas al año y juega un papel vital a la hora de idear futuras colecciones.

En la filial de Nueva York, centrada en absorber las tendencias globales, se encuentra Nicola Formichetti, estilista y amigo de la excéntrica Lady Gaga, y colaborador de la firma en múltiples proyectos. El último en salir a la luz y que ha reunido a ambos profesionales es Uniqlo Innovation Project, un concepto en el que el uso de tejidos tecnológicos da forma a una colección completa con diseños atractivos y poderes casi sobrenaturales.

Todo empezó con la colección HEATTECH, cuyo principal componente, una fibra sintética creada en colaboración con la empresa japonesa Toray, protege de lluvia, calor, viento, frío y humedad. ¡Casi nada! Algunos usuarios aseguran que llevan estos abrigos de primavera a invierno sin quitárselos en ningún momento. El diseño con más renombre es el Ultra Light Down, un plumífero que pesa unos escasos 199 gramos.

En las estanterías, la ropa está ordenada por colores.

Un futuro sin Jil Sander. Los proyectos centrados en la innovación tecnológica ocuparán en futuras temporadas el hueco dejado por la diseñadora Jil Sander, colaboradora de la marca a lo largo de cinco colecciones que terminan esta temporada. Un final algo abrupto, apuntan los expertos. Para Uniqlo la creadora de origen alemán ha representado fielmente la filosofía de la firma: «La señora Sander tiene una gran habilidad para crear formas puras, carentes de excesos innecesarios», comentaban al anunciar su unión. Su último trabajo, compuesto por 165 prendas, todavía está en sus tiendas y los abrigos de corte militar, cuidados al detalle, son las piezas estrella de la colección.

Aunque no saben si trabajarán con otros diseñadores en el futuro, seguirán lanzando las populares colecciones cápsula de camisetas para las que cuentan con creadores jóvenes, ilustradores y artistas de diversa índole. Desde el equipo creativo afirman que «son la mejor forma de expresar la individualidad y el pensamiento de cada uno». En las tiendas puede encontrarse una línea creada en colaboración con Grameen Bank, una asociación localizada en Bangladesh, que ayuda a la población femenina con escasos recursos a salir adelante. Estas mismas mujeres crean los dibujos de las camisetas, inspirados en los saris.

Entres sus perchas se cruzan cazatendencias, grupos de turistas japoneses familiarizados con la marca y mujeres de cincuenta y tantos en busca del traje perfecto para ir a trabajar. De hecho, la actriz Susan Sarandon protagoniza su última campaña, una estrategia de la firma para afianzar sus propósitos. «Nuestra prendas están hechas para todo tipo de personas, con independencia de edad, género, profesión o etnia», afirman siempre que tienen ocasión. Y lo cierto es que este claro mensaje responde también a la estrategia de Uniqlo para competir con firmas asentadas y globalizadas como Zara o H&M. Según el equipo de marketing, «nos centramos en confeccionar productos básicos de alta calidad para todo el mundo». Esta diferenciación se encuentra también a la hora de pasar por caja. La compañía ofrece buenos precios gracias a un modelo de negocio que integra todas las etapas: diseño, producción y venta final, lo que permite minimizar los costes en determinadas fases.

¿Uniqlo en España? La expansión imparable de la marca es un hecho comprobado. Actualmente poseen 1.041 tiendas repartidas por todo el globo, que no dejan de aumentar. La mayoría se encuentra en Asia, pero el mercado Europeo y Norteamericano se ha convertido sin duda en su principal objetivo. La primera flagship store en Occidente se inauguró en 2006 en el Soho neoyorquino. Le siguieron Londres en 2007; París en 2009; Shanghái y Osaka en 2010, y Taipei, Nueva York (Quinta Avenida) y Seúl este 2011. El pasado mes reabrieron la otra tienda que poseen en París, en La Défense, y parece que el futuro los llevará a explorar otros territorios. Como afirman representantes de la empresa: «Queremos abrir tiendas por todo el mundo y nos encantaría que Uniqlo desembarcara en España. Es nuestra tierra soñada, aunque no tenemos ningún plan específico por el momento». Con estas palabras dejan a los fans a la espera de que aterrice por fin en nuestro país.

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