Las primarias desnudan al PP en plena crisis tras el desalojo del poder
El proceso ha servido para exponer que ni tenían 870.000 militantes ni eran un partido más unido que otros, ni orgánica ni ideológicamente
El inédito proceso de primarias del Partido Popular, que concluirá este sábado con la elección de su nuevo líder, ha servido también para mostrar las entrañas de la formación y para que salieran a la luz las soterradas luchas por el poder. Ni el partido tenía 870.000 militantes ni estaban más unidos que otras formaciones. El proceso ha despertado el alma más conservadora del PP, más dividido ideológicamente que nunca, y ha roto la disciplina de voto: en algunos territorios el alcalde de la capital apoya a un candidato distinto al presidente autonómico.
Cuando, en su último congreso, en febrero del año pasado, aprobaron el sistema de primarias, no imaginaban que iban a tener que utilizarlo hasta sus últimas consecuencias, porque, como confiesan distintos cargos de la formación, cuando pensaban en sucesión, pensaban en un único candidato y un congreso plácido. Pero la espantada de Alberto Núñez Feijóo a última hora precipitó la batalla: ellas y ellos decidieron presentarse para que no ganaran otras y otros y el PP se encontró con una primera ronda de seis candidatos que ha evolucionado a un cinco contra una (tras la alianza de Casado con los aspirantes que no pasaron el primer corte).
Dos fotografías ejemplificaban este jueves esos dos bandos. Mientras Alfonso Alonso, que apoya a Santamaría, difundía una imagen comiendo pizza en la sede del PP de Madrid con la exvicepresidenta y parte de su equipo (Íñigo de la Serna, Fátima Báñez, José Luis Ayllón, Javier Arenas...); la candidatura de Casado difundía otra en un restaurante vasco en Madrid junto a los exministros que se han posicionado contra ella: José Manuel Garcia Margallo, José Manuel Soria, Rafael Catalá, María Dolores de Cospedal, Isabel García Tejerina y Juan Ignacio Zoido. En el postre firmaron un manifiesto de apoyo al vicesecretario. Fuentes próximas a Rajoy aseguran que al todavía presidente del PP ese encuentro no le pareció oportuno y está "molesto" con el tono de la campaña y las críticas a su gestión.
El partido está, literalmente, partido en dos. El traumático proceso de primarias ha descubierto las entrañas del PP, sometido, durante casi un mes, a lo que más ha criticado de sus rivales políticos: la exhibición pública de sus batallas internas. Casado incluso ha utilizado el término empleado por Susana Díaz en plena crisis socialista: “Soy experto en coser y voy a coser este partido”. No solo hay dos candidatos enfrentados que comen por separado con sus respectivos aliados. Hay dos modelos de entender el PP y su ideología y la elección del sábado puede empujar al partido a una línea más continuista (la de Santamaría) o a un giro a la derecha (el de Casado). “Las elecciones se ganan ocupando el centro. Nuestro partido no puede irse a una esquina”, declaró la exvicepresidenta. “Hablar de principios no es montar una secta. Tenemos que ser todo a la derecha del PSOE”, replica Casado, partidario de regresar a la ley del aborto de 1985 y de que figuras como José Antonio Ortega Lara, que dejó el PP para irse a Vox, regresen a las siglas. Ese posible giro a la derecha preocupa en los cuadros internos. “No quiero a talibanes en mi partido”, dice un cargo madrileño.
Desalojados del poder, los populares han pisado en su debut de primarias la bandera de unidad de la que han hecho gala estos años. Los candidatos se han echado en cara la edad, el género, la gestión en el Gobierno, sus padrinos políticos. Muchos compromisarios han optado por la discreción, pero entre los que sí han manifestado públicamente su apoyo a uno u otro, se aprecia una cierta ruptura de las estructuras del partido. En el País Vasco, Javier Maroto, exalcalde de Vitoria, apoya a Casado, y Alfonso Alonso, presidente autonómico del PP, a Santamaría. El presidente de La Rioja apoya al vicesecretario, pero la alcaldesa de la capital, a la exvicepresidenta.
Militantes imaginarios
Las primarias también han servido para tumbar otra bandera del PP, repetida en cada mitin, la del partido de los 870.000 militantes. En el proceso para elaborar el censo de la primera ronda de votaciones la cifra se redujo a 66.706 afiliados, de los que finalmente votaron 58.304. El reparto de compromisarios, distribuidos por autonomías en función del número de supuestos militantes, dejó sorpresas: Madrid, que había depurado su censo (eliminó a fallecidos) tiene menos (266) que Galicia (324). En total, mañana elegirán al sucesor de Rajoy 3.082 compromisarios. Lo harán, si lo desean, votando en cabinas y con sobres para evitar lo que Luis de Grandes, presidente del comité organizador del congreso, llamó “miedo escénico”.
Santamaría niega una entrevista a EL PAÍS
Este diario solicitó a los dos candidatos a suceder a Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado, una entrevista, como han hecho la mayoría de medios. La del vicesecretario del PP se hizo el miércoles y se publicó este jueves. La de la exvicepresidenta no se pudo hacer porque, pese a que EL PAÍS se ofreció a hacerla cualquier día a cualquier hora, una representante de la candidata confirmó que no respondería a las preguntas de EL PAÍS este jueves a las 17.05 de la tarde.
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