Empresarios de un pueblo de Cádiz donan cascos a la Guardia Civil para que puedan patrullar en verano
La Asociación de Guardias civiles tacha el regalo de “chapuza y precariedad”, mientras que desde el cuerpo aseguran que el ofrecimiento es legal y se aceptó por “agilizar"
Para poder patrullar en moto durante el abarrotado y turístico verano de Conil de la Frontera, la Guardia Civil necesitaba 12 cascos. Y ya los tiene, aunque la forma de lograrlos ha generado un debate mayor que la propia necesidad. Son los empresarios de esta localidad gaditana los que han decidido comprarlos en una donación que la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) ha tildado como “chapuza y precariedad”, mientras que desde el cuerpo recuerdan que es un procedimiento “habitual y legal”.
La compra de los 12 cascos se produjo el 2 de julio, aunque no ha trascendido hasta que los propios donantes, la Asociación de Empresarios de Conil difundió el regalo en un mensaje publicado este viernes en sus redes sociales. Aseguraban que para poder establecer turnos de patrulla en el casco urbano durante los meses de julio y agosto hacían falta cinco motos que habían sido arregladas por el Ministerio del Interior, pero que el presupuesto “no alcanzaba” para la adquisición de estos elementos de protección.
El gesto ha recibido este lunes duras críticas de la AUGC, que ha denunciado que la institución “ahora fía la prestación de sus servicios a la generosidad de terceros”. “Han debido aportar para comprar a escote una docena de cascos para que los guardias civiles puedan patrullar en motocicleta este verano”, han afirmado en un comunicado de prensa difundido este lunes por la junta directiva nacional de la entidad.
La AUGC ha tildado el caso como “berlanguiano” y “vergonzante” e, igualmente, ha mostrado su preocupación por que se convierta en algo habitual. “A partir de ahora, las localidades que quieran reforzar su seguridad tendrán que entrar en el copago del material de los agentes”, han apuntado. Sin embargo, desde la Guardia Civil reconocen que la donación realizada al cuartel que el cuerpo tiene en Conil es “más habitual de lo que parece” y que se trata de un procedimiento legal y controlado.
De hecho, la donación de los cascos a los guardias civiles conileños no respondía a una falta de presupuesto sino a la posibilidad de “agilizar los trámites administrativos” que lleva aparejado la compra por parte de Interior. La necesidad de cumplir una serie de pasos burocráticos habría hecho que el proceso de adquisición se alargase más allá del verano, justo cuando es necesario el refuerzo en un pueblo costero de 22.400 habitantes que suele triplicar su población en estos días de verano. Las donaciones en la Guardia Civil están reguladas por una orden general del cuerpo de 1999 que controla la aceptación de bienes por parte de terceros. Esta directriz establece que cualquier ofrecimiento vaya seguido de un trámite que, hasta que no esté resuelto, el regalo no puede hacerse efectivo. Justo en ese punto se encuentra la compra de los cascos de Conil. Pese a que los empresarios difundieron una foto del momento de la entrega de los cascos a los agentes -que, a su vez, ha divulgado la AUGC-, los elementos de protección aún no han sido usados.
Una vez que la Guardia Civil acepte el regalo de los empresarios conileños, la localidad podrá contar con una mayor presencia policial en las calles del casco histórico, punto que más se masifica durante el verano. De hecho, el número de cascos está justificado en que estos elementos de protección son de uso personal y, con esa cantidad, se podrá hacer turnos de patrulla de 24 horas. “Los empresarios solo querían colaborar”, han zanjado desde la institución
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