¿Eres extraterrestre?

—¿Eres una extraterrestre?

—No, yo solo estoy aquí de viaje.

—Ya. Como ellos.

¿Qué te parece? Que si soy una extraterrestre.

Así me recibieron ayer cuando subí a casa de los padres de Juanjo, en la que no encontré ni a Juanjo ni a sus padres. Resulta que el restaurante que tienen junto al faro sigue funcionando tan bien como cuando veraneábamos aquí, y hace unos años acabaron comprándose otra casa incluso más grande que esta, a las afueras del pueblo. Desde entonces viven allí y alquilan por temporadas esta otra casa, la que tienen al final del camino que sube desde la plaza. Hace ya tiempo que Alicia, Maite y Mario pasan todos los agostos aquí. Alicia y Maite son las mamás de Mario, que es quien me preguntó si era una extraterrestre.

—¿Por qué piensas que soy una extraterrestre?

—Porque tienes una nave allí, en el techo.

Y es cierto. Es decir, no es cierto que en el tejado de Maribel haya una nave extraterrestre, pero lo parece. ¿Te acuerdas de todas las esculturas de hierro que hacía Maribel? En casa ya no le caben y ha comenzado a guardarlas allí arriba, protegidas por unas telas, y vistas desde lo alto parecen un platillo volante que alguien está tratando de ocultar sin demasiado éxito.

A Mario le encantan los extraterrestres. Alicia y Maite no recuerdan qué fue primero, si su afición por los extraterrestres o que empezaran a veranear en este pueblo, pero sea como sea ya nunca se pierden ningún verano aquí. El motivo es que, según me contaron, los fenómenos extraños sobre los que estuve leyendo en los periódicos que había en la maleta se han convertido en la comidilla de la gente que vive en la isla, principalmente aquí, en este pueblo, donde han sucedido la mayoría. O al menos, eso asegura todo el mundo. Alicia y Maite me lo contaban entre risas, aunque Mario se lo toma muy en serio. Al pueblo ya le va bien así, tengan una explicación terrestre o extraterrestre, porque son un reclamo del que sacan partido turístico. Esto te va a hacer gracia: se ve que, desde hace 10 años, el 20 de agosto abren las fiestas con un desfile en el que turistas y gente del pueblo se disfrazan de todo tipo de marcianos. Mario nunca se lo pierde.

Ayer acabé pasando toda la tarde con él y con Alicia y Maite, merendando la tarta de zanahoria que preparé por la mañana —siguiendo tu receta, por supuesto—. Les gustó mucho. Mañana me han propuesto acompañarles de excursión fuera del pueblo, y hoy he pensado bajar a comer al restaurante, a ver si me encuentro allí con Juanjo o con sus padres.

Ya te contaré.

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Cartas desde la isla