“ETA fracasó en su intento de ocultar su derrota”
Un informe analiza el tratamiento de seis rotativos extranjeros sobre la banda terrorista
ETA fracasó en su pretensión mediática de conseguir la “internacionalización del conflicto”. Es una de las principales conclusiones del informe que ha realizado la periodista Isabel C. Martínez sobre el seguimiento que algunos de los medios internacionales más relevantes hicieron de ETA. Tras analizar los rotativos franceses Le Monde y Le Figaro; los británicos The Guardian y The Times y los estadounidenses The New York Times y The Washington Post, Isabel C. Martínez —periodista de la delegación vasca de EL PAÍS entre 1997 y 2013— concluye que “a ninguno de ellos ETA convenció en su intento de ocultar que su abandono de las armas y su disolución se debieron a una derrota operativa y a un repudio social y político total”.
El informe, titulado ETA en la prensa internacional; una aproximación al tratamiento del terrorismo en los diarios franceses, británicos y estadounidenses de referencia y encargado por la Fundación Fernando Buesa y el Memorial de las Víctimas del Terrorismo, señala que “el tratamiento más generalizado (sobre ETA) ha sido el breve dentro de las secciones de miscelánea internacional de noticias cortas de todas partes del mundo”. “El interés que despertaba la banda fue, pues, limitado, descollando hechos concretos”, precisa Martínez.
La excepción más relevante a ese tratamiento limitado fue “el secuestro y asesinato de Miguel Angel Blanco, que se diferencia de todos los demás, que tiene un efecto devastador sobre la imagen de ETA y se constituye en un verdadero punto de inflexión de los medios internacionales”. Martínez destaca que “provoca un cambio perceptible y ya sostenido en el trato a ETA en los periódicos estudiados para el resto de su existencia”. Especialmente en los medios franceses, que “pasan a dar cuenta de todos y cada uno de los atentados, a dedicarles más espacio y seguimiento y hacer algún sitio a las víctimas”. Los medios franceses y también los británicos han abordado el problema por encima de los norteamericanos.
Ese tratamiento ha perjudicado la imagen del País Vasco en el exterior, apunta la periodista, porque “el terrorismo de ETA ha sido el protagonista casi único de sus noticias”. En torno al 95% de las noticias de The New York Times sobre Euskadi entre 1950 y 2018 versaron sobre ETA, precisa.
Isabel C. Martínez distingue el tratamiento a ETA en la etapa franquista de la democrática. “La mirada comprensiva y hasta de simpatía (aunque jamás de defensa abierta) por parte de los corresponsales que escribieron sobre ETA durante la dictadura fue perdiendo entidad según se asienta la democracia y la banda incrementa y hace más brutal su acción. Esa mirada de los medios extranjeros se vuelve severa hasta acabar en un repudio total”, dice.
El informe resalta, asimismo, altibajos en el tratamiento de los medios internacionales sobre ETA relacionados con la guerra sucia o la política nacional. “Los altibajos de la Transición —intento de golpe de Estado en 1981— y luego en democracia la reaparición de 1983 a 1987 del terrorismo parapolicial con el GAL o, mucho más tarde, el intento del Gobierno de Aznar de endosar a ETA el atentado yihadista del 11-M no favorecieron una confianza plena de los medios extranjeros en el relato de las fuentes oficiales españolas”, precisa Martínez.
La terminología utilizada para designar a ETA varía “de modo paulatino, de rebeldes a pistoleros o de militantes nacionalistas a terroristas e incluso verdugos”. “Cuando ETA consigue victimizarse por algún motivo (torturas, atentados parapoliciales, etc.) la terminología tiende a suavizarse, volviendo, incluso, a la usada en sus inicios, mientras se endurece cada vez que evidencia su brutalidad criminal”, señala la periodista.
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