17 puñaladas para matarlo mientras dormía
El Supremo confirma la condena de 20 años para una pareja que asesinó a un hombre a machetazos y cuchilladas tras sorprenderlo en la cama
Candelaria H. H. y Francisco P. A. se adentraron en la finca de Cándido M., de 59 años, entre las dos y las tres de madrugada. Sigilosamente, empuñando un machete de 30 centímetros de hoja y un cuchillo de 14, la pareja se dirigió hacia la caseta donde su víctima pasaba las noches. Ambos sabían que lo cogerían desprevenido, que no podría defenderse del ataque. Así que, repentinamente, lo abordaron mientras dormía. Y le asestaron 17 puñaladas. Una le partió el cráneo en dos; otra le cortó un dedo de la mano; otra le arranco parte de una oreja, según relataron las crónicas locales. "Fue ejecutado sorpresivamente, sabiendo que de esa forma tendría nula capacidad de reacción", destacó también el tribunal que los condenó a 20 años y un día de prisión. Una sentencia ratificada ahora por el Tribunal Supremo.
En una resolución del pasado 9 de abril, los magistrados de la Sala de lo Penal desestiman todos los argumentos del recurso presentado por Francisco P. A., de 62 años y apodado El Carbonero, que alegó que se había vulnerado su derecho a la presunción de inocencia, que se habían valorado mal las pruebas y que se habían aplicado mal los conceptos de ensañamiento y alevosía. Pero el alto tribunal rechaza de lleno toda esa tesis. Es más, entre otras afirmaciones, los jueces recalcan: "Hay que recordar que los acusados, después de propinar las primeras cuchilladas a Cándido, siguieron acuchillándolo estando este aún vivo, con el propósito de aumentar de manera deliberada e inhumana su sufrimiento antes de que muriese".
De hecho, la muerte no fue "inminente [sic], sino que el cuerpo se fue debilitando, pudiendo llegar hasta los 15 minutos", apuntaron los médicos forenses durante el juicio celebrado en mayo de 2018 en la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife por el asesinato cometido el 10 de octubre de 2015 y que conmocionó a Fuencaliente, una pequeña localidad de 1.700 habitantes, situada al sur de la isla canaria de La Palma. Aunque en las sentencias no se incide en la motivación, según afirmó Candelaria durante la vista oral, la agresión se produjo después de que los dos hombres, que eran amigos, discutieran por una herramienta que la víctima supuestamente no había devuelto al condenado.
En plena vista oral, los dos sentenciados se culparon mutuamente del asesinato. Pero el jurado concluyó que los dos habían participado en el crimen: los investigadores encontraron sangre de la víctima en los zapatos de ambos; el machete se halló en la vivienda de la mujer; el mango del cuchillo, en el coche del Carbonero; y los forenses subrayaron que había dos agresores implicados porque "el fallecido tenía dos tipos de lesiones causadas por dos tipos de armas distintas y los golpes fueron simultáneos".
El Supremo valida esa decisión y confirma la condena a ambos. Además, ratifica los 150.000 euros de indemnización que la pareja debe pagar al hijo de la víctima, que tenía 32 años cuando se produjo el asesinato. El tribunal también impone a Francisco P. A. el pago de las costas derivadas del recurso.
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