Muere el padre de Mariano Rajoy

Hace años se hizo famosa, por constante, la estampa de un anciano flaco, excesivamente bronceado, pelo rizo y blanquísimo, caminando a buen ritmo por la orilla de la playa de Silgar, en Sanxenxo (Pontevedra). Un paseo y otro, como mandan los cánones, hasta cumplir varios largos de un arenal de 800 metros de largo. ¿Qué edad tenía aquel hombre de gafas? Quizás entonces ya estaba por encima de los 85 años.Lejos de la primera claudicación en 2011, cuando a los 91 años tuvo una fractura de cadera en Sanxenxo, y de la segunda en 2012, cuando sufrió un ictus. Un año después se fue a vivir con su hijo mayor a la residencia habitual de éste, el palacio de La Moncloa. Y este jueves, con 97 años, Mariano Rajoy Sobredo, expresidente de la Audiencia Provincial de Pontevedra y padre del expresidente del Gobierno Mariano Rajoy Brey y de tres hijos más (Mercedes, Luis y Enrique), falleció en Madrid. El viernes será enterrado en Pontevedra.

Fue hijo de un destacado jurista, Enrique Rajoy Leloup, profesor universitario conocido por haber integrado la comisión redactora del proyecto del Estatuto de Autonomía de Galicia durante la II República junto a Alexandre Bóveda, fusilado el 17 de agosto por los golpistas; tras la Guerra Civil, Rajoy Leloup fue privado de su cátedra universitaria en Santiago y de su cargo como decano del colegio de abogados, al que pudo volver en 1952. Su hijo, Mariano Rajoy Sobredo, siguió su camino del estudio de las leyes: sacó las oposiciones a juez y comenzó un periplo que lo llevó desde A Coruña hasta Pontevedra, ascendiendo por el camino a magistrado mientras ejercía en Lalín, O Carballiño, Ávila, Oviedo y León, en donde coincidió con un abogado llamado Juan Rodríguez-Lozano. Para entonces ya estaba casado con Olga Brey, y el primer hijo de ambos, Mariano, cursaba en el colegio de las Discípulas de León, entre 1960 y 1965; cinco años después, se matricularía allí el hijo del abogado Rodríguez-Lozano, un niño de cinco años llamado José Luis Rodríguez Zapatero. Los dos pelearon por la presidencia del Gobierno en dos ocasiones.

Los Rajoy Brey se instalaron definitivamente en Pontevedra, donde Rajoy Sobredo alcanzó el cargo de presidente de la Audiencia Provincial. En 1981 tuvo lugar una discusión familiar: Mariano Rajoy Sobredo no quería que su primogénito, de 26 años y con la oposición a registrador de la propiedad aprobada, se metiese en política. El hijo contó posteriormente que esa fue la segunda vez que lo desobedeció (la primera fue viajar a Ibiza haciendo autoestop con la oposición de su padre). Tras la discusión, el padre de Mariano Rajoy se fue a una boda a León, y al regresar se encontró con la noticia de que su hijo era uno de los flamantes fichajes de Alianza Popular en Pontevedra: integraba las listas al Parlamento autónomo. Desde ahí, su subida fue meteórica: en 1983 fue presidente de la Diputación de Pontevedra y en 1986, vicepresidente de la Xunta de Galicia.

Ese año, 1986, el Consejo General del Poder Judicial relevó de la presidencia de la Audiencia de Pontevedra a Mariano Rajoy Sobredo, que continuó siendo magistrado de la institución hasta 1989. Cuatro años después la familia sufrió un durísimo golpe: el fallecimiento de Olga Brey. Mariano Rajoy se encontraba entonces en medio de la campaña de las elecciones generales de 1993. “Mi madre, la pobre. Era una mujer muy alegre, muy sociable. Los Rajoy somos más retraídos. Tenía un gran amor por vivir y su muerte fue el mayor golpe de vida”, dijo años después.

La vida continuó para Mariano Rajoy Sobredo a la sombra de la carrera política de su hijo mayor. Se sabía de las visitas y estancias del político cuando en el edificio de Rajoy Sobredo, en la calle Rosalía de Castro (entonces aún Salvador Moreno) se apostaban los escoltas. El viejo magistrado siguió con su vida; aprovechó la jubilación para seguir haciendo ejercicio y buscar el tiempo soleado: explotó más la residencia en Puerto Rico (Gran Canaria) que había comprado allí con su mujer cuando el corazón le dio un susto. Los veranos, en Sanxenxo. Las navidades, siempre en Pontevedra, donde compraba la prensa conservadora en un pequeño quiosco de revistas y diarios en la Rúa Oliva, desaparecido como tantos. “Este hoy no se lo lleve, que se meten mucho con su hijo”, le decía en alguna ocasión la quiosquera.

En 2014 le sobrevino una desgracia fulminante: la muerte de su hijo Luis, que dejó desolado al clan. Para entonces ya estaba en Madrid y un año después sufriría él mismo el ictus que agotó sus últimas reservas. “Mi padre es la persona que más me ha influido en la vida”, dejó escrito Rajoy en sus memorias. Preguntado por la educación que le habían dado sus padres, en una entrevista hace 10 años con Diario de Pontevedra, Mariano Rajoy respondió con su flema habitual: “Yo he tenido siempre una educación liberal y creo que eso es bueno. Me dejaron salir, sí, pero sabían a dónde iba. Nunca me encontré con prohibiciones. Y yo con mis hijos actuaré exactamente igual. La clave en esta vida es que la gente sea responsable y distinga lo que está bien de lo que está mal, aunque a veces haga cosas que están mal. Lo peor en la vida no es hacer el idiota sino no darte cuenta de que estás haciendo el idiota”.