Anorexia, trauma y depresión: el duro viaje de Alanis Morissette para superar la fama
A la canadiense, que en este próximo 2020 conmemorará en una gira el 25º aniversario de su célebre Jagged Little Pill y, además, publicará un nuevo álbum, le pasó factura convertirse en una estrella de forma repentina.
En junio de 1995, cuando llegó a las tiendas Jagged Little Pill, la vida de Alanis Morissette dio un vuelco radical. Anteriormente, bajo la protección del sello MCA Records, había lanzado en Canadá en 1991 y 1992 dos discos de pop edulcorado titulados Alanis y Now Is the Time que, años después, valen su peso en oro porque no pueden encontrarse en ninguna plataforma de streaming. De hecho, Maverick, el sello creado por Madonna en 1992 que se estrenó publicando el libro subido de tono Sex y su complemento musical Erotica, tan pronto fichó a la artista ordenó retirar todas las copias que aún quedaban de aquellos dos álbumes. La estratagema estaba clara: Alanis, con Jagged Little Pill, debía convertirse (al menos de cara al público estadounidense) en la esperanza femenina del post-grunge, en la alternativa electrificada de Sheryl Crowe y en una figura de culto a imagen y semejanza de Pj Harvey o Björk.
No hace falta decir que el éxito fue arrollador. Jagged Little Pill vendió 33 millones de copias y unos pocos meses después, el 28 de febrero de 1996, se alzó con cinco Grammy, incluido el de álbum del año, y se embarcó en una maratoniana gira alrededor del mundo de casi un año y medio de duración. A pesar de que han pasado más de dos décadas de aquello, tres de los singles que se extrajeron de aquel trabajo, Ironic, You Oughta Know y Hand in My Pocket, siguen siendo su tridente de temas más escuchados en la actualidad en Spotify. Pero ya se sabe que el triunfo mediático no siempre es sencillo de gestionar. Y más cuando solo se tienen 21 años.
En 2014 Alanis le confesó a Oprah Winfrey en el programa Super Soul Sunday que, durante la eclosión de Jagged Little Pill, sufrió mucho por su estado psicológico. “Mi cabeza daba vueltas. Recuerdo que era una persona a la que le encantaba sentarse y ver a la gente para, de pronto, convertirme en la observada. Eso fue realmente desconcertante”. También le dijo que durante dos años no sonrió apenas y que la fama le generó un trauma por el que acabaron diagnosticándole estrés postraumático. En 2012, coincidiendo con la promoción de Havoc and Bright Lights (su último LP hasta la fecha), ya reveló a las páginas de The Guardian que la experiencia fue “una profunda violación” y que “sentía que en cada milisegundo estaba intentando poner una barrera y decir ‘no’ mientras la gente se colaba” en su habitación de hotel, rebuscaba entre su equipaje y le tiraba del pelo «cuando salía de un coche».
En dicho diario (el mismo en el que en 2016 tuvo una columna de autoayuda llamada Pregunta a Alanis) también rememoró cómo volvió a recaer en la anorexia y la bulimia que había sufrido anteriormente, con 16 años. La recaída ocurrió después de que un ejecutivo de su primera discográfica le dijera que estaba cogiendo unos kilos de más. “En Europa es algo más suave, pero en Estados Unidos es muy duro. En los Ángeles, donde vivo, todo gira alrededor de estar perfecta. La belleza ahora se define por los huesos que sobresalen de tu escote. Que ese sea el estándar para las mujeres es realmente peligroso”, explicó por entonces a Lucy O’Brien.
El sucesor de Jagged Little Pill, Supposed Former Infatuation Junkie, llegó en 1998. No obstante, ni Alanis ni su música volvieron a ser las mismas. Meses antes de su publicación pasó una temporada en un retiro espiritual de la India y ahí descubrió las ventajas de la meditación y el yoga. Y en lo estrictamente musical, con solo un disco de diferencia, pasó de vender 33 a 10 millones de copias a nivel mundial. La que fuera pareja de Ryan Reynolds entre 2002 y 2007, de forma premeditada o no, de algún modo empezó a arrancarse las pesadas cadenas de la fama.
En 2010 se casó con el rapero Mario Treadway, más conocido como Souleye. Fruto de su relación ese mismo año nació su primer hijo, Ever Imre, y en 2016 la pequeña Onyx Solace. Permaneciendo en un segundo plano artístico había conseguido superar por completo su estrés postraumático. Sin embargo, en septiembre de 2017 hizo saber a sus fans un nuevo problema que venía arrastrando desde que se estrenó en la maternidad: recurrió a las páginas de People para explicar que en ambas ocasiones (sobre todo, tras dar a luz a Onyx) tuvo que batallar contra la depresión posparto. “Yo solía ser como una roca que daba protección y seguridad a los demás. Sé que soy una persona capaz de tomar decisiones y que era una líder en quien se podía confiar, pero ahora apenas puedo decidir qué preparar de cena”, narró, agregando: “Hay días que estoy tan débil que apenas puedo moverme”. Por entonces también mandó un esperanzador mensaje de calma: “Mi prioridad es asegurarme de que mis hijos sean amados y estén unidos. A las personas que preguntan por la verdadera Alanis les digo que esperen, que volverá. Sé que hay una luz al final del túnel y trato de no golpearme”. Este pasado 8 agosto, tal como hizo saber a sus 483.000 seguidores a través de Instagram, nació su tercer retoño, llamado Winter Mercy Morissette-Treadway. Todavía no se ha pronunciado acerca de si estos primeros meses están siendo algo más tranquilos para ella.
Parece que fue ayer, pero en este 2020 que ya está a la vuelta de la esquina, se cumplen 25 años de Jagged Little Pill. Con motivo de la efeméride se acaba de anunciar una gira conmemorativa que, de momento, solo recalará por Estados Unidos y Canadá y, además, esta misma semana se ha estrenado un musical a cargo de Diablo Cody en el Broadhurst Theatre de Broadway inspirado en los temas de ese mismo disco. Por si fuera poco, Alanis también ha arrancado el mes de diciembre mostrando Reasons I Drink, el primer avance de un nuevo LP titulado Such Pretty Forks in the Road que podrá escucharse al completo el 1 de mayo del próximo año. Le ha costado, pero parece que, al fin, la vida le está volviendo a sonreír.
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