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Los canarios, ¿más aborígenes que españoles?

Los isleños celebran este sábado el Día de Canarias con el controvertido debate aún abierto de cuál es la esencia de su identidad

El Teide, en Tenerife (Canarias).
El Teide, en Tenerife (Canarias). Jordi Martos (Pixabay)

Con una historia en la que juega un papel primordial el pueblo aborigen que habitaba en las islas antes de la conquista por parte de la Corona de Castilla hace 500 años, este sábado, 30 de mayo, los isleños celebran el Día de Canarias. Una efeméride en la que aún continúa sin responder una pregunta fundamental: ¿qué es ser canario? Etnocidio, ridiculización de lo canario o populismo son elementos que emergen en el debate abierto de la identidad canaria sobre el que los expertos tratan de aportar luz.

De forma periódica, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) pregunta en sus estudios sobre el sentimiento nacionalista de las diferentes comunidades autónomas. Y el resultado que arroja en las islas desde hace décadas es parecido: los isleños que se sienten solo canarios o más canarios que españoles doblan el porcentaje de los que se sienten solo españoles o más españoles que canarios: un 26% frente a un 13% en el último sondeo realizado, en julio de 2019. A partir de estos datos, el catedrático de Arqueología y Premio Canarias de Patrimonio Histórico, Antonio Tejera, explica que hay quien necesita enraizarse con lo más antiguo, “para esas personas, los 500 años de historia europea están bien, sí, pero quieren saber lo que está antes, lo que entienden que son sus raíces de verdad”. En el caso canario, esa identificación se debe también al factor añadido de que fue un pueblo conquistado, pero apunta una paradoja “que no se quiere reconocer —indica—”: la de los canarios que, una vez conquistados, participaron junto con los peninsulares en la conquista de otras islas.

Entre los canarios existe un sentimiento de unidad, pero confuso respecto a su historia, considera Tejera. Por un lado, por la falta de un conocimiento oral y escrito de las culturas de Canarias, y por otro, por afirmaciones que no se ajustan a la realidad: desde que las islas son una reminiscencia de la Atlántida a que los aborígenes sabían navegar. O que formaban un solo pueblo, cuando en realidad los habitantes de una isla no conocían a los de las otras. “Eran mundos completamente diferentes. Ya lo dijo Heródoto en el siglo V antes de Cristo, no tenían nada que ver excepto que provenían de la misma área geográfica en el norte de África, la que abarca desde Marruecos hasta Libia”.

Visión populista

La historia, la psicología, el habla, el entorno geográfico o el clima son algunos de los elementos que definen a Canarias según el doctor en Historia y profesor de la Universidad de La Laguna José Farrujia, autor entre otros libros de Identidad canaria. Pero para este experto, hay otros aspectos de la identidad canaria que han hecho reducirla “a una visión populista de la que la política es muy responsable”. Lamenta que, tradicionalmente, las políticas culturales de las islas han destacado el aporte europeo “infravalorando el aporte africano”. Argumenta que el interés se ha centrado en los grandes monumentos, castillos o iglesias, pero que se hizo caso omiso a los elementos arqueológicos previos a la conquista, “porque no tienen ese grado de monumentalidad y porque entroncan con ese carácter africano”.

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Farrujia llama la atención sobre el hecho de que la identidad debería reflejar lo que hace un pueblo en su día a día, en cambio, “el 30 de mayo se celebran unos estereotipos culturales que no se ponen en práctica en la realidad, porque, ¿qué porcentaje de canarios practica habitualmente la lucha canaria, hacen el salto del pastor o elaboran comida tradicional?”, se pregunta. Ilustra su postura con otro ejemplo: ante el retroceso de la agricultura, el del uso de aperos de labranza como elementos decorativos en apartamentos de las zonas turísticas para darles “el toque canario”. Lo que para este profesor es la muestra de la pérdida de su significación originaria para vender una imagen ficticia de las islas.

Rebate, además, los discursos oficiales que hablaban del exterminio de la sociedad aborigen, cuando los estudios genéticos han demostrado que entre los canarios contemporáneos hay una parte importante de herencia indígena. A la vez, matiza lo que puede significar para un canario afirmar sentirse español: “Eso es un abstracto porque implica un sesgo político importante. Tenemos una serie de elementos paisajísticos, psicológicos o sociológicos que son propios de Canarias. Y acabamos empatizando con el territorio en el que nos criamos”.

“Trauma ideológico”

La conquista de las islas Canarias creó un “trauma ideológico” en los canarios que se utiliza como elemento de identidad fundamental, expone Sergio Baucells, doctor en Historia y experto en el proceso de aculturación de los antiguos pobladores isleños durante su colonización. Para este investigador, “ser guanche tiene que ver con la cultura, no con una raza ni con los genes, que es una deformación pseudo nazi”, señala. Sin embargo, añade que no existe una cultura guanche a causa del que denomina “etnocidio” por el que esta fue destruida por parte de los conquistadores.

Los canarios han consumido una historia y sobre todo una prehistoria de Canarias relacionada con lo aborigen muy idealizada y caricaturesca, basada en “cuatro cosas”, prosigue Baucells, desde que vivían en armonía con la naturaleza a que eran una especie de pseudohippies o que se organizaban en una sociedad igualitaria. Hace referencia en este caso a la figura del mencey, el noble guanche, que ha sido alabada en la música tradicional y en otras expresiones identitarias, “cuando era un jefe que explotaba al resto de su población como cualquier otro caudillo”, afirma.

Manifiesta que hay muchos canarios que se sienten en un limbo, que ni se identifican necesariamente con el timple, con el comer gofio o las romerías, ni con el españolismo de la esencia de España unida a lo universal. Una identidad española que, asegura, “es otro cuento chino”.

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