La justicia nunca se olvidó de sus 300 kilos de heroína

Tardó en caer el peso de la ley sobre Johannes W., pero cayó. Más de dos décadas después de que este holandés agarrase en abril de 1999 un camión en su país natal y recorriese cientos de kilómetros hasta el polígono industrial Jumapi de Alcalá de Henares (Madrid), con 297 fardos de droga a bordo, la Audiencia Nacional ha logrado condenarlo. Fue el pasado 21 de octubre: ese día, finalmente, la Sección Primera de la Sala de lo Penal lo sentenció a cuatro años de cárcel. Y, también, dio así carpetazo a una de las ramificaciones pendientes de la bautizada como Operación Carro, que permitió hace 20 años a la policía española apuntarse un enorme tanto internacional al incautarse, en ese momento, "el mayor alijo de heroína de Europa".

Johannes W., nacido en 1941 y que había permanecido huido de la justicia española durante años, era una de las piezas de una compleja y amplia organización internacional de narcos cuyo liderazgo se atribuyó al turco Urfi Ceinkaya, un histórico señor de la droga en Europa. "Su labor era la de mero conductor o transportista de la mercancía desde Holanda hasta España, sin capacidad en la toma de decisiones", matizan los magistrados de la Audiencia en su sentencia, cuya ponencia corrió a cargo de María Riera. Pero ese papel resultó fundamental en la introducción del mayor cargamento de heroína nunca visto hasta entonces en España. Un hito que permitió interceptar 319 kilos de heroína en una instrucción encabezada por el juez Manuel García-Castellón y que aún recuerdan las fuerzas de seguridad. De hecho, hace dos años, se rememoraba esa operación al hallar más de 330 kilos de heroína ocultos en varios contenedores del puerto de Barcelona.

Según consta en la sentencia de este 21 de octubre, la Audiencia considera probado que Johannes W. condujo desde Holanda a España un camión del modelo DAF 600. Transportaba un compresor industrial, que ocultaba a su vez en su interior los 297 fardos de heroína. Estos arrojaron un peso neto total de 295,7 kilos y una pureza de 59,1%. "El alijo habría alcanzado un precio de venta por kilogramo de 126 millones de pesetas" de entonces, apostillan los jueces en su resolución, donde recalcan también que el condenado ha reconocido finalmente los hechos: eso le ha permitido que se le considere como atenuante para rebajar la pena final.

Aún así, por mucho que se entregase a esa "confesión tardía", ha costado bastante sentar al holandés en el banquillo de los acusados. Tras su detención el 21 abril de 1999 en el despliegue de la Operación Carro, Johannes W. pasó casi cuatro años en prisión provisional. En 2003, antes de que se celebrará el juicio contra él y el resto de miembros de la organización arrestados, logró salir libre hasta la vista oral. Como medidas cautelares, la Audiencia Nacional estableció que debía comparecer a diario en un juzgado. Pero los controles sirvieron de poco. Aprovechó para esfumarse del país.

A las órdenes de ‘El Enano’

Johannes W., con cuyo entorno ha tratado de contactar sin éxito este diario, sería detenido poco después en Holanda, según informó la agencia Efe en octubre de 2003. Pero las autoridades de dicho país no lo han entregado a España hasta el pasado 20 de septiembre de 2019, apenas un mes antes de que la Audiencia Nacional lo condenase a prisión. Seguía así el mismo camino que recorrió José Gomes Pires Coelho, alias El Enano, el jefe de la trama. Este portugués, al igual que el holandés, logró huir de la justicia tras salir de prisión provisional. Pero fue capturado en Portugal en 2004 y condenado en 2009 a 20 años. Las fuerzas de seguridad lo consideraban en 1999 el mayor traficante que operaba en España. Dependía directamente de Ceinkaya.