El Gobierno regulariza la situación del senegalés que salvó a un hombre en un incendio en Dénia
Gorgui Lamine dice que está muy contento del permiso de residencia y trabajo y que lo estaría más si su mujer y su hija no pasaran frío en la habitación que comparten
La Secretaría de Estado de Migraciones acaba de anunciar oficialmente la concesión de "una autorización excepcional de residencia y trabajo para Gorgui Laimine Sow, motivada por razones de interés público". Gorgui Lamine, vendedor ambulante senegalés de 20 años, no se lo pensó el pasado 6 de diciembre y cuando oyó gritos pidiendo auxilio, trepó hasta la primera planta de una casa en Dénia donde se había declarado un incendio, se introdujo por el balcón y salvó de las llamas a Álex Caudeli, con movilidad reducida, cargando con él y sacándolo de la vivienda. Luego, al no tener los papeles de residencia, se marchó sin decir nada. Tres días después fue identificado por las calles de la población alicantina.
"Como reconocimiento por este acto de valentía y de servicio a la comunidad", la secretaria de Estado de Migraciones, Consuelo Rumí Ibáñez, con la colaboración del Delegado del Gobierno de Valencia, Juan Carlos Fulgencio Tejedor, "promovió el inicio del expediente de concesión de una autorización excepcional de residencia y trabajo, que permitirá que el Sr. Lamine, que se encuentra en España en situación irregular desde 2017, pueda obtener un trabajo en España, regularizar su situación administrativa e iniciar así un proyecto de vida en nuestro país", dice la nota oficial del Gobierno. La autorización se concede en virtud del Reglamento de la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social. La autorización es por un año, revisable por dos años, que se pueden prorrogar dos ejercicios más hasta la concesión del permiso definitivo al quinto año.
Esta tarde, Gorgui, que vive en Gandia, se encontraba en Xàbia intentando vender sus collares y bisutería. "Estoy muy contento y doy las gracias por el permiso y por todo, pero me falta vivienda y trabajo. Mi mujer, mi hija y yo vivimos en una habitación compartida y no se puede cerrar la puerta y entra mucho frío". "Está muy bien, me llamaron ayer para decírmelo. pero lo que necesito es un trabajo", comenta en conversación telefónica con este diario.
Desde que fue identificado y premiado por su acción por el Ayuntamiento de Dénia, Gorgui Lamine es reconocido por la calle y recibe muchas felicitaciones también por las redes sociales. "Me preguntan si me han dado la nacionalidad, y todo esto está muy bien, pero mi problema ahora es que no tengo para pagar la habitación. No hay venta, hay muy poca gente en las calles. Lo que me gustaría es ser conductor de camiones pero para sacarme el carnet necesito una fianza y un trabajo seguro", añade.
El Ministerio de Justicia, además, está tramitando un expediente para otorgarle la nacionalidad española por carta de naturaleza. La concede el Consejo de Ministros al considerar que concurren circunstancias excepcionales. El expediente está a la espera de completarse con la documentación necesaria solicitada al país de origen de Gorgui, Senegal.
El caso de Gorgui recuerda al del inmigrante maliense Mamoudou Gassama, si bien este escaló el pasado año varios pisos de un edificio en París para salvar la vida de un niño que estaba colgado de un balcón. Este recibió la nacionalidad francesa y entró a formar parte del cuerpo de bomberos, como quería, y llegó a reunirse con el presidente Emmanuel Macron.
Ayer mismo, Álex Caudeli, el vecino de Dénia que salvó, volvió a llamar a senegalés, padre de una niña de siete meses, para interesarse por su situación. “Él me ha salvado la vida. Se subió por la pared, tiró la persiana que estaba ardiendo, porque cuando yo quise salir al balcón con el tacatá me golpeé con ella en la nariz y en la oreja y mira como las tengo. Me cogió como si fuera un saco de algarrobas y aguantó todo, porque, además de no poder caminar, tengo un problema en las piernas, también padezco de vértigo, y no podía quedarme quieto”, explicó Álex, de 39 años, a este periódico tres días después del rescate.
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