Rivera sufre con los golpes de todos
El candidato de Ciudadanos repite estrategia a la ofensiva pero los rivales le devuelven los ataques
Albert Rivera repitió estrategia a la ofensiva, pero esta vez los rivales le devolvieron todos los golpes. El candidato de Ciudadanos, que según su partido venció el primer asalto del debate electoral, intentó repetir papel con ataques desde el comienzo a Pedro Sánchez y Pablo Casado, sus dos principales adversarios electorales para el 28-A. Pero tanto uno como otro —y también Pablo Iglesias— contestaron con sendos embates a sus propuestas de empleo, a su ideología e incluso a su actitud retadora. Rivera volvió a insistir en las dudas sobre la tesis doctoral del líder del PSOE, llevando el trabajo impreso al debate, pero Sánchez tenía preparada la respuesta y le devolvió el libro del líder de Vox, Santiago Abascal, con Fernando Sánchez-Dragó.
Sánchez apretó a Rivera con la extrema derecha —mucho más que en el primer debate—, con su modelo de contrato único y con la violencia de género. En este último punto el ataque del candidato del PSOE indignó a Ciudadanos, que lo acusó de “juego sucio”. El líder socialista mostró una carta enviada por la Junta de Andalucía a trabajadores públicos acusando al Gobierno del PP y Ciudadanos de elaborar “listas negras” de profesionales que se dedican a la violencia de género. Según la formación naranja se trataba de un envío de información a particulares en cumplimiento de la ley.
“El contrato único es convertir en contratos basura a todos”, criticó también Sánchez a Rivera. "El mercado laboral español está obsoleto, hay que hacer un nuevo mercado laboral flexible y que acabe con la precariedad", insistió Rivera.
La única ayuda que le hizo el candidato socialista al de Ciudadanos fue involuntaria, cuando cerró la puerta a pactar con su partido. “No está en mis planes”, dijo Sánchez despejando la duda que más daño hace a Rivera en campaña.
Rivera no quería perder ningún golpe e interrumpió mucho a sus rivales. Iglesias se lo afeó. Y volvió a utilizar recursos visuales: en esta ocasión, un pergamino con los casos de corrupción del PSOE, y una nueva fotografía con marco, esta vez la de la líder del PSE, Idioia Mendia, con Arnaldo Otegi. También la dejó sobre su atril, pero menos tiempo que la de Sánchez con el presidente catalán, Quim Torra, que lució durante gran parte del debate en TVE.
El candidato de Ciudadanos no quiso este martes ser tajante en cerrar la puerta a pactar con Vox, aunque su modelo, dijo, es el andaluz, un pacto de Gobierno con el PP, al que definió como el único otro partido constitucionalista. Casado no respondió a su mano tendida. Del líder popular se diferenció con su apuesta por mantener la ley del aborto vigente y por regular la eutanasia. “Señor Casado, rectifique para que en esta legislatura salgan adelante la ley de muerte digna y de la eutanasia”, le interpeló.
Rivera tenía el desafío de mejorar la actuación del primer debate, en el que la prensa le atribuyó en general un papel vencedor, y en el partido sabían que era difícil mantener el listón. Enseguida se vio en la formación naranja que los rivales estaban esperándole e iban a por él. "En Ciudadanos nadie nos ha regalado nada", dijo el candidato a los militantes a su llegada a la sede de su partido, en un tono menos victorioso que el del lunes. En la formación, no obstante, el balance de las dos citas fue positivo: Rivera, afirman, logró cambiar el paso para bien en la última semana de campaña, que para Ciudadanos siempre ha sido más complicada.
Aunque volvió a arriesgar, el minuto final fue más conservador y menos poético que el del lunes, que no funcionó bien. Esta vez tiró de su historia personal, como catalán de padres comerciantes que le han enseñado la importancia del esfuerzo, y aludió a su hija de ocho años, Daniela. El broche, en consonancia con su campaña centrada en la identidad nacional española: "Los españoles sois mi gran familia. Cuando estamos juntos somos imparables. Hagamos historia, vamos".
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