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6 razones por las que tu armario te puede hacer más feliz

El vestuario sí da la felicidad, o al menos contribuye a ella. Samantha Clarke, consultora de bienestar y asesora de estilo da consejos para que la ropa nos cambie la vida.

cover armario felicidad
Cordon Press

A nadie se le ocurriría tacharnos de superficiales si vamos a yoga, cambiamos nuestra dieta o hacemos ejercicio para sentirnos mejor. Si en cambio confesamos que salimos de compras, algún comentario irónico caerá seguro. El interés por la ropa, o preocuparnos por lo que nos ponemos, acarrea mala reputación aunque sea un hecho fundamental de nuestro día a día. Como defiende la coach Samantha Clarke, es uno de los factores claves para nuestro bienestar. "La ropa es lo que más cerca tenemos de nuestra piel y puede hacerte destacar y sentirte más seguro, eso hay que aprovecharlo”, explica esta asesora británica. “Hay que dejar de pensar que es de vanidosos”, sentencia.

Clarke lleva 13 años dedicándose a ayudar a conseguir objetivos y llevar a cabo cambios. Ha trabajado como consultora estratégica y de marca, investigadora de tendencias e innovación, especialista en mercados emergentes, profesora de The School of Life y educadora de estilo personal. Hoy tiene su propia consultoría Samantha and Co, donde enseña a empresas y particulares a ser más felices. La consultora, que ejerce de asesora de estilo para mujeres empresarias, es partidaria de que construyamos nuestra propia marca, sin el peso negativo que a veces atribuimos a la idea. “Estamos viviendo en un mundo laboral en plena transformación: los puestos no son estables, las ocupaciones cambian y hay cada vez más trabajadores freelance. Hay que hacerse ver y encontrar nuestro rinconcito. Mucha de la promoción personal puede resultar vacía pero si transmitimos quiénes somos, es una herramienta positiva”. Para Clarke, la ropa puede cambiar nuestra vida: “En cuanto hacemos un esfuerzo y vestimos con autenticidad, todo encaja".

Samantha Clarke, la ‘coach’ que nos enseña como ser un poquito más felices gracias a nuestro armario.

Cortesía de Samantha Clarke

Estas son algunas de sus pistas para que vistamos felices:

1. Ve de compras sin la cartera

Ir de tiendas ejerce cierta presión que nos empuja a comprar. Yo aconsejo salir sin el bolso para probarse artículos diferentes y entender qué hay en cada comercio y saber qué siluetas, telas o colores te favorecen. Además, este trabajo de campo ayudará a comprar online con más soltura.

2. Reflexiona sobre tus valores

Todos compramos prendas que instintivamente no queremos pero que terminamos llevándonos porque son baratas o están de moda. Las tendencias pueden llegar a cegarnos, y los valores nos anclan en ese vaivén. Yo pido a mis clientes que piensen en quiénes son y se vistan acorde. La ropa puede ser el portavoz de nuestros valores.

3. Si quieres un puesto de trabajo, empieza a arreglarte para ello

No somos conscientes de que en ocasiones nuestra manera de vestir nos hace invisibles. Si quieres conseguir algo, tienes que arreglarte para ello. Conviértete en la persona que quieres ser.

4. Haz una limpieza de armario

Hay prendas que pueden chupar energía, de vez en cuando hay que desintoxicarse. Por otra parte, a lo largo de la vida nuestro vestuario sufre procesos de reidentificación. Tiene que estar a la altura de cambios vitales como la maternidad, un nuevo trabajo, un divorcio o un traslado. La pregunta que debemos hacernos es: ¿Tengo la vida que indica mi armario?

5. Aplica el 'mindfulness' a la moda

Soy partidaria de reflexionar sobre nuestra apariencia y de elegir telas y detalles con cuidado. La ropa afecta a nuestra postura y nuestros movimientos, piensa en ella de manera holística. ¿Tu vestuario te ayuda a vivir o es un lastre? ¿Qué emociones te provoca?

6. No vistas como creas que quiere tu jefe

En el trabajo nos presentamos como creemos que nos quieren ver los demás, pero lo ideal es lo contrario: profesionalmente es recomendable ser 100% tú mismo. Obviamente hay sectores en los que tienes que respetar determinadas etiquetas, pero puedes reflejar tu personalidad mediante joyería, accesorios, calzado o texturas. No hay por qué tener un estilo robótico.

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