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Estar soltero se relaciona con un riesgo de más del 80% de tener depresión

Un estudio muestra que el alcohol y el tabaco explican parte de ese riesgo, sobre todo en algunos países

Relaciones de pareja
Padres con sus hijos en el parque del Retiro, en Madrid.Samuel Sánchez

La depresión es un problema de salud que parece incrementarse en todo el mundo y en los próximos años puede alcanzar hasta al 10% de la población. Las características físicas de cada individuo pueden hacerle más propenso a sufrir esta enfermedad, como cualquier otra, pero las condiciones ambientales son fundamentales para que se manifieste. Se sabe que la violencia o la pobreza aumentan el riesgo de depresión, igual que lo hace el consumo de sustancias tóxicas como el alcohol o la cocaína. Entre los factores que pueden proteger de esta dolencia está la vida en pareja.

Hoy, un artículo que se publica en la revista Nature Human Behaviour que tomó como muestra a 100.000 individuos de siete países, estima que la gente que no está casada puede tener alrededor del 80% más de probabilidades de experimentar síntomas depresivos que la gente que sí lo está. Estudios anteriores han tenido resultados similares asociados a la vida en pareja, independientemente de si existe o no matrimonio, y también se ha observado que es un factor relacionado con menor incidencia de cáncer, diabetes o enfermedad cardiovascular.

Uno de los aspectos novedosos del estudio es la gran cantidad de gente analizada y la diversidad de países. Esto ha permitido observar, por ejemplo, que la soltería no supone un riesgo tan grande de depresión en países asiáticos, como Corea del Sur o China, como en occidentales, como EE UU o Reino Unido. Este efecto fue aún mayor para las personas divorciadas o separadas. Para los autores, una de las explicaciones puede tener que ver con las normas culturales en torno al matrimonio y la gestión de las emociones negativas, algo que se refleja en la salud mental. “Las culturas orientales tienden a tolerar mayores niveles de estrés emocional antes de que se vuelvan problemáticos, lo que puede explicar, en parte, el menor riesgo de síntomas depresivos de los participantes solteros de estos países”, señala el equipo que lidera Kefeng Li, de la Universidad Politécnica de Macao (China).

La diferencia observada por países muestra el peso de los valores culturales en cómo afecta a cada individuo su estado civil. El sexo es otro de los factores que influyen en el peso del matrimonio como protección ante la depresión. El riesgo de sufrir esta enfermedad es mayor entre los hombres solteros o separados que entre las mujeres en la misma situación. Los autores atribuyen esta diferencia de género a que las mujeres suelen tener redes de apoyo social más amplias y sólidas que los hombres. Un tercer factor que influye en el riesgo de depresión de los solteros es el nivel educativo. Los solteros con un mayor nivel de estudios tenían mayor riesgo de depresión en comparación con las personas casadas que los solteros con menos estudios. Los autores plantean que esto puede deberse a una mayor presión social o psicológica o a la dificultad de sobrellevar en solitario el estrés de cumplir determinadas expectativas profesionales o económicas.

El estudio también midió la relación del tabaquismo y el alcohol con el mayor riesgo de depresión de las personas solteras. Como han observado estudios anteriores, se detectó una asociación entre el tabaco y el alcohol y el riesgo de depresión, algo que se puede explicar por los cambios que estas sustancias producen en el cerebro. Sin embargo, destacando la complejidad de los factores fisiológicos y culturales y las interacciones entre ellos que pueden desencadenar una depresión, se vieron importantes diferencias por países. Mientras en Corea del Sur, el alcohol explicaba el 34,1% del riesgo de depresión de los solteros, en México solo explicaba el 3,2%. En EE UU o Irlanda, sin embargo, no se vio que el alcohol fuera un factor significativo. Respecto al tabaquismo, explicaba el 43,8% de riesgo de los solteros de desarrollar depresión posteriormente en China y el 22,1% en México, pero no se vio que tuviese influencia entre los que no estaban casados de EE UU e Irlanda.

El estudio es un esfuerzo para identificar factores de riesgo sobre los que se puede actuar para reducir las tasas crecientes de depresión, pero también muestra la dificultad de la tarea. Las grandes diferencias entre países resaltan la necesidad de tener en cuenta factores como el estigma o la forma de explicar el propio estado mental para valorar el riesgo de depresión de las personas solteras. La información del estado mental de las decenas de miles de participantes no se realizaba a través de un diagnóstico, sino con cuestionarios que rellenaban los propios participantes, que pueden tener mejor o peor memoria o discrepar sobre cuándo se puede decir que se está deprimido, influidos por su cultura o su sexo. Los autores enfatizan la necesidad de nuevos estudios para profundizar en el conocimiento de los factores de riesgo de depresión.

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