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Mueren doce emigrantes marroquíes en una lancha neumática que partía desde la costa de Casablanca

Las autoridades rescataron el sábado siete cadáveres y cinco el lunes en una playa situada a 400 kilómetros del territorio español

Francisco Peregil
Rescate de una patera en el Estrecho.
Rescate de una patera en el Estrecho. Marcos MOreno
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La emigración clandestina sigue causando estragos en Marruecos, a pesar de los esfuerzos del Estado por frenarla. El sábado, las autoridades locales rescataron los cadáveres de seis hombres y una mujer en la playa de Nahla, en la localidad de Mohamedía a 26 kilómetros al norte de Casablanca y a 415 kilómetros al sur de Tarifa. Y el lunes llegaron a la misma playa los cuerpos sin vida de otros cinco hombres. En total, 12 personas. Todos eran marroquíes, procedentes de dos municipios en la provincia de Kelaat Seraghna, 300 kilómetros al sur de Casablanca.

Entre los despojos que acompañaban los cadáveres apenas se encontraron chanclas, panes, dátiles y frutos secos. Solo tres supervivientes fueron rescatados. También quedó varada en la playa la lancha que pretendía llevarles hacia España. Se desconoce aún el número de ahogados en el mar.

A medida que las lanchas de potentes motores han ido sustituyendo a las pateras en el tráfico de emigrantes clandestinos las salidas se pueden acometer desde lugares más lejanos a las costas españolas. Ya no es necesario partir desde las inmediaciones de Tánger, a 32 kilómetros de Tarifa, o desde Larache, a 189 kilómetros. Ahora, el perímetro de costas que han de vigilar las autoridades marroquíes es mucho mayor que hace cinco años.

A pesar de que los medios materiales de las redes de tráfico clandestino han mejorado, Marruecos ha conseguido reducir de forma drástica la llegada de embarcaciones y emigrantes irregulares a las costas españolas. Si hasta septiembre de 2018 arribaron 27.374 personas, en el mismo periodo de este año esa cifra se ha reducido en un 47% y han llegado 14.425.

Esta reducción no está exenta de críticas. La Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH), principal ONG del país, viene denunciando desde hace varios años la violación de los derechos humanos por parte de las autoridades marroquíes en los “desplazamientos forzados de emigrantes basándose únicamente en el color de su piel”. Esto, se hace, según la AMDH con “el silencio cómplice de la Unión Europea”.

El mismo día en que aparecían los cadáveres de siete marroquíes en la playa de Nahla, en la localidad de Mohamedía, en el norte del país, en la ciudad de Nador, la AMDH denunciaba en un comunicado haber presenciado el desmantelamiento “salvaje” de los campamentos de emigrantes de Bekoya y Lakmis, en las inmediaciones de Nador. “Las fuerzas auxiliares han quemado [el campamento] y han dejado a decenas de bebés, mujeres y niños sin refugio, a cielo abierto”, indicaba un comunicado de la ONG. “Se han cometido violencias graves contra mujeres. Las fuerzas auxiliares han cogido teléfonos y sumas de dinero. Han sobrepasado todos los límites”.

“A ese que haya dado las órdenes”, continúa el comunicado, “nosotros le decimos: ‘para ya tu encarnizamiento contra los emigrantes. Respeta al menos al bebé que acaba de nacer y al que usted ha decidido dejar sin refugio”.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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