Adversarios íntimos, amigos distanciados
Cada familia es infeliz a su manera, pero las riñas internas de Podemos y las confluencias se parecen
“Ha habido lío... Creo que se han peleado los de Zaragoza en Común y los de Podemos, y al final va a ganar el PSOE...”. El taxista que lleva a la Estación de Delicias resume de forma pedestre la ruptura en el seno de este “Ayuntamiento del cambio”. Sin embargo, tras un día hablando con unos y otros de los matices que, tras ocho meses de negociaciones, han roto su posible confluencia se agradece el resumen.
El 26-M, el alcalde, Pedro Santisesteve, con quien Pablo Iglesias se ha abrazado fuerte varias veces, repite con la marca con la que ha gobernado cuatro años, Zaragoza en Común (ZeC, que incluye a Izquierda Unida, Anticapitalistas e independientes). Por el camino se le han caído socios y le ha salido un adversario íntimo: Violeta Barba, la alcaldable de Podemos-Equo, que lleva en su lista, por ejemplo, al actual concejal de Economía, Hacienda y Cultura.
En las candidaturas hay amigos que han trabajado codo con codo y ahora lo hacen enfrente. En ambas defienden haberlo intentado todo para ir juntos a estos comicios, pero no haber encontrado el espacio o la tolerancia del otro lado (seguidores de unos lo achacan a la intransigencia de los comunistas; de otros, a las ansias de control de Podemos Aragón). Como pasa en todas las peleas, las partes difieren en quién tiene la culpa, pero comparten una pena, una frustración como de sueño roto, y, a pesar de alguna pulla, cierto pacto de no agresión en público. También tienen en común una preocupación: en sus campañas no solo han de comunicar su programa, sino además, dejar claro quiénes son. Un día entre semana, los de Podemos-Equo reparten octavillas en la zona universitaria. Todos, candidata incluida, llevan camisetas moradas con la marca bien grande. En la plaza del Pilar, los de ZeC montan una carpa, y en sus folletos lo que abunda es la cara del alcalde.
Los equilibrismos de la izquierda a la izquierda del PSOE (por poner una etiqueta sin dos millones de siglas) se repiten en varias ciudades del cambio. Como en Anna Karenina, cada familia es infeliz a su manera. Sí, cada ciudad tiene su propia idiosincrasia, pero el resultado es en muchas parecido: entre los líos de Podemos y el oleaje de las mareas, el votante acaba liado y mareado. A sabiendas, los candidatos toman medidas para dejar claro en qué #team están: en la papeleta de Errejón a la Comunidad de Madrid, su cara sale junto a la de Carmena.
“Íñigo Errejón, ¿se sentaría usted en el gobierno con Isabel Serra?”, fue la primera pregunta del debate de ayer de EL PAÍS / Cadena SER entre los candidatos a la Comunidad de Madrid. Era una pregunta cargada de intrahistoria… Podría haberse formulado en un grupo de exalumnos, ¿vendréis los dos a la fiesta o hay mal rollo todavía? Errejón y Serra, excompañeros en Podemos, son ahora contrincantes. Él va con Más Madrid y ella es la candidata de (tomen aire) Unidas Podemos Izquierda Unida Madrid en Pie (suena a “los que no arden, rompedores de cadenas, pamadres de dragones…”, que no es el mejor de los augurios). Ignacio Aguado, candidato de Ciudadanos, se refirió a ellos en un debate anterior como “Podemos 1 y Podemos 2” y mucho retintín.
“Faltaría más”, contestó Errejón, a la pregunta de si gobernaría con su ex de pupitre. Pelillos a la mar, dijo, sacudiéndose como una pelusa más de un año de bronca. Serra hizo lo propio la semana pasada: “No es lo mejor que podría haber pasado” peeeero “tenemos que apoyar ambas candidaturas”, es decir, la de sus propios socios (IU) y también a la de Carmena. Win win.
Así las cosas, no es raro que la primera pregunta del votante que palpitó con aquel tsunami del cambio de 2015 sea ahora: ¿y tú de quién eres? Un vistazo al sudoku gallego para retratar la confusión: hay mareas con apoyo de Unidas Podemos (Atlántica, de Vigo, Compostela Aberta, Ferrol en Común...), y mareas sin él (Ourense en Común, Marea de Ferrol, Alternativa Cidadá de Esquerdas), además de candidaturas de Podemos a secas y otras, como Lugonovo, que tuvieron su apoyo en algún momento, pero luego ya no.
Y de guinda, las tensiones varias —que resuenan con la melancolía de dos amigos que se han distanciado—, entre Pablo Iglesias y algunos alcaldes del cambio, que pueden, o no, tener que ver con su ausencia en las campañas de Xulio Ferreiro (A Coruña), Martiño Noriega (Santiago), o José María González, Kichi (Cádiz).
Alberto Garzón fue este domingo a Zaragoza para apoyar a ZeC, pero Iglesias no tiene planeado visitar la plaza. “Igual, con tanto lío, ni él se aclara de con quién va”, dice el taxista.
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