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‘Slite’, el innovador videojuego para aprender lengua de signos creado por tres universitarios

La aplicación comenzó como un proyecto de final de curso y ha terminado generando atención mediática y de las autoridades públicas en Bolivia

Slite
De izquierda a derecha, Jean Franco Choque, Raúl Pacajes y José Veladre, los creadores de 'Slite', en una imagen cedida por la Universidad Franz Tamayo.Universidad Franz Tamayo
Caio Ruvenal

Una frustrante experiencia llevó al universitario de 22 años Jean Franco Choque a comprender que la lengua de signos no solo está destinada a los sordos. Lo supo al intentar ayudar a una persona sorda en el transporte público. De aquella situación, donde se vio falto de conocimientos, surgió el germen de Slite, un videojuego creado junto a dos de sus compañeros de la carrera, Raúl Pacajes y José Velarde, para aprender a comunicarse por signos. El programa lo desarrollaron para la feria de fin de semestre de su universidad, pero no tardó en interesar las autoridades públicas. El año pasado lo presentaron en un acto institucional y ahora quieren extenderlo a los colegios.

“Son esos momentos en los que uno se replantea que podría aumentar sus habilidades para poder comunicarse. Hay una responsabilidad como ciudadano en capacitarse mínimamente [en lengua de signos]”, opina Choque desde El Alto, municipio boliviano de la ciudad de La Paz, donde estudia Ingeniería de Sistemas en la Universidad Franz Tamayo (Unifranz).

El videojuego Slite utiliza la cámara del dispositivo ―móvil o portátil ―donde ha sido instalado para captar y entender los gestos de la mano del usuario. Después realiza una representación visual del movimiento y la contrasta con la forma correcta de hacer la seña para la letra elegida, según el alfabeto dactilológico de Bolivia. “Tuvimos que aprender la lengua de signos en su totalidad para poder desarrollar el software. Para la parte lingüística nos asesoraron profesionales y tomamos ejemplos de libros”, apunta Velarde.

Antes de empezar a jugar, el videojuego brinda una clase rápida sobre los signos básicos para después hacer un diagnóstico del nivel del usuario. Ya en el inicio de la partida, se asigna una cantidad de letras aleatorias que deben representarse con las manos en un tiempo establecido: 120 segundos si se intenta con el nivel más sencillo y 70 para el grado de dificultad más alto.

Los creadores enseñaron al programa los puntos de referencia de la mano a través de 300 fotografías tomadas para cada letra. “El entrenamiento del software ha sido complejo porque alimentar su base de datos nos tomaba entre cuatro y ocho horas por letra”, recuerda Velarde. Slite toma su nombre de las iniciales de la lengua de signos, signal language (SL), y el término lite, derivado de light, que en programación hace referencia a una versión ligera y de tamaño reducido para usarse en soportes como ordenadores o móviles. El programa combina el lenguaje de programación Python y la inteligencia artificial. Esto, dicen los creadores, permite que el videojuego “se comporte como una persona” y genere una corrección específica para cada usuario.

El estudiante Jean Franco Choque juega 'Slite' frente a un ordenador, en una imagen cedida por la Universidad Franz Tamayo.
El estudiante Jean Franco Choque juega 'Slite' frente a un ordenador, en una imagen cedida por la Universidad Franz Tamayo.Universidad Franz Tamayo

En Bolivia existen más de 50.000 personas sordas (de los cerca de 70 millones que hay en el mundo) que tienen el LSB como su medio de comunicación oficial desde la promulgación de un decreto supremo en 2009. Sin embargo, desde la Federación Boliviana de Sordos se lamenta que aún existan brechas en el acceso al empleo, la salud y la educación para este sector. Se reprocha que los niños sordos empiecen a aprender la lengua de señas a los seis años, cuando los padres buscan escolarizarlos, a pesar de que necesitan una estimulación a temprana edad.

Según los datos Instituto Nacional de Estadística (INE), en España hay 1.230.000 personas con discapacidad auditiva en distinto grado y, de ellas, unas 27.300 utiliza la lengua de signos. El pasado noviembre estalló la polémica en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid por la falta de profesores para los alumnos de la carrera de Lengua de Signos. Los estudiantes de 11 de las 37 asignaturas del grado estuvieron dos meses sin docentes y, una vez contratados, estos no conocían la lengua.

“Tenemos una ley que regula el derecho de estas personas y, desde mi perspectiva, funciona bien. El problema es el sector educativo, las escasas herramientas pedagógicas, lúdicas y gamificadas con las que cuentan y que puedan apoyar la enseñanza en esta área. Lo que conocemos como educación regular, primaria y secundaria, comprende el gran porcentaje de la población estudiantil, y es justamente donde debería haber una capacitación básica para comunicarnos”, dice Choque. Es el más joven del grupo —Pacajes tiene 26 y Velarde 36— y el más interesado en explotar la relación entre tecnología y educación.

Toda la base de datos con la que aprende Slite proviene de la Lengua de Señas Boliviana (LSB), una de las 300 variantes del lenguaje de símbolos según la Federación Mundial de Sordos. A pesar de que todas basan su comunicación en la gestualidad, cada comunidad ha incorporado sus propios requerimientos culturales y sociales.

Ayuda institucional

Antes de enseñarlo en la universidad, Slite fue presentado a una clase de primaria para probar su reacción, y es ahí donde decidieron que para su funcionamiento no debía depender de una conexión externa a internet, debido a la baja señal en algunas zonas de la ciudad. El proyecto destacó en la feria de final de curso de 2024 de la materia Inteligencia Artificial en Sistemas Móviles y Embebidos y suscitó atención de los medios, hasta el punto de llegar al Gobierno Autónomo Municipal de El Alto (Gamea) y al Ministerio de Educación.

El Gobierno presentó la aplicación el Día Nacional de las Personas con Discapacidad, que se celebra cada 15 de octubre desde 2004. La proyección es que el juego esté primero disponible para su descarga en el portal web de la institución y que después sea incluido en la malla curricular.

“La Alcaldía tenía que proveernos los recursos para terminar un programa de enseñanza de lengua de signos, pero todavía no hay acuerdo”, cuenta Pacajes. La financiación cubriría más alimentación para el modelo de lenguaje, con el fin de que sea más preciso e incorpore gestos combinados que permitan ejercicios con oraciones largas y complejas. “Creemos que todavía necesita esta mejora para lanzarlo al público. Por el momento, todavía es una beta privada”, refiere el universitario, egresado el año pasado.

José Velarde y Jean Franco Choque prueban la interfaz principal de 'Slite', en una imagen cedida por la Universidad Franz Tamayo.
José Velarde y Jean Franco Choque prueban la interfaz principal de 'Slite', en una imagen cedida por la Universidad Franz Tamayo.Universidad Franz Tamayo

Uno de sus anteriores proyectos es la aplicación Kamibots, para enseñar de robótica, materia implementada en 2023 por decreto en el sistema educativo público. “El problema vino con la escasez de educadores especializados en el área. Hubo intentos de capacitación, pero no resultaron efectivos y eran a largo plazo”, recuerda Choque. El programa incluye tutoriales, plantillas, vídeos e imágenes y fue implementado de manera oficial en el currículo educativa.

Ahora está trabajando en LIE-B, una consola portátil en forma de tablero con seis botones distribuidos en la estructura del lenguaje braille. “A través de una voz se dan instrucciones sobre la oración que se debe formar y los usuarios deben presionar los botones correspondientes”, explica.

Por su parte, Pacajes y Velarde están más orientados a la automatización de procesos en instituciones y empresas. El primero elaboró para la misma Unifranz un sistema para agilizar los procesos de admisión, mientras que el segundo realiza previsiones de ventas, recaudación y recursos necesarios para el área de finanzas de empresas particulares. Los tres ingenieros ven en la tecnología un potencial de desarrollo humano.

Fe de errores: Este artículo ha sido corregido para eliminar la expresión “sordomudo”. Se trata de un término obsoleto que no tiene en cuenta que la inmensa mayoría de las personas con discapacidad auditiva no padecen ninguna afección que les impida hablar. Pedimos disculpas a nuestros lectores.

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