Abascal proclama en Italia que “no todas las religiones valen lo mismo”
El líder de Vox asiste en Roma a la fiesta anual de los ultraderechistas Hermanos de Italia
Santiago Abascal viajó este fin de semana en Roma de la mano de los Hermanos de Italia, herederos del neofascista MSI (Moviento Social Italiano). En la fiesta de este partido, el líder de Vox aseguró que no todas las religiones "valen lo mismo", cargó contra las políticas “de fronteras abiertas” y comparó la inmigración irregular con la invasión musulmana del reino visigodo. “La ventaja de España [respecto a otros países europeos] es que fue vacunada contra la inmigración islámica durante ocho siglos de ocupación y ocho siglos de reconquista”, afirmó entre banderas italianas y proclamas soberanistas.
Los centenares de personas que se congregaron, a pesar de la lluvia, en la isla fluvial Tiberina para asistir a la cita que cada año abre la temporada política de la derecha italiana, esperaban con curiosidad al líder de Vox. “Ya era hora de tener aquí a un patriota español”, se felicitaba Massimiliano, que vive en la periferia de Roma, mientras sostenía un puñado de banderas de Italia que pensaba repartir entre el público.
En su discurso, Abascal señaló que la misión de su formación es combatir las “fake news que aseguran que todas las culturas o las religiones son iguales o valen lo mismo”, porque “esto no es verdad”. También lanzó un alegato en defensa de “la identidad cultural y religiosa” y citó a Benedicto XVI, al hablar de los valores cristianos y de una Europa “cada vez más miserable, que ha perdido la fe y donde se censuran debates como el de la ideología de genero”. Y también a Juan Pablo II, para hacer apología de la familia, pero eludió mencionar al Papa Francisco, cuyos reiterados llamamientos a la acogida de inmigrantes rechaza de plano la formación ultra española.
Abascal, que rehusó hablar con este diario,aprovechó su viaje a Roma para buscar aliados contra el independentismo catalán. “El problema de España es que una parte de los españoles han dejado de quererse a sí mismos. La desventaja es el separatismo, tolerado por las izquierdas y la derechas que han pactado sistemáticamente con él”, dijo al concluir su conferencia.
Durante la presentación del político español, el eurodiputado de Hermanos de Italia Carlo Fidanza, hizo un guiño a Abascal. “Nunca encontraréis una foto de uno de nosotros con la bandera de los secesionistas catalanes en la mano. Siempre nos hemos alineado del lado de las patrias y de las naciones”, subrayó.
Era una carga de profundidad contra la Liga de Matteo Salvini. Los orígenes secesionistas de esta formación y los coqueteos de su líder con el independentismo catalán (“mete tus narices en los asuntos italianos”, le espetó Abascal el año pasado) hacen que la relación entre Vox y la Liga sea más tibia de lo que cabría esperar. Hasta ahora, la estrategia de Vox ha pasado por marcar distancias, pero sin dinamitar puentes.
Pese a ello, Abascal aprovechó su paso por Roma para reunirse el viernes con el exministro del Interior italiano. "Coincidimos plenamente en la necesidad de proteger las fronteras de Europa de la inmigración masiva, y en el respeto a la soberanía nacional -y unidad- de los estados miembros de la UE”, escribió el líder de Vox en su cuenta de Twitter. Salvini le respondió al día siguiente: “Unidos en la defensa de la historia, de la cultura y de los confines de Europa. Después de los fracasos de la izquierda, el 10 de noviembre los españoles tendrán la fortuna de votar y hacer oír su voz, ¡fuerza!”.
Antes de las elecciones europeas Abascal rechazó los cantos de sirena del ultra italiano y le dio plantón en la cumbre en Milán del pasado mayo, que coronó a Salvini como nuevo líder de la ultraderecha europea, para evitar una foto incómoda que podría hacerles perder votos. A pesar de que les une su concepción de la inmigración como amenaza, su reivindicación de la soberanía de los Estados y su aspiración a reformular las instituciones europeas y sus cimientos, los de Abascal rechazaron sentarse en el nuevo Parlamento Europeo con sus correligionarios de Identidad y Democracia, el grupo político creado por Matteo Salvini y Marine le Pen.
El socio de Vox en Italia, con quien comparten gripo en la Eurocámara (los Conservadores y Reformistas Europeos), es Hermanos de Italia, que recogió el testigo de la Alianza Nacional de Gianfranco Fini, defensor a ultranza de la retórica de “primero los italianos”. El partido, capitaneado por Giorgia Meloni, que cuenta con un 4% de los escaños en el Parlamento y acudió en coalición a las elecciones de marzo de 2018 con la Liga, no ha apoyado algunas de las más controvertidas propuestas de Salvini, como su ley antiinmigración, por considerarlas demasiado blandas. Meloni llegó a pedir que se permitiera al Ejército hundir los barcos humanitarios. La animadversiópor las ONG que rescatan migrantes en el Mediterráneo es cpmpartida por Salvini, Melpni y Abascal.
La fiesta de la ultraderecha en Roma reunió a figuras tan dispares como el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, de 5 Estrellas, (a quien Salvini definió como “veleta” por acudir); Walter Veltroni, viejo barón de la izquierda y fundador del Partido Democrático (PD) que durante dijo que “es un deber moral hablar contra el odio”; o el ultraconservador primer ministro húngaro Viktor Orbán, que rechazó el pacto para repartir a los migrantes que están debatiendo Alemania, Francia, Italia y Malta.
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