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Si eres actriz de televisión y denuncias el acoso sexual, mejor búscate otro trabajo

Las actrices Afton Williamson y Eliza Dushku han perdido sus papeles en sendas series televisivas tras condenar el acoso sexual en los platós de rodaje.

Eliza Dushku ha sido despedida de 'Bull'.
Eliza Dushku ha sido despedida de 'Bull'.Getty

“Ahora es el mejor momento en el mundo para ser mujer y tengo una plataforma, así que es hora de usar mi voz”. Afton Williamson, de 34 años, concluía así un post de Instagram en el que anunciaba la decisión más traumática de su carrera profesional. Tras casi una década labrándose un prometedor futuro en Hollywood intercalando pequeños roles televisivos y cinematográficos, la intérprete había conseguido finalmente uno de esos papeles-catapulta que te aseguran, si no la fama internacional, sí una década de trabajo ininterrumpido. Williamson, que interpretaba a la agente encargada de entrenar al novato protagonista en The Rookie, ha comunicado que abandona la serie policiaca tras denunciar, durante meses y sin éxito, haber sufrido acoso sexual en el set de rodaje. Su caso no es el único. La ola de cambio del #MeToo, que comenzó con el escándalo de Harvey Weinstein en octubre de 2017 y ha sacudido los cimientos de la industria cinematográfica, apenas ha tenido repercusión en el sector televisivo estadounidense. Las celebridades acusadas de algún delito no solo han evitado afrontar cualquier tipo de consecuencia, sino que las actrices que se han atrevido a dar un paso adelante y condenarlo están viendo como sus carreras son relegadas al ostracismo profesional.

Afton Williamson no volverá a la segunda temporada de ‘The Rookie’.
Afton Williamson no volverá a la segunda temporada de ‘The Rookie’.ABC (Walt Disney Television via Getty)

El pasado 4 de agosto, Williamson conmocionó a la industria televisiva al anunciar en sus redes sociales su marcha de The Rookie, ficción protagonizada por Nathan Fillion (Castle). La intérprete tildó de obligada su renuncia tras denunciar durante meses sufrir discriminación y acoso sexual y ser ignorada de manera sistemática por los responsables de la serie. La actriz afirma que desde el comienzo del rodaje ha soportado ataques basados en su raza por parte del jefe de peluquería de la serie, bullying de los productores y acoso sexual recurrente de uno de los actores episódicos. “Los comentarios racistas y el acoso por parte del jefe de peluquería escaló hasta el punto de sufrir una agresión sexual en la fiesta de fin de rodaje”, cuenta Williamson.

Según su versión, ninguna de las múltiples denuncias que interpuso fue considerada ni enviada al departamento de recursos humanos por Alexi Hawley, responsable de la ficción. “Me prometieron que iban a hacerse cargo de todo pero la investigación ni siquiera ha empezado y ya están rodando la segunda temporada. Rechacé continuar y me marché”, concluye la joven intérprete. Estrellas como Angela Bassett se han solidarizado con ella en redes sociales: “Estoy muy orgullosa de ti y te apoyo completamente. Di tu verdad y dila en voz alta”. Tanto la cadena que emite la serie, ABC, como su productora, EOne, emitieron sendos comunicados en los que se limitan a confiar en la hipotética investigación para esclarecer lo sucedido.

La experiencia vivida por Afton Williamson no es la primera ni la más alarmante ocurrida en los últimos meses en la industria televisiva estadounidense. El pasado diciembre la actriz Eliza Dushku, conocida por su trabajo en series como Buffy, cazavampiros, fue despedida de manera fulminante de la ficción Bull tras condenar el comportamiento machista de su coprotagonista, Michael Weatherly. El actor, una de las caras más conocidas de la cadena durante la última década, hizo sentir “avergonzada, humillada, asqueada y violada” a Dushku, bromeando de forma sistemática en el plató sobre su apariencia física, su vida sexual e hipotéticas violaciones. Tras quedarse sin empleo, la actriz demandó a la cadena y llegaron a un acuerdo económico por valor de ocho millones y medio de euros, una cantidad similar a lo que hubiera ganado de continuar en la ficción durante las cuatro temporadas previstas. ¿La condena a Weatherly? Unas clases sobre coaching y liderazgo.

Bull, una de las ficciones más vistas en la televisión generalista, narra los avatares de un exitoso equipo de consultoría legal. Steven Spielberg, productor de la serie durante las primeras tres temporadas, decidió desligarse tras la denuncias de Dushku, que no ha vuelto a encontrar trabajo como actriz pese a su dilatada carrera televisiva. La prensa especializada conjeturó entonces sobre la sentencia de muerte de la ficción tras un escándalo de estas dimensiones, pero se equivocaban. El pasado 1 de agosto, Kelly Kahl, presidenta de entretenimiento de la CBS, justificaba así la renovación por una nueva temporada: “Más de diez millones de personas ven Bull cada semana. Michael es querido por nuestros espectadores e, incluso después de las acusaciones, la gente continuó viéndola”. Esta misma cadena fue testigo el pasado noviembre de la dimisión de un histórico dirigente, Les Moonves. El directivo, considerado como uno de los hombres más poderosos de Hollywood, dejó su cargo tras ser acusado de abuso sexual por una docena de mujeres en las páginas de The New Yorker.

Dushku y Weatherly en ‘Bull’.
Dushku y Weatherly en ‘Bull’.CBS (CBS via Getty Images)

Cada vez son más las voces dentro de la meca del cine que se preguntan si de verdad la ola de denuncias y promesas de medidas drásticas han cambiado o no la industria. Las voces más agresivas del movimiento feminista, como las de Alyssa Milano o Rose McGowan, son hoy tratadas como material inflamable y parece imposible que vuelvan a contar con oportunidades de peso como intérpretes. La actriz Elizabeth Reaser, conocida por su trabajo en la serie de Netflix La maldición de Hill House, compartía su preocupación en una entrevista con Vulture: “Personalmente, no creo que la industria haya cambiado para nada. Me encanta que haya cada vez más gente levantando la voz, eso es diferente. Pero, en lo que a mí respecta, no veo ningún cambio en cómo funciona un plató hoy en día”.

El caso de Jeffrey Tambor ha sido otro de los más mediáticos, por lo célebre su protagonista y lo sintomático de la condescendencia con la que el acoso sexual es tratado en ocasiones dentro de la industria. El actor, que ganó un Globo de Oro y un Emmy por su interpretación de la madre transexual Maura Pfefferman en Transparent, fue acusado de acoso sexual y tocamientos inapropiados por su asistente en la serie, Van Barnes, y por una de las intérpretes de la misma, Trace Lysette. Tras investigar lo sucedido, Amazon Studios despidió a Tambor, que se limitó a negar los hechos y cargar contra la creadora, Jill Soloway, y el “tóxico y politizado ambiente del set”. A pesar de los hechos, Tambor fue recibido con los brazos abiertos en otra de sus series, Arrested Development. Ni siquiera la denuncia de la que interpreta a su mujer en la ficción de Netflix, Jessica Walter, que aseguró que este la había acosado verbalmente, fue suficiente para que los responsables o sus compañeros tomaran ninguna medida. “En la industria es normal encontrarse con personas ‘difíciles”, le disculpó con paternalismo el coprotagonista, Jason Bateman. Walter lleva 60 años trabajando como actriz.

Jessica Walter y Jeffrey Tambor en ‘Arrested Development’.
Jessica Walter y Jeffrey Tambor en ‘Arrested Development’.Netflix

Weatherly o Tambor no son las únicas caras conocidas de la televisión estadounidense que han burlado el escrutinio público y profesional despertado gracias a movimientos como el #MeToo y organizaciones como Time’s Up. Ryan Seacrest, célebre presentador de formatos como American Idol, ni siquiera fue ‘apartado’ de la cobertura de los premios Oscar cuando apenas unos días antes una antigua estilista le acusó de agresión sexual. Nev Schulman, cara visible del programa Catfish de la MTV, consiguió la exoneración por parte de la cadena musical tras ser acusado de acoso sexual por una de las participantes en el show. Su absolución sorprende teniendo en cuenta que la propia denunciante confirmó que la cadena no llegó a ponerse en contacto con ella para conocer su versión de los hechos antes de apoyar a su estrella. Aziz Ansari acaba de volver a la pantalla con un especial de Netflix tras el polémico artículo de Babe en el que una mujer le acusó de conducta sexual inapropiada. La plataforma asegura que estaría feliz de producir una nueva temporada de la serie Master of None con el cómico que, tampoco en el monólogo, se ha disculpado por su comportamiento.

Todos estos episodios de estrellas libres de rendir cuentas o afrontar cualquier represalia profesional tras ser denunciados coinciden en un aspecto fundamental: es la versión de una mujer contra la de un hombre famoso. El #MeToo solo ha conseguido imponerse en condenas masivas, como las de Harvey Weinstein, Bill Cosby, Roger Ailes o Less Moonves, con decenas de mujeres agolpándose en las portadas y haciendo tanto ruido durante tanto tiempo que resulta imposible mirar hacia otro lado. “¿Por qué tiene que haber docenas de denunciantes antes de que un hombre poderoso se enfrente a las consecuencias? ¿Por qué no tratamos a la primera acusadora con el mismo respecto que a la vigésima?”, se preguntaba la periodista Anna North en un artículo en la revista Vox. Para que a algunos abusadores les llegue su hora, en este supuesto Hollywood “despierto”, el tamaño importa, y mucho.

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