El juez del caso de la muerte de Samba Martine: “Aquí la clave es el VIH, ¿no?”
Tres peritos coinciden en que el diagnóstico de la enfermedad habría posibilitado un tratamiento
La congoleña Samba Martine murió el 19 de diciembre de 2011 por una criptococosis, una infección producida por un hongo que afecta principalmente a portadores del VIH. La dolencia, si se trata, no tiene por qué ser letal, pero en el Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE) de Madrid, donde la inmigrante pasó 38 días tras entrar irregularmente en España, nadie vio más que una gripe. En la segunda jornada de juicio por su muerte, tres peritos han expuesto sus argumentos para determinar si hubo mala praxis. No hay acuerdo en ese extremo, pero sí han coincidido en que saber que tenía VIH habría dirigido el diagnóstico hacia la infección que la mató. "Aquí la clave de todo es el VIH, ¿no?", ha cuestionado el juez.
Martine, de 40 años, acudió a la enfermería del CIE de Aluche más de 10 veces, pero nadie supo que era portadora del VIH hasta que se le hizo la autopsia. Le recetaron analgésicos, ansiolíticos y una pomada para combatir la candidiasis que tenía en la zona perineal. Ninguno de los tres doctores que la atendió prescribió pruebas para descartar una enfermedad más grave que una gripe, aunque la trataron durante más de un mes de síntomas que no remitían. Los médicos no le preguntaron si sufría alguna patología importante como esa. Tampoco indagaron sobre cuál era su país de origen, la República Democrática del Congo, donde hay una elevada incidencia del virus. La falta de un protocolo sanitario ante el traslado de inmigrantes también fue clave: Martine ya había sido diagnosticada de esta enfermedad en el Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes (CETI) de Melilla, por donde pasó antes de llegar a Madrid, pero esa información nunca llegó al CIE.
En el banquillo se sienta el único acusado que ha comparecido, el doctor Fernando Hernández, que atendió a Martine en dos ocasiones. Hernández identificó, el día 15 y 30 de noviembre, cefalea, síntomas compatibles con infección pulmonar, que no remitieron en dos semanas a pesar de los medicamentos recetados. La paciente, privada de libertad, también relató una picazón en la zona perineal provocada probablemente por una candidiasis, pero el doctor no contempló que sufriese algo más que una gripe. Otros dos sanitarios procesados, el médico Jaime Ojeda y la enfermera Yordanka García, los que más la trataron, están en busca y captura.
La primera en comparecer por videoconferencia ha sido la forense Carmen Baladía, que mantuvo que no hubo mala praxis. Baladía, que realizó la autopsia de la mujer, defendió que el diagnóstico de la dolencia que mató a Martine es complicado, más aún si se desconocía que era seropositiva. “No creo que a ningún médico de atención primaria se le ocurra pensar en esta enfermedad”, afirmó. "Llevo 36 años ejerciendo y es el único caso que he tenido con este diagnóstico". La médico ratificó las conclusiones de su informe tras la autopsia: que dado el avance de la infección, que afectó pulmones, corazón, hígado y un riñón, habría sido difícil salvarla. Baladía, sin embargo, aseguró que la criptococosis es letal si no se trata, pero que en los pacientes con un tratamiento adecuado la cifra de mortalidad oscila entre el 30% y el 40%.
El juez David Yehiel, que el lunes dedicó su energía a declarar impertinentes buena parte de las indagaciones de la acusación, hizo entonces una pregunta clave.
— Imagínese que estoy en mi casa y tengo los mismos síntomas de Martine, ¿me hubiese recetado lo mismo?
— Yo, señoría, si me dice que le duele la cabeza, que tiene prurito anal, que no tiene fiebre y que tiene tos, le mando un antitusígeno para que descanse por las noches, una pomadita y algo para el dolor de cabeza. Y si en 48 horas no mejora, acuda usted a su médico o a urgencias
— ¿Y si le llamo y le digo que tengo VIH y además los mismos síntomas?
— En ese caso, le mandaría a urgencias. No pensaría en la criptococosis, pero sí en que se puede complicar, en que puede tener una infección oportunista.
Martine murió seis días antes de la Navidad de 2011, tras más de 48 horas de agonía. En sus más de diez visitas a la enfermería no le recetaron más que analgésicos, ansiolíticos y técnicas de respiración. "Nada me hizo pensar que padecía algo más grave", aseguró el doctor Hernández el lunes, en la primera jornada de juicio. Un informe firmado por la coordinadora de la Cruz Roja en el CIE plasmó la desatención sufrida por Martine en sus últimos días.
La mujer, de 40 años, no conseguía sostenerse en pie y se tumbó en el suelo con una manta. El resto de internas fumaba a su alrededor mientras ella se quejaba de que no podía respirar. Hiperventilaba. La enfermera de guardia, en paradero desconocido, le inyectó un calmante y se negó a enviarla al hospital. El día de su muerte, una vez que sus propias compañeras e incluso una agente habían alertado del estado de la víctima, la enfermera accedió a enviarla a un hospital. Trasladada en un coche patrulla, falleció seis horas después.
Los dos peritos llamados por la acusación particular y popular mantuvieron que hubo negligencia. “Cuando una persona presenta una sintomatología que persiste dos semanas hay que descartar una inmunodeficiencia”, mantuvo el doctor Santiago Moreno, jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal, en Madrid. Si se hubiese trasladado a Martine al hospital, defendió Moreno, se habría detectado que algo no iba bien. “La presencia del hongo se podría ver en una radiografía del tórax”, afirmó. “Con una serie de pruebas, incluida la del VIH, se habría podido identificar lo que tenía y, a partir de ahí, iniciar un tratamiento. Habría tenido chance de recuperarse”, defendió.
La doctora Concepción Colomo, especialista en enfermedades de transmisión sexual, defendió que había evidencias de sobra para prescribir la prueba del VIH. “Si una mujer que llega del África subsahariana viene a mi consulta, presentando ciertas patologías, lo primero que le hago es la prueba del Sida. Y si viene con picores en la zona anal compatibles con la candidiasis, con más razón. Este hongo en esa región es poco frecuente en una población que no tenga VIH”.
El caso de Samba Martine ha acumulado siete años y medio de instrucción. Las acusaciones piden para el único procesado un año y medio de cárcel por un delito de homicidio imprudente y tres años y seis meses de inhabilitación. La Fiscalía, hasta ahora, ha pedido el archivo del caso. El juzgado de instrucción llegó a archivar la causa en 2012, cuando no vio atisbo de negligencia o mala praxis, pero la Audiencia Provincial le obligó a reabrirla en 2014. Los magistrados consideraron "chocante" que no se indagase más en la causa de los síntomas de Martine y defendió que, "de haber sido tratada correctamente, se podría haber evitado el fatal desenlace". El próximo viernes será la tercera y última sesión del juicio, que quedará visto para sentencia.
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