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Es la guerra, vuelve Rodríguez

El exportavoz de Aznar ordenará la agenda y mensajes de Ayuso y preparará la batalla contra el Ejecutivo y Cs

Miguel Ángel Rodríguez, el nuevo jefe de gabinete de la presidenta de Madrid. En vídeo, las discrepancias de Ayuso y Aguado por el fichaje.Vídeo: ÁLVARO GARCÍA / EP

“Me toca estar callado”. Esa respuesta ahora de Miguel Ángel Rodríguez parece una utopía de acuerdo a su trayectoria y su personalidad volcánica. El primer portavoz de José María Aznar ha sido nombrado esta semana jefe de gabinete de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, uno de los valores ascendentes en el equipo del líder popular, Pablo Casado. Su designación no ha sido inocente. Rodríguez tiene una relación de mentor profesional y amistad personal con Ayuso desde hace años, pero que se ha intensificado en el último curso, cuando la dirigente fue designada candidata a presidir la Comunidad de Madrid. Fuentes del Gobierno regional madrileño aclaran: “Entramos en una fase en la que esperamos la guerra del Gobierno central contra nosotros y más desmarques de Ciudadanos y si quieren guerra la tendrán y Rodríguez es perfecto”.

La buena conexión entre Rodríguez y Ayuso empezó cuando la hoy presidenta madrileña le pidió una cita para un trabajo universitario sobre la labor del exportavoz de Aznar en La Moncloa. Dos años después de que Aznar llegase a La Moncloa, Rodríguez lo dejó. Había constatado, tras una intervención del expresidente popular en la ONU, que difícilmente podría superar la trayectoria con un político al que había estrenado como aspirante a presidir Castilla y León en un mitin en un pueblo de Segovia ante ocho ancianos. Era la época en la que el equipo de Aznar cabía en un taxi: Rodríguez, Carlos Aragonés, Ana Mato y Miguel Ángel Cortés.

Rodríguez, un periodista muy novato de la Cope de Valladolid, con apenas 22 años, colgó el micrófono y su vocación frustrada de escritor por la política tras proferir en aquella campaña algunas críticas ácidas sobre su futuro jefe. Luego conectaron, ascendieron en el poder y reconstruyeron juntos el gran partido de centro derecha de España. Cuando abandonó a Aznar, Rodríguez emprendió otro camino, terminó nueve novelas, abrió una consultoría, editó libros, abrió una televisión en Internet y se prodigó como polemista tertuliano, en televisión y Twitter, donde la extensión de sus 140 caracteres le parecían un mundo muy largo para sus invectivas contra todo.

Los negocios no le fueron bien, aunque hasta esta semana mantuvo su oficina abierta, y desde hacía lustros se sentía abandonado por la nueva filosofía “pasota”, “aburrida” y de “artesano ordenado y hacendado” de Mariano Rajoy en su partido. Tampoco tiene mucho mejor concepto de Casado y su equipo, aunque en la dirección del PP sostienen que las relaciones son correctas.

A Rodríguez lo que le van son los políticos de “raza” como Aznar. Y ha encontrado en Díaz Ayuso una alumna aplicada y con ganas de batalla. Un miembro del Gobierno madrileño explica así la función que se espera de él como antídoto al Iván Redondo de Pedro Sánchez: “El Gobierno central y algunos medios de su órbita nos han puesto como objetivo, se quieren cargar a Ayuso, va a ser una guerra de dos modelos contrapuestos y nosotros la vamos a dar”. A cada medida o promesa desde La Moncloa replica el ejecutivo de Ayuso con anuncios contrapuestos, sean sobre política fiscal o internacional, como la recepción a Juan Guaidó.

Hace justo ahora un año Casado citó casi a la misma hora en su despacho al expresidente madrileño Ángel Garrido y a Ayuso y la nombró a ella candidata. Garrido se sintió despreciado y luego, tras una breve irrupción en la lista del PP para Europa, se fugó a Ciudadanos. A los pocos días, Ayuso llamó a Rodríguez y empezó a trabajar su campaña con el consentimiento de Génova 13. La primera obsesión de Rodríguez reveló parte de una estrategia que la presidenta ha hecho suya: el marcaje total a Telemadrid, la televisión pública madrileña.

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En enero de 2019, hace un año, los dos máximos dirigentes de Telemadrid, su presidente José Pablo Sánchez, y su director de informativos, Jon Ariztimuño, fijaron una primera cita con Rodríguez. Acabó con una “tremenda bronca”, según fuentes conocedoras de la conversación. Llegó con una escaleta del último informativo para demostrar que Telemadrid trataba muy mal a Ayuso y no le dedicaba al PP el tiempo que le correspondía. Los directivos le pidieron ejemplos y Rodríguez insistió, sin concretar, que el ente público madrileño favorecía a Ciudadanos. A partir de ese momento las llamadas, mensajes y presiones continuaron.

Fijación con Telemadrid

Para la organización del debate de las autonómicas de mayo pasado la situación se agravó cuando Rodríguez se personó en la reunión con Telemadrid, con el jefe oficial del aparato popular, Alfonso Serrano, y exigió que se fijara la contienda el primer lunes de la campaña. “Quería tener tiempo por si Ayuso fallaba para recuperar el terreno perdido”, según fuentes presentes en la cita. Los demás partidos rechazaron el envite y se ubicó el día por sorteo.

Otra de las batallas de estos años de Rodríguez ha sido contra lo que considera un desproporcionado reparto ideológico hacia la izquierda en las cadenas de televisión y, muy en particular, contra La Sexta y la productora Globomedia. El nuevo jefe de gabinete, que montó en su día una productora que tampoco funcionó, reprochó a los directivos de Telemadrid que se hubiesen entregado a ese sector. José Pablo Sánchez ya ha comparecido en la Asamblea de Madrid para aportar, con datos que figuran en el portal de transparencia regional, que, cuando llegaron al ente, apenas dos productoras se repartían los 20 millones de euros previstos, un montante que ahora comparten 31 compañías privadas.

Otra de las fijaciones de Rodríguez es Ciudadanos y, en particular, sus líderes en Madrid. Al vicepresidente, Ignacio Aguado, le llamó en su cuenta de Twitter, ahora eliminada, “desleal” por permitir la investigación de Avalmadrid contra la familia de la actual presidenta. Al consejero Ángel Garrido lo llamó “tránsfuga de mierda”. Sobre la dirigente de Cs, Inés Arrimadas, llegó a escribir: “Es físicamente atractiva como hembra joven. Políticamente es inconsistente”. En el equipo de Ayuso defienden que el nombramiento de Rodríguez no se consultó con sus socios de Cs como estos tampoco lo hicieron con el de Garrido, aún no superado. En ese matrimonio de conveniencia se esperan más discusiones y Rodríguez no será un árbitro neutral.

Rodríguez no quiso ofrecer su versión a EL PAÍS porque entiende que ahora le toca no hacer declaraciones. Fuentes oficiales de la Comunidad remarcaron que Ayuso optó por contratar a Rodríguez “por su extraordinaria experiencia”. Y completan: “Pocos en España pueden presumir de un currículum como el suyo”.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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