Las condiciones internacionales a la banda
El Grupo Internacional de Contacto puso tres condiciones a ETA: que su desaparición sea clara y creíble, que reconozca el daño causado a sus víctimas y les pida perdón
El Grupo Internacional de Contacto (GIC), liderado por el abogado surafricano Brian Currin, el soporte internacional del que dispone ETA para avalar su disolución el 4 de mayo en el sur de Francia, puso tres condiciones a la banda terrorista para comprometerse: que su desaparición sea clara y creíble, que reconozca el daño causado a sus víctimas y les pida perdón.
Para el GIC, ETA ha cumplido la segunda y tercera condición, pese a sus deficiencias como la distinción entre el “perdón” a sus víctimas “accidentales” y el “Importar varias fotosrespeto” a las víctimas seleccionadas. ETA realizó esta distinción, que ha irritado justificadamente a sus víctimas, inspirándose en el pronunciamiento del IRA de julio de 2002 en el que diferenció entre “muertos y heridos no combatientes”, a los que pidió perdón, de los “combatientes”.
Respecto a la primera condición, el GIC tiene garantías de que ETA hará un pronunciamiento creíble y contundente de su desaparición. De ahí su compromiso, ratificado por su representante este lunes en Bayona, el ex secretario general de Interpol, Ray Kendall. El GIC y el Gobierno vasco no se aferran a la palabra disolución. “Es muy sencillo. ETA sólo tiene que decir que desde hoy ya no existe. Llámale a eso como quieras. Disolución, desaparición, desmovilización”, decía ayer el secretario de Paz y Convivencia del Gobierno vasco, Jonan Fernández. Es previsible que utilice “desmovilización”, avalada por la ONU en el fin de otros movimientos armados, y la refuerce con expresiones como “desaparición” que utiliza el líder de Sortu, Arnaldo Otegi.
Una de las diferencias entre la disolución de ETA y la del cese definitivo del terrorismo, en octubre de 2011, es el escenario. Esta vez se celebra en el sur de Francia mientras que en 2011 fue en San Sebastián (España). En 2011, el Gobierno de Zapatero autorizó el acto con representación internacional. Esta vez, dicha representación ha decidido celebrar el acto en Francia y no arriesgarse a una prohibición del Gobierno de Rajoy. Asimismo, la representación internacional se ha planteado intervenir tras la declaración de ETA para hacer más creíble su desaparición. Aunque parece que, finalmente, seguirá el procedimiento de 2011. Hablará el 4 de mayo, delante de ETA.
La presencia internacional en San Sebastián para pedir a ETA que cesara el terrorismo originó en 2011 un escándalo político-mediático que esperemos que no se repita. Como dijo el entonces ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba: “Si todo el precio que hay que pagar a ETA para que abandone el terrorismo es el del billete de avión de Kofi Annan, estoy dispuesto a ponerlo de mi bolsillo”. ETA acabó el terrorismo en 2011 sin lograr ninguno de sus objetivos políticos y hoy el acompañamiento internacional en su disolución no suaviza su impresentable historia: el 92% de los asesinatos que cometió fueron en la Transición y la democracia.
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