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El rector de la Rey Juan Carlos creó con seis socios la empresa que usa gratis el hangar de la universidad

Ramos iba a participar con un 14,3% de las acciones, que finalmente se quedó un amigo suyo bombero sin relación con el negocio aeronáutico

Hangar en el campus de Fuenlabrada de la Universidad Rey Juan Carlos.
Hangar en el campus de Fuenlabrada de la Universidad Rey Juan Carlos. Jaime Villanueva

El rector de la Universidad Rey Juan Carlos, Javier Ramos, creó e impulsó junto a otros seis socios el negocio de los cursos de formación que ocupa un polémico hangar aeronáutico construido con dinero público en el campus de Fuenlabrada. Ramos y los seis empresarios crearon una compañía, EATC (European Airline Training Center 2015), exclusivamente para poder firmar después un convenio con la universidad y usar las instalaciones públicas para su negocio durante 25 años.

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Los siete socios acordaron dividir las participaciones a partes iguales, es decir al 14,285% cada uno. Incluido Ramos, que en 2015, cuando se crea la empresa y se firma el convenio, era director de la Escuela Superior de Telecomunicaciones de la URJC, y uno de los 50 miembros del Consejo de Gobierno de la institución. Así queda reflejado en abundante documentación a la que ha tenido acceso EL PAÍS, que describe al detalle cómo se gestó el proyecto. El nombre del rector aparece en los cuadros de aportaciones.

Los socios decidieron empezar con un capital inicial de 126.000 euros, pero acordaron que Javier Ramos no pondría su parte del dinero. “Javier nos va a aportar muchas más cosas y de muchísimo más valor que la parte en metálico”, escribe uno de los empresarios. Efectivamente, Ramos fue el encargado de facilitar los acuerdos con la universidad, empezando por la creación de un nuevo instituto aeronáutico, el EIATA, y la posterior firma del convenio entre la URJC y EATC “para dotar de contenidos (cursos de formación y equipamiento) al instituto”, según relata él mismo en un correo electrónico.

Un nuevo socio amigo de Ramos

En octubre de 2015, cuando ya llevan meses gestando la empresa, Ramos introduce a un nuevo socio -"un amigo de mi entera confianza que quiere participar en EATC", le define-. Se llama Ramón de las Heras Préstamo y es bombero, operador del servicio de emergencias 112. A diferencia del resto de accionistas, De las Heras carece de experiencia en el sector aeronáutico y no tiene pasado empresarial. A partir de ese correo de Ramos los socios ya no hablan de las acciones de Javier, sino de las acciones de Ramón. El reparto sigue igual, al 14,285% entre los siete socios, solo que ahora Ramón sustituye a Javier.

Finalmente, es De las Heras quien entra en el accionariado, y lo hace en las mismas condiciones que los socios habían pactado para el hoy rector: no hace aportación económica. Ante el notario, la suya será una “aportación en especies”. De las Heras proporciona a la empresa un inventario de piezas de laboratorio (taller de electricidad y electrónica) por un valor de 18.000 euros, exactamente lo que le correspondía ingresar por una séptima parte de las acciones.

Correo en el que Ramos, desde su cuenta de la universidad, introduce a su amigo en la empresa.
Correo en el que Ramos, desde su cuenta de la universidad, introduce a su amigo en la empresa.

“La valoración dada a las aportaciones no dinerarias se ha realizado sin intervención del perito”, señala el notario en la escritura de constitución de la sociedad. De las Heras reconoce a EL PAÍS que no tiene factura de esa compraventa. “Para mi pesar no se podía hacer factura porque lo compré a una empresa en liquidación. Es la única cosa que no puedo justificar”, asegura.

Un hangar en terreno público

En los planes del ahora rector estaba desde el principio la construcción de un hangar en terrenos públicos cedidos a la universidad. Era básico para poder dar allí los cursos de formación de EATC: grados de Formación Profesional, vuelos de drones o formación para ser azafata. Ramos consiguió que el campus autorizara las obras, que costaron cerca de un millón de euros. “El 25 de septiembre la URJC tiene previsto aprobar la creación del instituto EIATA y aproximadamente un mes después está previsto firmar el convenio con EATC”, se lee en el acta de una reunión que mantienen los socios en Málaga, de donde son algunos de ellos, celebrada el 17 de septiembre de 2015.

Hangar en el campus de Fuenlabrada de la Universidad Rey Juan Carlos.
Hangar en el campus de Fuenlabrada de la Universidad Rey Juan Carlos.Jaime Villanueva

Es decir, en lugar de sacar a concurso el uso de las instalaciones públicas -obligatorio por existir retribución económica por parte de la URJC- los empresarios diseñaron con Ramos un convenio de colaboración formativo que les permitiera usar gratis el hangar. La universidad paga hasta los gastos corrientes (electricidad, agua…), ha cedido cuatro aulas y la empresa tiene en el campus sus oficinas comerciales.

Los siete empresarios llegaron a compartir en los correos un plan de negocio del área aeronáutica de la URJC en el que calculaban que la “actividad propia de EATC” en el primer año de uso del hangar les iba a generar un beneficio neto de 210.461 euros. Según muestran los correos, Ramos es la pieza clave del negocio. Hasta el punto de que afirma que será él mismo quien redacte los pliegos del concurso para construir el hangar: “Me temo que aunque no sea ni abogado ni arquitecto ese pliego de condiciones me lo voy a escribir yo :-)”, escribe a sus socios el 1 de octubre de 2015.

Correo de Javier Ramos a los socios de la empresa.
Correo de Javier Ramos a los socios de la empresa.

Ramón de las Heras, el “nuevo socio”, es amigo de la adolescencia de Ramos. Ambos nacieron en Madrid en 1966, pertenecieron al grupo de boy scouts Nuestra Señora Reina del Cielo, del barrio de la Estrella, y en 1990 se presentaron juntos a las pruebas para hacer el servicio militar en la Armada. La relación de cariño se amplía a toda a familia. A preguntas de EL PAÍS, De las Heras negó haber entrado en la sociedad de la mano de Ramos. “Entro por Paco Castaño”, afirmó.

Francisco Castaño era el socio al que designaron como gerente de EATC, empresa que posteriormente se fusionó y ahora opera bajo la marca Aviation Group en el hangar de Fuenlabrada. Castaño tenía una empresa, Cefoim, que estaba en concurso de acreedores cuando se creó EATC. Según De las Heras, él había dado algún curso de formación en Cefoim, y de eso se conocían. Sin embargo, el rector Ramos contradijo su versión al ser preguntado por EL PAÍS. “Yo les presento”, confirmó, en referencia a los socios de EATC y a su amigo.

Fragmento de la escritura notarial de constitución de la empresa EATC, en el que aparece la aportación en especies de Ramón de las Heras.
Fragmento de la escritura notarial de constitución de la empresa EATC, en el que aparece la aportación en especies de Ramón de las Heras.

“A Javier no solo tenemos que agradecerle que hoy estemos aquí, es además el motor, el que está impulsando y trabajando con la ilusión de un chaval para que esto salga adelante”, escribe un empresario en septiembre de 2015. La correspondencia entre los socios muestra la implicación de Ramos. En uno de los correos, que envía desde su cuenta pública de la universidad, alardea de haber logrado para el hangar “un lujo de ubicación que estaba reservado para un residencial dentro del campus”.

En los correos electrónicos que intercambia con sus socios va dando cuenta de cómo se superan los escollos administrativos dentro de la universidad. “Ayer estuve con asesoría jurídica de la URJC viendo el convenio. Proponen cambios muy cosméticos sin importancia”, relata en uno de ellos. También le quita hierro a una pega que ha puesto el departamento jurídico acerca de la cesión del espacio a terceras empresas. “Cualquier utilización del hangar por parte de empresas que no sean EATC requiere la autorización del director del EIATA (un tal Javier Ramos, al menos durante los próximos años)”, dice sobre sí mismo.

Correo de uno de los socios de la empresa, en el que se muestra dispuesto a que entre Javier en el accionariado sin aportar dinero.
Correo de uno de los socios de la empresa, en el que se muestra dispuesto a que entre Javier en el accionariado sin aportar dinero.

En otro correo abunda: “El día de hoy el director del EIATA soy yo. Y a la mañana siguiente de firmar el convenio redactaré un escrito autorizando a: Aerodynamics, Intercopter, Citeh, y Aviation Group a utilizar el hangar bajo la coordinación de EATC durante la vigencia del convenio con esta (25 años).” Estas son las empresas de sus socios. En la correspondencia también se evidencia cómo trata de que la creación del instituto EIATA se apruebe antes de tener el visto bueno del Consejo Social, a lo que se niegan los abogados de la universidad.

Ramos consiguió, incluso, simplificar el convenio que prevé una cesión donde no hay transacciones económicas directas entre las partes. “Ahora EATC es autónoma en su gestión y no tiene que rendir cuentas a la Universidad, más allá de cumplir lo estipulado en el convenio”, cuenta a sus socios.

Estos le agradecen las gestiones, tanto que llegaron a plantearse en septiembre de 2015 que Ramos tuviese el voto de calidad en caso de empate en una votación. “Creo que Javier, como buen funcionario sin experiencias empresariales, no entendería muchos entresijos [...]”, discrepó un socio. “Creo que sería más interesante llevarle los platos cocinados y, a partir de ahí, recocerlos con él”. Finalmente, la idea del voto ponderado no fraguó.

A preguntas de EL PAÍS, Ramos negó tener acciones en EATC a través de su amigo De las Heras. Sí reconoció haberse reunido con los empresarios en Málaga, pero dice que acudió allí “a ver al rector de Málaga”. “Con la empresa, con los distintos socios, he hablado infinidad de veces. Pero no tengo acciones allí ni en Telefónica”, añadió. De las Heras, por su parte, aseguró: “Javier podría tener hasta el 20% de acciones sin incurrir en incompatibilidades. ¿Por qué tendría que esconder sus acciones?” En realidad, la ley lo impide

investigacion@elpais.es

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