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El destino de los inmigrantes de la demanda: uno, en Europa sin papeles; el otro, deportado a Malí

Ambos lograron entrar en España solo unos meses después de la expulsión que ahora el Tribunal de Estrasburgo ha considerado ajustada a los derechos humanos

Óscar López-Fonseca
Un grupo de inmigrantes, tras saltar la valla de Melilla el pasado septiembre.
Un grupo de inmigrantes, tras saltar la valla de Melilla el pasado septiembre.antonio ruiz

Cinco años y medio después de que saltaran la valla de Melilla y fueran devueltos a Marruecos por la Guardia Civil, N. T. y N. D., los dos subsaharianos que interpusieron la demanda contra España que este jueves ha resuelto el Tribunal de Estrasburgo, han corrido suerte dispar. En el recurso que presentó el Gobierno al fallo que en primera instancia condenaba a España a indemnizarles con 5.000 euros a cada uno, se detallaba que tras aquella expulsión exprés en agosto de 2014 ambos volvieron a intentar entrar en Melilla y lo consiguieron, por separado, meses después.

N. T., lo hizo el 23 de octubre de aquel año y, tras ser interceptado, se identificó como natural de Costa de Marfil y haber nacido el 1 de enero de 1985. Las autoridades españolas nunca llegaron a confirmar esa identidad como real. Dos semanas después de su entrada, se decretó su expulsión, pero no se llegó a producir ya que N. T. apeló a distintas instancias para solicitar asilo. Cuando finalmente se confirmó la expulsión, ya se encontraba en paradero desconocido y la Policía no pudo localizarlo para deportarlo. Fuentes de su defensa aseguraron ayer que, en la actualidad, reside en un país del espacio Schengen sin permiso de residencia.

N. D., natural de Malí, entró en España el 9 de diciembre de 2014 y fue inmediatamente interceptado por la Policía. Desde Melilla fue trasladado al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Barcelona, donde también inició una batalla legal para conseguir la condición de asilado. Esgrimió que, por su condición de musulmán, temía ser reclutado por las milicias yihadistas que operan en su país si regresaba y que, de hecho, ese fue el motivo por el que decidió emigrar a Europa. Todas sus apelaciones fueron rechazadas. Una vez confirmada su identidad por las autoridades de Bamako, fue deportado a su país, donde actualmente reside.

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Sobre la firma

Óscar López-Fonseca
Redactor especializado en temas del Ministerio del Interior y Tribunales. En sus ratos libres escribe en El Viajero y en Gastro. Llegó a EL PAÍS en marzo de 2017 tras una trayectoria profesional de más de 30 años en Ya, OTR/Press, Época, El Confidencial, Público y Vozpópuli. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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