La inestabilidad política pasa factura a la imagen internacional de España
Retrocede hasta el puesto 27 en la clasificación mundial del Índice de Buen Gobierno
La inestabilidad política pasa factura a la imagen de España, que retrocede del puesto 25 al 27, entre 145 países de todo el mundo, en el Índice de Buen Gobierno que elabora el proyecto Mesias, respaldado por España Global, la antigua Marca España. El retroceso es más acusado, pérdida de siete puestos, en el apartado que mide la estabilidad política, donde cae al puesto 40, mientras que avanza ligeramente, del 26 al 25, en calidad del Estado de derecho.
El estudio no recoge los últimos acontecimientos de la política española, incluida la moción de censura de julio del año pasado, pues se basa en los datos del Banco Mundial de 2017, los últimos disponibles. En cambio, es un buen termómetro para detectar tendencias de fondo, pues se trata de los resultados más completos.
Para José María Cubillo, doctor en Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Autónoma de Madrid y director del proyecto, la crisis de Cataluña y la repetición de la cita con las urnas en el ciclo electoral 2015-16 explican la preocupación coyuntural por la inestabilidad política. “Lo preocupante es que España baja en cinco de los seis parámetros que se miden y, sobre todo, que hay un retroceso continuado en el buen gobierno desde que se inició la serie hace ya 12 años”, advierte. En 2005, España ocupaba el puesto número 20 en la clasificación mundial y ha bajado al 27. En control de la corrupción, ha pasado del 18 al 32; y, en eficacia del Gobierno, del 17 al 23.
“España está todavía a la cabeza mundial en cuanto a buen gobierno, dentro del primer cuartil [de la lista], pero su tendencia continuada es descendente y, si sigue por este camino, puede descolgarse de sus socios europeos”, alerta Cubillo.
El país con mejor gobierno en todo el mundo es Nueva Zelanda, según este estudio. Entre los diez primeros, figuran cinco de la UE (Finlandia, Suecia, Holanda, Dinamarca y Alemania) y, entre los 20 primeros, otros 13. España, que ocupa el puesto 27 de la lista general, por lo que hace el 17 de los socios de la UE. Por detrás, quedan otros 11, incluida Italia.
Cubillo cree que la pérdida de siete puestos en 12 años refleja “cierta desafección” de los españoles respecto a su clase política. “Lo que nos dicen los datos es que hay la sensación de que las cosas no se están haciendo bien. La inestabilidad genera incertidumbre e inhibe a la gente a la hora de tomar decisiones a largo plazo”, reflexiona.
La percepción de la sociedad española sobre la capacidad del Estado para controlar la corrupción se ha ido deteriorando en estos años, hasta llegar a su punto más bajo en 2017, coincidiendo con el juicio del caso Gürtel. También ha caído la confianza en la eficiencia del Gobierno, su calidad regulatoria o la estabilidad política, que mejoraba desde 2012 y empeoró en 2017. El contrapunto es la confianza de los españoles en su Estado de derecho, que mejora.
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