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El Campo de Gibraltar bate récords en el decomiso de hachís

Las incautaciones en cuatro meses superan las del primer semestre de 2017. Los sindicatos alertan de que los clanes del hachís se organizan para repartirse el trabajo

Alijo de droga decomisado en el Puerto de Algeciras.Foto: atlas | Vídeo: atlas
Jesús A. Cañas

Más hachís, más violencia y, aparentemente, más ventaja para los narcos. La guerra encarnizada que el Campo de Gibraltar libra contra la droga que entra por el Estrecho no tiene descanso y va camino de dejar un nuevo récord de incautaciones. Los 74.692 kilos de hachís decomisados en los cuatro primeros meses de 2018 ya superan la mitad de todo lo incautado en 2017, cuando se recuperaron 145.372 kilos. El incremento se produce en unos días en los que Algeciras vive con alarma una posible guerra entre clanes, tras el accidente en la playa en la que un narco acabó con la vida del hijo de otro. También con una advertencia rotunda de los sindicatos: “Los clanes se están uniendo como un cártel”.

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La cifra, aportada por el Ministerio de Interior, demuestra el constante incremento que los decomisos de costo experimentan en los últimos años. Si en 2017 el hachís superó la barrera de las 145 toneladas, en 2016 lo incautado se quedó en 100.423 kilos. Y en el caso de la cocaína el ascenso se hace aún más evidente: de los 11.785 kilos del año pasado a los 11.282 recuperados tan solo en estos últimos cuatro meses. Aunque esta droga se escapa al modus operandi habitual de los clanes autóctonos y no entra en multitud de lanchas procedentes de Marruecos, sino en contenedores de gran tonelaje venidos de Sudamérica. Eso hace que, en una sola operación, se descubran grandes cantidades de polvo blanco, como el pasado 25 de abril cuando se presentó el decomiso de nueve toneladas en el puerto de Algeciras.

Parejas a tanta droga, las detenciones protagonizadas por la policía y Guardia Civil tampoco se quedan a la zaga. De enero a abril, 295 supuestos traficantes acabaron detenidos —225 por mover hachís y otros 28 por hacer lo propio con cocaína—, frente a los 883 de 2017 y los 877 de 2016. Y la rueda no para de girar. El pasado 5 de mayo acabaron detenidas 14 personas y se decomisaron 3,7 kilos de hachís a una banda con ramificaciones en Ceuta y Málaga. Tan solo cinco días después, la policía informaba de la incautación de otras 3,5 toneladas más costo.

Para el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, la profusión de este tipo de operaciones demuestra el “mensaje contundente” que se está lanzando a los narcotraficantes, como explicó en su última visita a La Línea el pasado 30 de abril. Pero los sindicatos disienten. “Siendo generosos, calculamos que se incauta solo el 20% de la droga que circula. Si los cuerpos son los mismos, salvo refuerzos puntuales, se decomisa más, simplemente, porque hay más”, sentencia con rotundidad José Encinas, secretario general de la AUGC.

Todo ocurre en medio de un clima de violencia y hostilidad en el que, además de la muerte del pequeño, nueve guardias civiles se vieron envueltos, el pasado 12 de mayo, en una agresión por una turba de 40 personas. En todo este contexto, los sindicatos hablan ya del “cártel” del Campo de Gibraltar. “Los narcotraficantes están dando un paso para convertirse en un cártel de la droga que intente obtener resultados insertando la corrupción en las instituciones. Nadie se atreve a introducir tal cantidad de droga si no tiene seguridad de que llegará a su destino”, ha denunciado la Asociación Unificada de la Guardia Civil en un comunicado. Encinas abunda: “Hay varios clanes que se están organizando para evitar los vuelcos - robos de droga entre bandas- y optimizar recursos”.

De las más de 30 organizaciones que asociaciones antidroga estiman que existen en la comarca, la AUGC sospecha que es la banda de los Castañitas (liderada por los hermanos Antonio y Francisco Tejón Carrasco) la que se está “encargando de unificar a las pequeñas bandas que existen en la zona para evitar conflictos entre ellos”. En una comarca con cifras de paro que rebasan el 30%, el narcotráfico se ha extendido como una vía fácil de ingresos. Tan solo en La Línea, el narco se ha hecho fuerte en los barrios desfavorecidos de La Atunara, San Bernardo y Los Junquillos. También se hace ya visible en localidades cercanas, como Algeciras. “Mucho estaba tardando ya en llegar a otros puntos”, reconoce uno de los agentes que lucha contra el tráfico de hachís.

La alarma despertada tras la muerte del menor por un posible enfrentamiento entre clanes de la droga ha puesto la lupa sobre dos potentes bandas: Los Pantoja y los Castañitas. Los primeros, a quien pertenece el padre del niño fallecido, son estrechos colaboradores de Abdellah El Haj, el ‘Messi’ del hachís, retirado de la primera línea tras su detención y puesta en libertad. Los segundos, a quienes podría pertenecer el piloto autor de la muerte, son los que justo se están encargando de “la unión de diferentes clanes menores con un mismo objeto delictivo”, reconoce Encinas.

Esta modificación de modus operandi de las mafias supone un verdadero cambio de paradigma en una zona en la que coexistían multitud de pequeñas bandas familiares de pocos componentes. Sin embargo, Zoido niega la mayor y desmiente que se pueda ya hablar del primer cártel andaluz de la droga. “Puedo comprender que lo niegue porque parece que se genera alarma social, pero una cosa es no querer crearla y otra muy distinta es no reconocer la realidad”, remacha contundente el secretario de AUGC en Cádiz.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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