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La Policía filipina mata a un español en una operación antidroga

Diego Bello, de 32 años, se dedicaba a la hostelería y no tenía relación con el narcotráfico, según uno de sus amigos

Policías filipinos en una ceremonia de 2018.
Policías filipinos en una ceremonia de 2018.FRANCIS R. MALASIG (EFE)

La Policía filipina ha matade este miércoles al español Diego Bello en una supuesta operación antidroga en la isla de Siargao, según afirmaron fuentes policiales. Sin embargo, el entorno de la víctima, un coruñés de 32 años, relaciona su muerte con la corrupción policial.

César Mañana, amigo de Bello, niega que el fallecido tuviera ningún tipo de relación con el narcotráfico. "Él sabía muy bien que era peligroso andar con drogas en un país donde te pueden sentenciar a pena de muerte por un porro", cuenta en conversación telefónica desde A Coruña. Mañana, de 44 años, asegura que el fallecido tampoco consumía cocaína y considera que su amigo "fue asesinado" porque no atendió a la extorsión de la Policía filipina. Según su relato, el chantaje policial estaría relacionado con el éxito de los negocios que había montado en apenas dos años.

Actualmente, el gallego fallecido regentaba un hostel, una tienda de surf y un bar de copas, que había abierto hace tres meses con otro socio español. Bello viajó a Filipinas hace dos años y se quedó a vivir después de conocer a su actual novia, originaria de Manila, relata su amigo.

El portavoz de la Policía regional de Filipinas, Reynel Serrano, defiende que la operación en la que falleció Bello fue "en legítima defensa”. Serrano sostiene que llevaba una pistola calibre 45 y disparó primero a los agentes. La Policía filipina también asegura que el fallecido era un “traficante de drogas de alto valor”, que llevaba encima 10 gramos de cocaína y 30.000 pesos filipinos en billetes marcados (540 euros), y valoró la acción como una “operación exitosa en la lucha contra las drogas”.

Sergi Fabregat, barcelonés con el que Bello coincidió durante una estancia de cuatro años en Australia, asegura que los esfuerzos de la familia se centran ahora en conseguir que la Policía filipina haga una autopsia que pruebe la inocencia del gallego. “Si hubiera disparado antes tendría pólvora en las manos”, argumenta por teléfono.

La Embajada de España en Manila está recopilando información sobre el suceso y no ha querido hacer ningún comentario sobre el que podría ser el primer español que matan en la sangrienta guerra contra las drogas en el país asiático. Organizaciones de derechos humanos han denunciado que la policía filipina falsifica pruebas para justificar ejecuciones extrajudiciales en esta campaña que comenzó hace tres años bajo el mandato del presidente Rodrigo Duterte.

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Naciones Unidas y defensores de derechos humanos han criticado el clima de impunidad de la campaña antidroga en la que han muerto unas 30.000 personas, la mayoría en ejecuciones extrajudiciales a manos de la policía. La Policía ha admitido haber matado en redadas a unos 6.700 sospechosos, aunque alegan que todos ellos se resistieron al arresto.

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