La digitalización pone en riesgo tu empleo y empresa. ¿Qué vas a hacer?
Aquellos profesionales que no estén formados en este ámbito deberán trabajar en dos líneas principalmente: la anticipación y la formación
La automatización y el auge de las nuevas tendencias tecnológicas se antojan procesos preocupantes para multitud de compañías y, sobre todo, para millones de profesionales. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), antes de 2030 este fenómeno habrá destruido en torno a tres millones de empleos. De hecho, en base al informe Digital Vortex: How Digital is Redefining Industries, cuatro de cada diez empresas se verán desplazadas del mercado a causa de la transformación digital.
En esta línea cabría hacerse una serie de preguntas: ¿qué pueden hacer los trabajadores para permanecer en sus puestos de trabajo? ¿Qué se puede hacer? ¿Qué deben hacer las organizaciones?
Las grandes empresas deberán prestar atención a lo que están haciendo las startups”
En primer lugar, es crucial que las empresas ajusten los modelos de negocio tradicionales al nuevo paradigma que plantea la era digital. Por un lado, las corporaciones deberán prestar atención a lo que están haciendo las startups e implementar en sus negocios uno de los valores que ha puesto en boga a estas empresas de reciente creación: la flexibilidad. Además, en el aspecto organizacional, los modelos jerárquicos tradicionales se han quedado caducos y obsoletos y las compañías deberán cimentar su organigrama en cuadros circulares y horizontales, también propio de las startups.
Porque la digitalización de las empresas no debe ser entendida como la utilización de la tecnología más novedosa. Ese es el principal error. La mentalidad tiene que virar hacia el entendimiento y puesta en marcha de nuevos procesos en tu modelo de negocio para tener más oportunidades de éxito.
Gaps de oportunidad con los que, de manera objetiva, las compañías encuentren qué necesita de verdad el cliente. Para ello, se hace indispensable predecir el comportamiento de esa audiencia potencial. En tiempos donde podemos recabar cientos de miles de datos, encontrar ese nuevo know how nos abrirá la verdadera puerta del éxito y la diferenciación frente a la competencia en tiempos donde conseguir eso es cada vez más complicado.
Una vez realizado este cambio cultural dentro de las organizaciones –bastante complejo, todo sea dicho- hacia la agilidad e innovación que evite procesos laboriosos donde se pierdan los clientes, el siguiente paso lo debe dar la plantilla. Y es que no podemos olvidar que la transformación digital comienza por las personas.
Las competencias digitales serán, si no lo son ya, una absoluta obligación. Es por ello por lo que aquellos profesionales que no estén formados en este ámbito deberán trabajar en dos líneas principalmente: la anticipación y la formación.
Anticipación para conocer los derroteros por los que podría derivar su puesto de trabajo –si se viese afectado directamente, que es lo más probable-; Y formación para poder adelantarse al cambio y no verse desbordado por las nuevas tendencias, herramientas y competencias.
Si el capital humano de una compañía puede continuar desempeñando con diligencia las nuevas actividades que se le vengan encima, no hay ninguna razón de peso por la que se debe separar dos caminos. Un claro ejemplo de ello son los CIOs que han adaptado sus competencias de sobremanera a causa de tecnologías como el big data, la ciberseguridad, etc. Además, si tenemos en cuenta que para el año 2020 los millennials representarán el 35% de la fuerza laboral del mundo, en base al estudio Millenials 2016 elaborado por Deloitte, está claro que el proceso de adaptación a los nuevos retos de la era digital será más llevadero. Un entramado cultural diverso favorece la productividad y la eficiencia.
Y sólo así, preparados, formados, la integración de las nuevas tecnologías podrá ser un proceso exitoso llegando a convertirse, además, en parte nuclear del core de negocio. El potencial de la IA, el big data, la ciberseguridad, etc. es abrumador, y la optimización al máximo de estas nuevas tendencias está en las manos de todos aquellos que decidan ser actores del cambio, empresas y personas.
Una reconversión que no es fácil pero con la que los trabajadores conseguirán hacer aportaciones de valor con mayor determinación. Una aportación que, todavía en un proceso más o menos largo de tiempo –los próximos 10 años- debe pasar por la interpretación empática de los datos y la información. La diferenciación está ahí, solo hay que encontrarla y llevarla a cabo.
Si se destruyen tres millones de puestos de trabajo solo se puede hacer una cosa: generar seis. Premiemos el error y el riesgo, así innovaremos y conseguiremos soluciones más rápido. Porque no estamos ante una era de cambios, sino en un cambio de era.
Daniel Marote es socio director de Hydra.digital y experto en experiencia de cliente, marketing y transformación digital.
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