Malestar en el PP contra Casado por su escalada verbal y por reabrir el debate del aborto
Feijóo y Moreno rectifican y anuncian que acudirán a la concentración del domingo
El sector crítico del PP, incómodo con el giro a la derecha de su líder, comparte la indignación contra los “gestos” de Pedro Sánchez al independentismo, pero lamenta que los insultos de Pablo Casado al presidente del Gobierno, sus analogías entre ETA, Batasuna y la situación en Cataluña y sobre todo, la resurrección del debate del aborto, que consideran superado, desvíen el foco sobre Sánchez. Alberto Núñez Feijóo y Juan Manuel Moreno trasladaron el jueves que no acudirían a la manifestación por un viaje, el primero, y por un bautizo, el segundo, aunque finalmente sí lo harán. Alfonso Alonso no asistirá porque se había comprometido a asistir al homenaje al policía Joseba Pagazaurtundua, asesinado por ETA hace 16 años.
"Si queremos financiar las pensiones y la salud, debemos pensar en cómo tener más niños y no en cómo los abortamos", ha declarado Casado en una entrevista a la agencia Efe. El líder del PP ya había manifestado, incluso en su campaña de primarias, que prefería la ley del aborto de 1985 (de supuestos) a la vigente, de 2010 (de plazos). En su discurso de la pasada convención ideológica del partido pronunció una frase deliberadamente ambigua sobre la defensa de la vida — “no ha dicho aborto”, quisieron aclarar desde la dirección del PP—, pero este jueves fue un paso más allá, comprometiéndose directamente a derogar la ley y vinculando el aborto con el dinero para las pensiones. El vicesecretario de organización del PP, Javier Maroto, también pronunció unas polémicas declaraciones sobre el asunto: “El supuesto de aborto más habitual en España es el que sucede en el tercer hijo. Se está utilizando como una herramienta de conciliación y eso es brutal”, dijo.
En 2017, los abortos subieron un 1% en España tras una caída sostenida que empezó con la entrada en vigor de la ley de plazos que ahora Casado quiere eliminar. Sus declaraciones han generado malestar en el partido, al que siempre ha incomodado este asunto, hasta el punto de que en el último gran congreso nacional que presidió Mariano Rajoy, en 2017, se accedió a introducir el voto de conciencia para que ningún cargo público fuera multado por no oponerse a una ley de otro partido, por ejemplo.
Las fuentes consultadas coinciden en que es un debate superado, que no da votos, sino que los quita, porque no hay una alarma social sobre el número de abortos y en las encuestas, sus votantes tampoco muestran una voluntad mayoritaria por cambiar la ley, algo que hoy no podría llevarse a cabo ya que el PSOE, Podemos y Ciudadanos se oponen a tocarla.
En una entrevista a EL PAÍS, el pasado noviembre, el propio Casado admitía que las encuestas le desaconsejaban meterse en el asunto, pero aún así ha decidido resucitar el debate.
Cada vez que el PP ha intentado algo parecido a lo que ahora plantea Casado, le ha salido mal, señala un dirigente de Madrid. El ministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón terminó dimitiendo al decidir Rajoy renunciar a su proyecto de reforma tras recibir encuestas desfavorables y peticiones de otros dirigentes para suavizarla. Con el aborto, “mejor no tocar nada y pasar página”.
No solo las declaraciones sobre el aborto escocieron en las filas del PP. El sector crítico del partido cree que la escalada verbal de Casado, que dedicó más de una docena de insultos a Sánchez en una intervención de 47 minutos y estableció similitudes con ETA, Batasuna y Euskadi y el independentismo en Cataluña, desvían el foco sobre el presidente del Gobierno. “El PSOE está dividido y muy tocado, pero nosotros le estamos dando un balón de oxígeno con esas declaraciones desproporcionadas”, afirma un exmiembro de la ejecutiva.
“La agenda que estamos viendo en Cataluña es la agenda de ETA”, declaró Casado. Y preguntada por si compartía esa opinión, la portavoz en el Congreso, Dolors Montserrat, suscribió esas palabras: “Todos conocemos que realmente ETA era una banda que también utilizaba el chantaje y la violencia para romper España a través del País Vasco”, dijo. Ambos testimonios eran puestos como ejemplo de exageración y desproporción por varios cargos populares.
La dirección del PP niega que, con su discurso, Casado esté contribuyendo a generar más crispación y justifica los descalificativos empleados por el líder recordando otros lanzados por el PSOE, como cuando Sánchez llamó “indigno” a Rajoy o cuando Adriana Lastra utilizó la palabra “ruin” para referirse a Teodoro García Egea.
Rivera acusa a Casado de “dividir a los españoles”
Casado quiere hacer ver que ejerce con más dureza que sus rivales el “liderazgo de la oposición”, una expresión que ahora repite en todas sus intervenciones. Pero al sector crítico del PP le preocupa que ese endurecimiento del discurso para recuperar a los votantes que se fueron a Vox les haga perder votos por el centro. El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, se desmarcó enseguida de las declaraciones de Casado, al que acusó de “dividir a los españoles con debates puramente ideológicos”.
El presidente del PP recordó con orgullo, en una entrevista con Federico Jiménez Losantos, las manifestaciones “todos los fines de semana” contra el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. Un antiguo miembro de la ejecutiva popular que pide el anonimato advierte que esas demostraciones de fuerza en la calle son un arma de doble filo. “Nos manifestamos mucho”, recuerda, “y al final, llegaron las elecciones, y perdimos”.
Viaje gratis para "españoles de bien"
Casado llama a los “españoles de bien” a plantarse ante Pedro Sánchez y acudir a la manifestación el domingo. Confía en que la “presión de la calle” le obligue a convocar elecciones y que la moción de censura —para la que no tiene votos suficientes— se materialice así “en las urnas”. Este jueves, animó a “cualquier persona” a acercarse a sedes del PP, donde les pagarían el traslado a Madrid, hasta que se agotara el presupuesto, dijo.
El lema de la protesta es Por una España unida, ¡Elecciones ya! El PP, Ciudadanos y Vox negocian el resto de detalles y lo hacen con el mismo esquema del pacto andaluz, es decir, PP y Vox por un lado y Ciudadanos y populares, por el otro. Los tres líderes, Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal, coincidirán, en cualquier caso, en la manifestación.
Manuel Valls, candidato de Ciudadanos en Barcelona, dudaba este jueves si ir o no. Coalición Canaria rechazó la invitación. Sí irán UPN y el PAR. El lobby ultracatólico Hazte Oír anima a sus simpatizantes a asistir.
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